En los corrillos financieros ya no se habla si el mercado podrá recuperar las pérididas que ha sufrido hasta ahora. El debate no es si será un buen año o un mal año; las dudas están en si será un mal año o un muy mal año. Malos augurios para el mercado.

El Ibex cierra el viernes con un descenso del 2,78%. De este modo, cierra su cuarta semana consecutiva en rojo, esta vez con unas pérdidas del 4,1% en plena vorágine bajista del mercado. El selectivo ha roto en el cierre semanal el nivel de los 8.600 puntos por primera vez desde septiembre de 2013, hasta cerrar en 8.546 puntos. Los analistas ya empiezan a valorar posibles soportes que frenen este desplome: en el año ha perdido ya un 10,5% lo que convierte a este enero en el segundo peor de toda la historia del Ibex… y eso que todavía queda medio mes más de incertidumbre.

El problema de hoy es mucho mayor, ya que este descenso de las bolsas no se cimienta en China, ni en los estímulos monetarios, ni siquiera en el pesimismo de los inversores: se sostiene sobre el único pilar que generaba optimismo, la economía estadounidense.

EEUU no es inmune

Las ventas minoristas cayeron un 0,1% en diciembre, la encuesta manufacturera de Nueva York se desplomó 19,37 puntos, cuando los economistas encuestados por Bloomberg esperaban un descenso de 4 puntos, la producción industrial se contrajo un 0,4% mensual cuando los expertos esperaban una caída del 0,2%... Estos datos, y otros más conocidos hoy han alertado a los inversores. ¿Con cuánta fuerza está creciendo realmente EEUU? Miedo y más miedo.

Ante estos malos datos, Wall Street vive una sesión negativa que ha contagiado al resto de Europa. El Dow Jones cede más de un 2% y se aproxima al nivel de los 16.000 puntos y el S&P 500 se deja casi un 2%.

Por si las noticias malas fuesen pocas, las revisiones en las previsiones de beneficio están recortándose al mayor ritmo desde 2009. El índice que elabora Citi con las revisiones de la estimación de beneficio para las compañías globales caen a ritmos del 0,4%, lo que también pone en duda los fundamentales de las bolsas.