Muguruza celebra la victoria con el equipo español.

Muguruza celebra la victoria con el equipo español. MARTIN DIVISEK EFE

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España y República Checa llegan con empate al domingo decisivo en Copa Federación

La victoria de Garbiñe Muguruza y la derrota de Lara Arruabarrena mantienen igualada la eliminatoria por el pase a semifinales de la competición por países.

11 febrero, 2017 16:19

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España llegará al domingo decisivo en la eliminatoria de Copa Federación ante la República Checa con el escenario que los técnicos habían previsto antes de empezar a jugar: la victoria de Garbiñe Muguruza (6-0, 3-6 y 6-1 a Barbora Strycova) y la derrota de Lara Arruabarrena (4-6 y 5-7 ante Karolina Pliskova) provocaron un empate (1-1) que se resolverá el último día de competición (dos individuales y el dobles), lo esperado por todos en una serie que llegará a su momento más importante cuando Muguruza y Pliskova (las dos líderes) se enfrenten en un partido a cara de perro.

Muguruza empezó la conquista de Ostrava con una victoria sufrida frente a Strycova. La número uno española empezó de dulce, se complicó muchísimo y terminó haciendo suyo el triunfo tras reaccionar fabulosamente, cuando su oponente se había enganchado al duelo con su juego de pillerías, el que lleva exhibiendo toda la vida, reforzado por la madurez (30 años) y la experiencia de haber pasado mucho tiempo en el circuito.

“Strycova es luchadora y puede jugar muy bien en muchos momentos”, explicó Muguruza tras el partido, todavía sobre la pista. “En el segundo set ha vuelto y ha forzado el tercero, poniéndome las cosas difíciles”, prosiguió la número siete mundial. “Sabia que si seguía tendría mis oportunidades. Estaba concentrada y así ha sido”, cerró Garbiñe, que con la victoria aumentó su imbatibilidad en individuales (7-0) antes de atacar el pase a semifinales el domingo.

Garbiñe Muguruza en pleno partido.

Garbiñe Muguruza en pleno partido. MARTIN DIVISEK EFE

De arranque, Muguruza destruyó la inteligencia de Strycova con insistencia. A la española le costó 12 minutos romper el saque de la checa en el primer juego del partido, pero eso le sirvió para hundir a su contraria. Tras ceder el servicio en ese intenso tira y afloja, la 17 mundial desapareció del partido y Garbiñe engulló la primera manga de un tirón, con contundencia y sin masticarla. La española, en cualquier caso, no necesitó fabricar maravillas para propinarle un 6-0 a Strycova, descompuesta de arriba a abajo, sorprendentemente diluida durante media hora de desatinos y malas decisiones.

La llegada del segundo parcial destapó un cruce completamente nuevo. La checa recuperó la garra competitiva y eso fue suficiente para enmarañar el encuentro. Con sus cambios de altura y sus bolas indescifrables, Strycova enredó a Muguruza y empató el partido, apretando el puño y mirando a su banquillo para avisarles de que ni muchísimo menos estaba todo hecho. Por primera vez en toda la tarde, la española se encontró con oposición y de ahí a estar en problemas tardó un suspiro: en el arranque del tercer set, la checa tuvo dos interesantes pelotas de break (con 1-1) para haber dejado a Muguruza de piedra, lamentándose de no haber cerrado antes el primer punto.

De la Strycova parada y torpe se pasó a otra brillante y rapidísima. Sin dudarlo un segundo, la checa se fue a la red para acabar allí los intercambios, se atrevió a cazar varias pelotas a bote pronto y construyó una tela de araña en la que Muguruza se quedó pegada. A la campeona de un grande, sin embargo, no le impresionó lo más mínimo: desde ese 1-1 crucial, donde anuló las dos opciones de rotura que se procuró su contraria, Garbiñe volvió a arrasar a Strycova para sumar un punto clave en las opciones de La Armada en la eliminatoria.

Lara Arruabarrena en su partido contra Karolina Pliskova.

Lara Arruabarrena en su partido contra Karolina Pliskova. MARTIN DIVISEK EFE

Después del triunfo de Garbiñe, la derrota de Arruabarrena. La española aterrizó en la pista con la tranquilidad de ir arriba en el marcador tras la victoria de Muguruza. Ante Pliskova, claro, hacen falta más cosas que sosiego. La número tres del mundo saca como nadie en el circuito, juega a una velocidad supersónica y castiga las debilidades de la rival con tiros de granito, pura potencia en movimiento.

La española, que llevaba más de dos años sin jugar en pista cubierta, resistió con coraje el poderío de Pliskova, y eso tuvo mucho mérito. Tras perder el primer parcial y ceder su saque en el segundo, Arruabarrena fue capaz de recuperar el terreno cedido (4-4) e incluso llegó a disponer de una bola de set para forzar el tercer set (con 5-4, al resto). Casi sin inmutarse, Pliskova abortó la rebelión con una derecha inmaculada, le volvió a romper el servicio y cerró el triunfo con decisión, nivelando la eliminatoria.

El domingo empieza lo complicado. Las checas, que no pierden una serie en casa desde 2009 (contra Estados Unidos), siguen siendo las candidatas a estar en semifinales, pero el equipo español tiene opciones de hacer que eso cambie.