La economía española crecerá un 3,4% este año y un 3,0% en 2016, según las nuevas estimaciones publicadas esta mañana por el Banco de España. Estas previsiones optimistas se mantienen en el mismo nivel que la entidad marcó en junio, aunque su composición ha cambiado. Una vez más, el país vuelve a las andadas y, una vez que lo peor de la crisis ha pasado, vuelve a basar su crecimiento en la demanda interna.

El nuevo cuadro de previsiones se basa sobre un fuerte aumento del gasto público para este año. Si en junio el Banco de España esperaba un avance del gasto público del 0,1%, ahora espera un crecimiento del 1,1% respecto al año anterior. En sólo tres meses, la institución ha detectado que el gasto público será en torno a 2.230 millones de euros mayor del esperado y que se escapa a la estimación que aparece en los distintos Presupuestos.

El avance del gasto público se enmarca en un año con un calendario electoral muy cargado. Las elecciones autonómicas y municipales de mayo, las catalanas de septiembre y las generales de diciembre... Un cóctel que ha traído aparejado un aumento de la contratación pública y del gasto de las administraciones. Este avance se frenará en 2016, según estima el Banco de España, ya que proyecta un crecimiento del 0,3%.

Vuelta a las andadas

Todos los sectores de la demanda interna contribuirán de forma positiva este año al crecimiento, lo que tiene una consecuencia negativa: el fuerte aumento de las importaciones. La institución estima que la contribución al PIB de la demanda exterior neta será negativa este año y el próximo, ya que las importaciones crecerán más rápido que las exportaciones. En concreto, las importaciones aumentarán este año un 6,3%, mientras que las exportaciones avanzarán un 4,9%, según estima la institución.

Una vez más, el empuje de la economía nacional se traduce en un fuerte aumento de la demanda interna que tira del PIB, pero que amenaza el equilibrio de la balanza por cuenta corriente conseguido durante los años de la crisis.

Si en junio la entidad esperaba una contribución neta de la demanda exterior del 0% para este año y del 0,1% para 2016, las nuevas proyecciones apuntan a un impacto negativo del 0,3% en cada uno de los dos años.

Un descenso que se cubre con el avance en las previsiones del gasto público y también la inversión. El mayor avance respecto al cuadro de estimaciones de junio es el de la inversión en bienes de equipo y activos inmateriales, que avanzará este año un 9,8% respecto al 8,8% estimado hace tres meses.