La mayoría (60%) de los empresarios europeos quiere “más Europa”, pero un 51% de ellos piensa que la Eurozona puede desaparecer tal como la conocemos. Esta pesimista opinión forma parte del “equilibrio inestable” en que se encuentra el proyecto europeo y que ha recogido el estudio de MacKinsey Global Institute European Business: Overcoming uncertainty, strengthening recovery.

El estudio se ha elaborado consultando a 2.000 empresarios de Alemania, Francia, Italia, España, Polonia y el Reino Unido. Las empresas han sido clasificadas en tres grupos: “de altos vuelos” (firmas que esperan que sus beneficios crezcan más del 5% este año y que son el 19% de la muestra), “que avanzan” (en beneficios en 2016 y que esperan un prudente incremento de ingresos y son el 46%) y “atrasadas” (estaban en pérdidas en 2016 y no esperan mejorar y que son un 35%).

Jean Claude Juncker, durante su discurso sobre el Estado de la UE en Florencia a comienzos de mayo de 2017.

Jean Claude Juncker, durante su discurso sobre el Estado de la UE en Florencia a comienzos de mayo de 2017.

El sondeo preguntó por cinco escenarios posibles:

  1. a) Desaparición de la Unión Europea (UE) y de la Eurozona
  2. b) Mantenimiento de la UE y reducción de la Eurozona.
  3. c) Mantenimiento de la UE y ruptura de la Eurozona.
  4. d) Mantenimiento de la UE tal como está.
  5. e) La UE avanza en una mayor integración.

Los cinco escenarios del estudio no coinciden exactamente con los que ha planteado el Libro Blanco de la Comisión Juncker en marzo porque éste no contempla la posibilidad de una desaparición de la UE (aunque sí que ésta tenga menos atribuciones).

Incertidumbre sobre el futuro político de la UE

Las opiniones sobre el futuro están muy divididas. Si se excluye a los empresarios británicos, sólo el 49% de los europeos cree que se mantendrá el statu quo o se profundizará la integración europea. Más de la mitad (51%) apuesta por cambios profundos: un 16% cree que la UE y la Eurozona desaparecerán y un 35% que la UE se mantendrá pero que la Eurozona se hundirá o reducirá.

Cuando se pregunta sobre el impacto de estos escenarios en sus negocios, un 59% de los empresarios (excluidos los británicos) dicen que el mantenimiento del statu quo o la mayor integración les vendría bien, mientras que el 12% afirma que lo mejor para ellos sería que la UE y la Eurozona desaparecieran. Un 28% asegura que les iría bien si se mantuviera el mercado común, pero la Eurozona desapareciera o menguara.

Estos resultados indican que en el mundo empresarial reina una gran incertidumbre sobre el futuro de la UE y, sobre todo, por el de la Eurozona. Sin embargo, la mayoría afirma que la UE ha sido beneficiosa para sus negocios frente a los que dicen que no (56% v/s 11%) y quieren “más Europa” y no menos (65% v/s 35%).

La UE no es un entorno amistoso con las pymes

Según el estudio de McKinsey, Bruselas parece estar muy alejada de las pymes. Es significativo que las empresas “de altos vuelos” son las más numerosas (67%) a la hora de considerar positivamente el impacto de la UE en su actividad, mientras que las “atrasadas” (con un 41%) son las que menos. Las empresas grandes (de más de 1.000 trabajadores) también ven con más simpatías a la UE que las microempresas (menos de 9 trabajadores), donde sólo un 37% lo hace.

El trabajo encuentra algunas correlaciones entre las opiniones de los empresarios europeos y las tendencias globales. “Por ejemplo”, afirma, “los empresarios preocupados por el auge del populismo son los que más creen que la UE debe perseverar en sus esfuerzos de mayor integración, mientras que aquellos que perciben negativamente el incremento del número de refugiados le dan más crédito a los escenarios sobre una potencial ruptura de la UE”.

Críticas al funcionamiento de las instituciones

También es significativo que, pese a la buena opinión sobre el impacto de la UE en sus negocios, los empresarios son muy críticos respecto del funcionamiento de las instituciones europeas. Las empresas de Francia, Polonia y España son las más críticas con Bruselas, aunque Italia y España, junto con Polonia, coinciden en que sus instituciones nacionales son todavía peores.

En este terreno, se aprecia una divergencia en las opiniones de los empresarios españoles que en todos los capítulos se muestran más europeístas que los demás.   

Respeto a las tendencias mundiales, el estudio demuestra que los empresarios europeos se muestran optimistas respecto a la digitalización (las firma más grandes más optimistas que las pequeñas) y la creciente importancia de los países emergentes. En cambio, ven negativamente otras macrotendencias como el auge de los populismos, la creciente desigualdad y la inestabilidad geopolíticas que juzgan que serán negativas para sus actividades. Un tercio de los encuestados cree que si otro país se marcha de la UE, eso será negativo para sus intereses.

Las inversiones tienen memoria

Las empresas manufactureras y las utilities (servicios públicos) son las que ven de manera más optimista las diversas tendencias globales, mientras que las del sector servicios son las más pesimistas

Respecto de las decisiones de inversión, el estudio ha encontrado algunas interacciones llamativas. El elemento determinante más poderoso del crecimiento de la inversión en la UE ha sido históricamente el incremento de los flujos de caja (cash flow). Pero a un segundo y tercer nivel aparecen pequeños subgrupos entre los encuestados que indican que aquellos que han logrado beneficios de su pertenencia a la UE tienen mayor propensión a invertir que los que no.