El consejero delegado de Huawei, Tony Jin Yong, ha conseguido convertir a la compañía en una de las empresas tecnológicas que mayor facturación registra en España. Huawei logró superar durante el pasado ejercicio 2016 la barrera de los 1.000 millones de euros. En tan sólo dos años ha multiplicado por dos esa cifra, con la venta de dispositivos, la provisión de redes de telecomunicaciones y la prestación de servicios a empresas.

Esta última línea de negocio, que ya representa más del 10% del total, es una de las que más está creciendo. De hecho, la compañía ha desvelado que crece en España a un ritmo muy superior que en el resto de países: un 70% más durante el pasado ejercicio.

Cuando, en octubre de 2015, Josu Jon Imaz presentaba el plan estratégico de Repsol entre 2016 y 2020, el consejero delegado de la petrolera presidida por Antonio Brufau se cuidó muy mucho de reiterar la intención de gestionar el grupo sobre un precio medio del barril de crudo de 50 dólares. Si subía de ese umbral, miel sobre hojuelas. Si bajaba, se activarían palancas, como la venta de activos, para equilibrar las cuentas. En los tres meses posteriores a esa presentación, con el precio del Brent desplomándose un 40%, de 49 a 29 dólares, muchos pusieron en duda que se pudieran cumplir los objetivos del escenario malo. Imaz no se alteró lo más mínimo.

Con el paso de los meses, el mercado empezó a darle la razón a su promedio. Después del verano pasado, el precio se recuperó. Superó con creces esos 50 dólares y llegó a acariciar los 60. Ahora, vuelve a estar ligeramente por debajo del umbral clave, pero el precio medio no parece estar en cuestión. En él confía la petrolera para autofinanciar su plan y obtener una caja final de 10.000 millones, a través de un flujo operativo tras impuestos de unos 32.000 millones de euros. ¿Cómo? Con 5.000 millones de gastos financieros, 6.200 millones de desinversiones y un nivel de inversiones de unos 23.000 millones. Las cuentas del primer trimestre de 2017 han legitimado la cordura del plan de Imaz.