Benimantell (Alicante) es el escenario que Daniel Mayo escogió para lanzar su proyecto hotelero desmontable, sostenible y de lujo. Una experiencia dirigida a un público adulto y necesitado de naturaleza y silencio. En sus dos años de vida, el primer hotel paisaje de España, el Vivood Hotel Landscape, ha acumulado una decena de premios, más de 21.000 huéspedes y una facturación que supera los dos millones de euros.

Las 25 suites que forman el hotel se instalaron en una parcela de 84.000 metros cuadrados en el valle de Guadalest. Sin sacrificar las comodidades, el alojamiento está totalmente integrado en la naturaleza, pero toda la instalación puede revertirse. Ese es su compromiso de respeto medioambiental. El hotel Vivood vende evasión, naturaleza y una experiencia diferente. Cuando plantearon el concepto, se pensó que funcionaría especialmente bien con clientes extranjeros pero se vieron gratamente sorprendidos por la acogida nacional. “Teníamos unas proyecciones conservadoras que han sido superadas, jamás imaginamos que en el mercado nacional había tanta necesidad de experiencias diferentes, de conexión con la naturaleza, de lujo y evasión”, explica a EL ESPAÑOL Daniel Mayo, director general y fundador de Vivood Landscape Hotel.

A nivel anual, la ocupación se reparte prácticamente al 50% entre el cliente nacional y el internacional. Pero el enclave del Vivood, beneficiado del clima templado de Alicante, y su apuesta alejada del ‘sol y playa’ tradicional del Levante, favorecen la desestacionalización. En los meses de primavera y otoño, indica Mayo, con una ocupación de entre el 65%-70%, la mayoría de los clientes son extranjeros. En verano, temporada alta española, la ocupación supera el 90% y el cliente es, sobre todo, nacional.

“Hasta que el cliente internacional nos ha conocido, el nacional nos ha dado la vida. Han asimilado muy rápido este tipo de lujo, perceptivo, y lo han comprado. No se paga por el tamaño de una habitación, sino por los sentimientos que percibes al alojarte aquí, con el cantar de los pájaros y el atardecer”, indica el fundador del hotel.

“Hasta que el cliente internacional nos ha conocido, el nacional nos ha dado la vida". 

Esta exclusividad y lujo se orienta al cliente adulto que busca un remanso de paz. Esta apuesta les alejaba de una gran porción del mercado turístico. Como explica Mayo, eran conscientes y los analistas del sector advertían de los riesgos, pero como dicen en su familia y él ha podido corroborar en este tiempo en Valencia, “más vale apostar por un pedazo pequeño de la tarta y ser el número uno, que intentar abarcar demasiado y quedarte en un punto mediocre”. El fundador de Vivood señala que, en perspectiva, aunque se saque de la ecuación a las familias, la porción del mercado en la que se quedan supone en realidad miles de clientes, “suficientes para llenar un centenar de hoteles”.

Se trata, además, de dar coherencia al planteamiento global del proyecto. “El tipo de cliente, la música que se escucha en el hotel, la gastronomía, las actividades complementarias… Era algo fundamental para que esta empresa pasara de ser un hotel con camas a una promesa de bienestar, algo con lo que puedes estar o no de acuerdo, pero te alineas”, subraya Mayo.

La buena acogida le hace pensar firmemente que tienen espacio para seguir creciendo. “La ocupación nos dice que hay demanda. Rozando prácticamente el lleno, vemos que hay opciones para ampliar”, señala. La intención es que Vivood sea una red de hoteles de estas características, pero “en los tiempos adecuados”.

CRECIMIENTO SENSATO

Cuando Vivood abrió sus puertas en junio de 2015 marcaron una hora de ruta: tres establecimientos más en cinco años. Mayo confirma que el plan sigue en marcha y que ya se están dando “los pasos adecuados para conseguir ese objetivo”. “Estamos buscando nuevas parcelas y trabajando en el planteamiento de ampliación de este hotel”, indica el arquitecto.

Para la nueva ubicación tienen en cuenta todo el panorama nacional. Ante la complejidad que supone construir un hotel en la naturaleza, el equipo de Vivood trabaja en varias opciones en paralelo y, “con sensibilidad, se van presentando para ver dónde encajan”.

Mayo, sin embargo, no separa los pies del suelo ni un centímetro. “(Crecer) es un sueño muy bonito, pero lo más importante es que nuestro cliente de hoy disfrute y quede satisfecho”, enfatiza. “Tengo un equipo increíble que trabaja en esa dirección, pero encontrar financiación y crecer… si no se sostiene con ser el número uno en servicio al cliente y satisfacción, no tiene sentido”.

El equipo de arquitectos de Vivood en las instalaciones del hotel.

El equipo de arquitectos de Vivood en las instalaciones del hotel.

En 2016, el primer ejercicio completo del hotel, lograron facturar más de 1,3 millones. La cifra supone el triple ingresos del segundo semestre de 2015, el primero en actividad. Aunque las cosas marchan bien y se da por alcanzado el ‘break even’ del negocio, el resultado global todavía está en rojo (con pérdidas de algo más de 59.000 euros), pero el director general y fundador de Vivood lo tiene claro: la rentabilidad está cerca. “En 2017 vamos a facturar más que el anterior, llegará este año”, responde.

