Pedro Sánchez, en un mitin en Toledo la semana pasada.

Pedro Sánchez, en un mitin en Toledo la semana pasada. EFE

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Sánchez insiste en disparar contra Rajoy al margen de que se traduzca o no en votos

El PSOE, contento por la beligerancia de su líder. El PP, ofendido. Podemos y Ciudadanos reprochan a ambos su dureza.

16 diciembre, 2015 02:16

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Cuando muchos daban por descontado su efecto, el discurso anticorrupción rearmó éticamente a Pedro Sánchez. Todo el PSOE jaleó este martes la actuación de su líder, que en el cara a cara logró dar un meneo a un navío del PP que hasta entonces navegaba plácidamente hacia una victoria descontada por todas las encuestas.

La reacción de PP, Ciudadanos y Podemos fue inmediata. Mientras que los populares criticaron el "macarrismo político a la desesperada", en palabras de Soraya Sáenz de Santamaría, los emergentes compararon a Sánchez con Rajoy y reprocharon a ambos su tono. Albert Rivera aseguró que "nunca llegaría a insultar a Rajoy como hizo Sánchez". "A los ciudadanos les gusta el juego limpio: el 'y tú más' ya no lo aceptan los ciudadanos", dijo por su parte Pablo Iglesias. 

En un mitin en Badajoz, este martes por la noche, Sánchez volvió a la carga y aseguró que "Rajoy no es libre para luchar contra la corrupción" porque "es prisionero de los papeles de Bárcenas". El expresidente Felipe González, que actuaba como telonero, criticó a los adversarios del PSOE y al PP en particular porque "tienen la piel muy sensible".

El PSOE creyó ganar el debate, pero duda sobre si la traducción en votos será realmente considerable. El debate gustó al líder de los socialistas catalanes, Miquel Iceta, uno de los que necesitaban un chute de autoestima. Según varias encuestas, el PSC podría quedar (esta vez sí), por detrás de En comú podem, la marca de Podemos y Ada Colau. "El 20-D debemos decirle a Rajoy la que fue su mejor frase en el cara a cara:'Hasta aquí hemos llegado".  "Ayer vimos a un presidente ya de salida y a un presidente de entrada, que fue Pedro Sánchez", dijo por su parte Patxi López, uno de los próximos a Sánchez. "Hoy es un buen día para los socialistas. Por fin conseguimos que el presidente diera la cara", dijo por su parte Manuel de la Rocha, secretario de Economía de la Ejecutiva socialista.

Los socialistas creen que, en líneas generales, el debate le ha salido bien a Pedro Sánchez. Puede servir para consolidarlo en la semana decisiva de la campaña, en la que tradicionalmente el PSOE dice crecerse. “Hemos visto a un candidato solvente, un candidato a número uno. Los emergentes luchan por la tercera y cuarta posición”, en palabras de Sara Hernández, líder de los socialistas en Madrid.

¿El golpe de efecto deseado?

Hasta ahora, Sánchez había protagonizado una campaña en la que no había cometido ningún error de bulto que lo apartara definitivamente de la carrera. Además, el fin de semana se comprobó en los mítines de Sevilla y Valencia que el PSOE tiene una puesta en escena de unidad de todo el partido inaudita en el último año. Pero nada de eso había sido suficiente. Las encuestas y los zarpazos de Albert Rivera y Pablo Iglesias han erosionado gravemente el espacio electoral socialista por el centro y por la izquierda.

Si a la campaña de Sánchez le faltaba un punto de inflexión, en el PSOE se agarran al debate como un clavo ardiendo. Le faltaba un golpe de efecto y los suyos creen haberlo logrado con un debate sin rastro de partidos emergentes. Frente a Rajoy y en ausencia de Pablo Iglesias o Albert Rivera, Sánchez se mostró como un candidato implacable, más joven y sin un pasado tan pesado.

“Puede que frenemos la caída y recuperemos votos”, aseguraba a EL ESPAÑOL un veterano dirigente, hasta ahora muy preocupado por el rumbo de la campaña electoral. “Hemos colocado nuestros mensajes y nos hemos reconciliado con nuestro pasado más inmediato. En comparación con estos cuatro últimos años, los socialistas ganamos”, aseguraba otro socialista cercano a Sánchez. “Le hemos pillado en muchas mentiras, como la del rescate o la prestación a los parados, y ha perdido los nervios. Eso tiene impacto”, reconocía un socialista de una federación crítica con la Ejecutiva.

A pesar del balance positivo que hacen los socialistas, muchos comentaban después del debate los dos grandes inconvenientes: un formato muy antiguo, que no parecía de 2015, y lo bronco que fue a veces el encuentro, con muchos ejemplos del “y tú más” que tanto critican los partidos emergentes.

"Se puede entender arisco o con cierta violencia verbal, pero la realidad no es triste, es la que es”, en palabras de Ximo Puig, presidente de la Generalitat valenciana. “Soy muy partidario de la pasión, pero de la pasión con cortesía. El trasiego de adjetivos no es lo que más me divierte; no soy muy partidario de poner la mesa llena de adjetivos", dijo por su parte el exministro Ángel Gabilondo, portavoz socialista en la Asamblea de Madrid. Y palabras gruesas hubo por ambas partes. “Los que han ganado el debate son Rivera e Iglesias”, decía un candidato crítico con Sánchez en conversación con este diario.

"Ganaremos si seguimos movilizados"

Sin embargo, es obvio que el debate ha supuesto un revulsivo para la campaña de Sánchez. Según aseguraban fuentes de la estrategia socialista este domingo, “hasta el miércoles no habíamos entrado en campaña”. El equipo del candidato reconocía haberse sentido eclipsado por asuntos ajenos a la campaña, como Cataluña y el terrorismo yihadista, erosionado por los ataques de Rivera e Iglesias y falto de espacio por el puente de la Constitución.

Ahora, en esta semana en la que no habrá encuestas que cada día enfríen las expectativas socialistas, el equipo de campaña de Sánchez confía en remontar. "Estamos haciendo la mejor campaña, ganaremos si seguimos movilizados", confió Sánchez en una carta enviada este martes a la militancia.