Ya veremos hasta dónde es posible recomponer las relaciones entre el nuevo secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, y el presidente de Castilla-La Mancha y líder regional del partido, Emiliano García-Page, pero parece muy claro que, al margen de eso, los socialistas castellano-manchegos van a buscar listas de unidad de cara a los próximos congresos del partido (federal, regional y provinciales) y que quieren terminar ya con los líos y divisiones internas. La batalla de los últimos meses, encarnizada entre los seguidores de Susana Díaz y los de Sánchez, ha sido traumática y rompedora, y muchos socialistas de la región creen necesario empezar a curar las heridas y abrir un nuevo tiempo de mayor unidad.

No está claro que esta costura interna sea posible, pero en el PSOE de Castilla-La Mancha hemos detectado un ambiente de reconciliación que tal vez se pueda extender y cerrar filas en torno a este nuevo tiempo. Los socialistas quieren promover listas de unidas en las cinco provincias castellano-manchegas y establecer acuerdos entre corrientes que diseñen una nueva correlación de fuerzas y firmen la paz interna. La primera prueba de fuego vendrá con el congreso federal de junio, que se prolongarán en julio al congreso regional y posteriormente a los provinciales. Tanto los partidarios de Sánchez como los de Susana quieren unir ahora sus fuerzas y se percibe una intención de mantener su apoyo a Page sin maniobras de desestabilización.

Aunque el propio presidente de la Junta ha dejado en el aire sus futuro político, se espera internamente que vuelva la estabilidad tanto el Gobierno regional como al partido y se pueda terminar con normalidad la legislatura autonómica. Pedro Sánchez ha asegurado que no va a desestabilizar a sus barones en sus respectivos territorios y que apoyará sus gobiernos, una voluntad que en Castilla-La Mancha se pretende aprovechar en forma de listas de unidad. Parece posible.