Martin Hellwig, director del Max Planck.

Martin Hellwig, director del Max Planck. S. M.

Economía Martin Hellwig

“Los políticos piensan que los bancos son una fuente de recursos más que de riesgos”

El director ejecutivo del Instituto Max Planck alerta de los riesgos latentes de la banca para la economía real.

14 agosto, 2016 00:36
Berlín

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El sistema financiero vive en la cuerda floja. Así lo cree Martin Hellwig (Düsseldorf, 1949), director ejecutivo del prestigioso Instituto Max Planck para la Investigación de Bienes Colectivos, con sede en Bonn. Para él, los últimos test de estrés realizados a la banca europea, un ejercicio que califica de “shock construido cuidadosamente”, no ofrecen resultados relevantes. A su entender, no responden a las preguntas importantes. Por ejemplo, “cuántos esqueletos siguen teniendo los bancos en sus cuentas”, dice en su entrevista con EL ESPAÑOL.


La descripción de las instituciones financieras que se destila de las observaciones de este economista alemán es poco halagüeña. En ella, los bancos son empresas que viven al 97% de prestado, asumiendo muchos riesgos con la seguridad de que los gobiernos terminarán rescatándolas de nuevo si fuera necesario.


Hellwig, coautor del libro “El traje nuevo del banquero” (Ed. Antoni Bosch, 2013) junto a la estadounidense Anat Admati, profesora de finanzas y economía en la Universidad de Stanford, cree posible que haya que financiar de nuevo con dinero público grandes bancos si la situación lo requiere, algo especialmente preocupante, porque hay motivos para pensar que la crisis no ha terminado. Ésta “todavía está ocurriendo”, asegura Hellwig.

Los últimos test de estrés a la banca en Europa dejaron mucha inquietud en el mundo de las finanzas. ¿Cuál es su opinión sobre los resultados de esas pruebas?

No creo que los resultados revelaran mucho. La cuestión importante no es pensar si los bancos pueden aguantar un shock construido cuidadosamente. La cuestión importante es cúantos esqueletos siguen teniendo los bancos en sus cuentas. Ejercicios como los test de estrés no dicen nada al respecto. Hasta donde yo he entendido, no hubo análisis de la calidad de los activos, a diferencia de lo que se hizo en 2014. En Italia, por ejemplo, hay rumores de que los préstamos no rentables alcanzan un valor de 360.000 millones de euros. ¿Es ese número correcto? ¿Todos los 360.000 millones? ¿La mitad? ¿Un cuarto? La respuesta a esta pregunta determina cómo de solventes o de insolventes son los bancos italianos. Los test de estrés no dicen nada al respecto.


España experimentó esto en 2011 y 2012. En 2011, los bancos y las autoridades minimizaron las pérdidas de los bancos con préstamos en el sector inmobiliario. Luego, en abril de 2012, Bankia declaró sus miles de millones en pérdidas y tuvo que ser nacionalizado. Esas pérdidas no aparecieron de repente entre enero y abril de 2012. Esas pérdidas estaban ahí antes, pero nadie quiso mostrarlas o verlas. Sin embargo, esa es la información que se necesita para saber cómo de seguro es un sistema bancario.

Entonces, ¿por qué dieron muestras de nerviosismo los inversores al conocer los resultados de los test de estrés?

Tendría que hacer esa pregunta a los inversores. ¿Qué esperaban? ¿Qué aprendieron? Para mí, no está claro que los test de estrés ofrecieran mucha información nueva. Yo me esperaba estos resultados. Por ejemplo, está claro que Deutsche Bank tiene poco capital propio.

La cuestión importante es cuántos esqueletos siguen teniendo los bancos en sus cuentas

¿Por qué reaccionaron a la baja los mercados ante los resultados de Deutsche Bank si se dijo que en los test de estrés no lo había hecho tan mal?

Los inversores vienen desconfiando de Deutsche Bank desde hace tiempo. Su capital propio se ha mantenido muy bajo. Aumentaron el capital propio en varias ocasiones pero lo vieron desaparecer debido a las pérdidas. En los test de estrés, eso se tradujo en grandes provisiones para afrontar riesgos, haciendo que quedaran con menos de lo necesario para llegar a los niveles de apalancamiento requeridos por los Acuerdos de Basilea III [de regulación bancaria].

¿Cómo podemos saber el valor de los activos de un banco?

Sólo podemos saberlo viendo el precio al que el banco los vende. Para los activos que no venden, es una cuestión de evaluación, algo para lo que el banco tiene una significante flexibilidad. Si un deudor lleva retraso en sus pagos, ¿Cómo podemos prever que, si somos pacientes, acabará pagando? Esta es una decisión que debería dejarse a los responsables del banco, pero en el caso de un banco, la decisión puede estar sujeta a consideraciones externas.