Mayo reconoce que desde el extranjero ya han tocado su puerta, sobre todo desde Sudamérica, un mercado que a nivel turístico tiene mucho movimiento. Pero en este momento no están interesados. “Tenemos suficiente con el panorama nacional. Hay que tener los pies en el suelo”, remata.

DE LAS CASAS DESMONTABLES AL TURISMO DE EXPERIENCIA

Lo que hoy en día es el primer hotel paisaje de España nació de un proyecto algo distinto. ¿Cómo pasa un arquitecto a ser hotelero? Con las ideas claras, tesón y una camioneta en la que quepa una casa montada para recorrer los 600 kilómetros que separan Segovia de Valencia.

Hace una década, cuando Mayo aún estudiaba Arquitectura, diseñó junto a un compañero un modelo de casa de madera desmontable. La idearon como vivienda de emergencia tras una catástrofe natural y, aunque se llegó a comercializar para otros usos -por ejemplo, como habitación de invitados instalable en el jardín-, años más tarde, Mayo acabaría dando una vuelta de tuerca a la idea y reorientó el proyecto hacia el turismo.

El punto de inflexión llegó en 2013. Hacía un tiempo que Daniel Mayo estaba solo al frente de un proyecto que ya sustentaba un estudio científico y que le había traído premios y una patente para su alojamiento de diseño plegable. Este arquitecto segoviano estaba dispuesto a buscarse la vida en cualquier punto del mundo cuando apareció Lanzadera, el programa para emprendedores que respalda el presidente de Mercadona, Juan Roig.

En 2013, Mayo fue seleccionado para entrar en Lanzadera, el programa para emprendedores que respalda el presidente de Mercadona, Juan Roig. A través de la sociedad Angels Capital, de Roig, logró una inyección de 1,2 millones.

“Me presenté a la primera edición y competí con 4.200 personas. Seleccionaron 15 proyectos y, por suerte, estuve entre ellos”, explica Mayo. ¿Un subidón? “Desde luego”, dice con una sonrisa que puede sentirse desde el otro lado del teléfono. “Cuando salió Lanzadera, fui con todo. Sabía que era eso o nada. Cogí todo el dinero que tenía ahorrado de los concursos, construí una casa, la puse en un camión y me fui con él desde Segovia a Valencia, a la final”. Esta declaración de intenciones le aseguró un puesto entre los jóvenes emprendedores seleccionados por el programa que tiene como meta contribuir a la creación de empresas con un modelo de negocio sólido y que aporten valor a la sociedad.

Los doce meses que estuvo en la sede de Lanzadera, en Valencia, fueron clave para el nacimiento del hotel. “Tenía un sistema patentado de casas desmontables, pero cuando llegué me di cuenta del potencial que tenía el turismo”, afirma. “Vender casas está bien, pero lo que realmente enamora es el sueño de la experiencia única”. En mitad del programa, Mayo decide cambiar el modelo de negocio. Presenta el nuevo plan a los cuatro empleados que ya tenía y a sus asesores en el programa, que más tarde serían sus inversores. Aunque al principio “se pensaron que me había vuelto loco”, recuerda, “vieron que iba en serio y apostaron por mi. Sabían que era una apuesta segura porque matábamos por ello”.

Daniel Mayo,  director general y fundador de VIVOOD Landscape Hotels.

Daniel Mayo, director general y fundador de VIVOOD Landscape Hotels.

De Lanzadera salió con una inyección de casi 1,2 millones de euros y el desafío de poner en marcha el hotel cuanto antes, para empezar a ingresar dinero. La inversión llegó a través de Angels Capital, la sociedad de inversión de Roig para apoyar el desarrollo empresarial en la Comunidad Valenciana, que entró en el accionariado de Vivood mediante una ampliación de capital. Según datos del Registro Mercantil, ostenta una cuota del 63,2%.

¿Cómo es la relación con esta sociedad? “Muy positiva”, responde Mayo sin titubeo. “Tenemos la suerte de que nuestro inversor es un privado con una filosofía muy marcada y que sus exigencias es que se cuide al trabajador, a la sociedad local, generar economía y cumplir la ley”. Defiende que la relación no es la “convencional” con un fondo de inversiones y que juega un importante rol a la hora de contrastar ideas. “Para mi, es una suerte que mi inversor principal esté más preocupado por si cuido al cliente que por los beneficios que vamos a dar a final de año”.

Con este apoyo y una línea de acción clara, el hotel Vivood va abriéndose camino en el panorama nacional e internacional. El equipo apuesta también por los eventos de empresa, un nicho en el que seguir creciendo siempre alineados con sus valores y que han denominado 'slow MICE' -acrónimo en inglés para el turismo de negocios-. "Las empresas también buscan hacer eventos para sus ejecutivos en sitios singulares, donde además de la comodidad transmitan una idea sobre los valores que defienden en su firma", indica el director general del hotel.

Este octubre, con motivo de la celebración del Año Internacional del Turismo Sostenible, Vivood acogerá el primer Congreso Mundial de Hoteles Paisaje en el que se debatirá sobre las tendencias del sector, la arquitectura y la generación de experiencias.