El pulso entre Bruselas y Google por supuestas prácticas monopolísticas, que dura ya siete años, todavía no ha llegado a su capítulo final. El gigante informático ha dicho este martes que sopesa recurrir la multa récord de 2.420 millones de euros impuesta por la Comisión por considerar que se basa en pruebas erróneas. Una apelación ante el Tribunal de Justicia de la UE prolongará el procedimiento al menos otros dos años.

"Estamos respetuosamente en desacuerdo con las conclusiones anunciadas hoy. Vamos a revisar la decisión de la Comisión en detalle y consideraremos apelar y continuar exponiendo nuestros argumentos", ha dicho el vicepresidente de Google y responsable de su departamento jurídico, Kent Walker, en un comunicado.

Google discrepa en particular del análisis del mercado que ha realizado el Ejecutivo comunitario. A su juicio, no puede hablarse de abusos monopolísticos en un mercado en el que debe competir con otros gigantes como Amazon o eBay. "Con sus herramientas de comparación, reseñas, millones de vendedores y un amplio abanico de productos, desde zapatillas a alimentos, Amazon es un rival formidable", ha señalado Walker. 

La clave es la innovación

El gigante informático sostiene además que no hay pruebas de que exista una correlación entre las mejoras introducidas en Google Shopping y la pérdida de tráfico de comparadores de precio rivales. "Nuestra capacidad de hacerlo tan bien no se basa en que nos demos un trato favorable a nosotros mismos o a un determinado sitio o a un determinado vendedor. Es el resultado de trabajo duro e innovación constante, basada en las respuestas de los usuarios", asegura el representante de Google.

Google Shopping

Independientemente de que presente o no un recurso, el gigante informático deberá abonar la multa. Además, la Comisión le ha dado un plazo máximo de 90 días para que ponga fin a sus prácticas y trate a todos los comparadores de precios en pie de igualdad al mostrar resultados de búsquedas. Google no descarta suprimir incluso este servicio como forma de cumplir las órdenes de Bruselas.