Por ejemplo, si somos un banco y ejecutamos una hipoteca, tendremos que aceptar pérdidas, algo por lo que los mercados y los supervisores pueden castigarnos. Si los bancos tienen miedo de que los mercados y los supervisores reaccionen negativamente, tal vez se limiten a cerrar los ojos diciendo que todo va bien y que no hay problemas.

Si los bancos tienen miedo de que los mercados y los supervisores reaccionen negativamente, tal vez se limiten a cerrar los ojos diciendo que todo va bien y que no hay problemas

Usted propuso que los bancos deberían tener un capital propio igual al 20% o al 30% del total de sus activos. ¿Cómo de lejos estamos de ese porcentaje?

Muy lejos. De acuerdo con los números de test de estrés, en 2015, los bancos españoles estaban entre el 4% y el 6%. Muchos otros bancos, incluido Deutsche Bank, estaban entre el 3% y el 4%. Esto es más que el 3% requerido por los Acuerdos de Basilea III, pero menos que los requerimientos del 6% de las autoridades de Estados Unidos para grandes bancos. Sin embargo, todos estos números hay que cogerlos con pinzas porque dependen de las reglas de la contabilidad. Éstas permiten a los bancos mantener muchos riesgos fuera de sus cuentas, algo simplemente escandaloso.

¿Cree usted que el sistema bancario se ha recuperado de la crisis?

¿A qué crisis se refiere? ¿La crisis global 2008? ¿La crisis irlandesa de 2010? ¿La crisis española de 2012? ¿La crisis griega de 2012 o la de 2015? ¿La rumoreada crisis italiana de 2016? Si pensamos en cada una de ellas de forma aislada, por ejemplo, la crisis de los bancos italianos no tiene algo de lo que recuperarse de 2008. Si las consideramos todas como diferentes aspectos de una crisis general, debido a la sobre-expansión de los bancos y a la falta de precaución de los años anteriores a 2008, la crisis está todavía ocurriendo. Italia o Grecia todavía están viéndose afectadas por las pérdidas de los préstamos hechos durante la excesiva expansión del pasado, por el exceso de deudas y por la falta de crecimiento económico.


En el caso de España, la burbuja inmobiliaria afectó sólo a parte del sistema bancario, pero cuando toda la economía entró en recesión, incluso los bancos que en principio eran sólidos sufrieron debido a que sus clientes con préstamos tenían dificultades para pagar. En los países de la periferia, tenemos un círculo vicioso ya que las recesiones afectaron a los clientes con préstamos, y los préstamos que no rinden hacen daños a los bancos, y los bancos débiles hacen daño a la economía. “'Porque ahí está el dinero', decía un ladrón de bancos para explicar por qué robaba bancos. Los políticos deben decir lo mismo cuando son preguntados por qué se preocupan por los bancos”

Atendiendo a su descripción del sistema financiero, ¿estamos viviendo como trapecistas?

Lo hicimos así mucho antes de la crisis. Entre 1930 y 1970, el sistema era muy estable. Pero esto ha cambiado. Primero porque los macro-schoks, las fluctuaciones en los tipos de interés y en los tipos de cambio, las recesiones y los cambios del precio en el sector inmobiliario se han vuelto más pronunciados. Segundo, porque la creciente competición ha erosionado los márgenes de beneficio de los bancos. Con la globalización y la innovación financiera, la desregulación y los cambios tecnológicos, la competición es mucho más intensa que antes


Si quieres comprar acciones, ya no necesitas un banco, lo puedes hacer por Internet. Esto significa que el banco no puede obtener dinero por la gestión de esas operaciones. En la industria hay ahora muchos más riesgos. Por eso es tan peligroso una estructura de financiación con un 95-97% en préstamos y sólo un 3% o un 5% de capital, o sea, de fondos propios. “En 2008, casi todos los bancos estaban por debajo del 4% de capital propio, algunos incluso por debajo del 2%”

¿Podría explicar eso del 97% de deuda de la estructura de financiación de los bancos?

Si un banco financia un 3% de sus activos con capital propio, significa que toma prestado el 97% restante. Si compras una casa por 300.000 euros y pones 9.000 euros de tu propio dinero, o sea el 3% del precio de la casa, estás tomando prestado 291.000 euros, el 97% del precio. En esa situación, basta una variación del 3% del precio de la casa sirve para dejarte limpio. Por eso un banco nunca te dejará tanto.
Pero los bancos esperan que otros sí le presten tanto, algo que ocurre si luego esperan ser rescatados por el gobierno. En Europa, la expansión de los préstamos fue una forma de hacer crecer a los bancos. En 1998, casi todos los grandes bancos tenían un capital superior al 4% de sus activos. En 2008, casi todos los bancos estaban por debajo del 4%, algunos incluso por debajo del 2%.

¿Por qué es tan complicado lograr que los bancos tengan el 20% o el 30% de capital?

Los banqueros dicen que el capital propio es muy costoso, lo que es cierto. Pero, sobre todo, esperar los rescates de los gobiernos distorsiona el precio de tomar prestado. Los bancos hacen lobby. Y los políticos piensan que los bancos son una fuente de recursos más que una fuente riesgos. Si quieres que los bancos financien tus proyectos, o simplemente el déficit gubernamental, no quieres restringir su actividad. Si luego los bancos tienen problemas, puedes estar seguro de que los electores no entenderán la conexión y culparán a los banqueros – o a la mala suerte – en lugar de culpar tu fracaso por no instalar una regulación adecuada.


Considere el caso de los bancos públicos. En Alemania, las cajas de ahorros o los Landesbanken [bancos de los Länder alemanes] son de los municipios y de los gobiernos regionales. Estas instituciones no quieren lastrar sus presupuestos imponiendo capital en sus bancos pero sí quieren que financien sus proyectos y déficits. 'Porque ahí está el dinero', decía un ladrón de bancos para explicar por qué robaba bancos. Los políticos deben decir lo mismo cuando son preguntados por qué se preocupan por los bancos.

Las instituciones demasiado grandes para caer son peligrosas para el sistema financiero

A otro banco alemán, Deutsche Bank, se le ve, como a muchos otros, como “demasiado grandes para caer”. ¿ Son peligrosas estas instituciones para el sistema financiero ?

Sí. Con algunas instituciones todavía no tenemos un modo de resolver su quiebra sin que se genere una crisis sistémica como la ocurrida con la caída de Lehman Brothers.

¿Por qué ?

Instituciones como Deutsche Bank, BNP Paribas o Barclays tienen todavía operaciones importantes para el sistema bajo diferentes jurisdicciones. Bajo las reglas actuales, la quiebra de un banco así implica a autoridades de diferentes países actuando separadamente. Esto puede destruir las operaciones del banco que se gestionan de forma integrada, como los sistemas de gestión de dinero. Lehman Brothers tenía un sistema integrado de dinero.


Cuando las autoridades británicas entraron en ese banco, descubrieron que no había dinero para mantener actividades sistemas importantes, al menos temporalmente. Hay propuestas para sustituir el sistema actual por uno en el que haya una sola autoridad lidiando con un banco global. Pero, ¿puede usted imaginarse a los estadounidenses confiando en las autoridades europeas con las filiales en Estados Unidos de un banco europeo? Yo no.

Los inversores que están expuestos a las pérdidas de los bancos son políticamente importantes

¿Qué implica esta situación?

Para grandes instituciones bancarias, los gobiernos tratarán de evitar que un banco entre en bancarrota. Bajo el reglamento de la EU, pueden hacerlo facilitando lo que se llama “recapitalización preventiva”, es decir, facilitando capital. A mí esto no me gusta pero una vez que el daño está ahí, tal vez sea preferible a una crisis sistémica. Los gobiernos que no puedan pagar por una medida así – esto es una cuestión fiscal –, tal vez traten de postergar el problema, haciendo como si no existiera.

Entonces, la posibilidad de que los bancos tengan problemas y que las autoridades tengan que poner dinero en ellas sigue ahí.

Sí. Poniendo a un lado los costes de una crisis sistémica, tenemos que pensar en lo político de la cuestión. Los inversores que están expuestos a las pérdidas de los bancos son políticamente importantes. Pueden ser instituciones como las iglesias o las televisiones públicas, que en su día compraron deuda en Hypo Real Estate y que se beneficiaron del rescate del Gobierno alemán en 2008.


También pueden ser electores. Ahora mismo, el primer ministro italiano, Mateo Renzi, tiene miedo de que los pequeños inversores que compraron deuda en Monte dei Pachi di Siena sean los que paguen las pérdidas. Justo como ocurrió en España, a esos inversores les vendieron acciones preferentes que supuestamente no tenían riesgos. En España, la justicia ha dictaminado que esas ventas no eran válidas desde el principio. Pero entonces, ¿Quién paga las pérdidas? El verdadero escándalo está en que los supervisores toleraron estas prácticas desde el principio.