Antonio Sabugueiro posa para EL ESPAÑOL.

Antonio Sabugueiro posa para EL ESPAÑOL. Jorge Barreno EL ESPAÑOL

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El creador de la San Silvestre: “Yo era un zumbado del deporte”

Antonio Sabugueiro recibe a EL ESPAÑOL en su casa antes de la carrera del 31 de diciembre. Un total de 45.000 personas tomarán la salida en esta edición.

30 diciembre, 2016 02:40

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“Los peores antros, a las peores horas, están llenos de la mejor gente”, recita Ismael Serrano. Y, a veces, en esos lugares –bares comunes–, surgen también algunas de las más prolíficas ideas. Ocurre –con más o menos frecuencia– en la actualidad, y sucedió hace 52 años, en la calle Monte Igueldo, en el bar Bella Luz, en el Puente de Vallecas. Allí, Antonio Sabugueiro, “un zumbado del deporte”, junto a dos amigos (Carlos Roa y Manolo Fernández), entre caña y caña, en tono de broma, germinó una carrera que hoy por hoy es parte del paisaje navideño de la capital. “Yo por aquel entonces ya organizaba crosses, así que les dije: ‘Estoy harto de tanto barro. ¿Por qué no sacamos el atletismo a la calle?’”, reconoce en conversación con EL ESPAÑOL. Y dicho y hecho. Este año, en su 52 edición, 45.000 personas tomarán la salida en la tradicional San Silvestre Vallecana.


Antonio, a sus 83 primaveras, tiene más arrugas y menos pelo, pero conserva la “locura” de su niñez, esa que le llevó, entre otras cosas, a coleccionar el diario MARCA desde los 10 años. “Los guardaba en un baúl que teníamos en la buhardilla de la casa de Orense”. Allí es donde se crió y empezó a practicar deporte –“aunque fuera malo en la mayoría de ellos”–, haciendo sus primeros pinitos, ya con 14 años, como organizador. “Mientras el resto jugaban o estudiaban, yo esperaba al director para pedirle cosas. Les saqué algunas camisetas, balones…”, confiesa. Sin embargo, aquello no fue nada más que el principio…

Antonio Sabugueiro posa para EL ESPAÑOL en su casa.

Antonio Sabugueiro posa para EL ESPAÑOL en su casa. Jorge Barreno EL ESPAÑOL


Aquel chico gallego, el “paletillo” del pueblo llegado a la gran ciudad, tuvo que renunciar a su sueño de ser jugador de fútbol en Orense y se trasladó a Madrid junto a su familia. Su padre, jefe de cartería, fue destinado a la capital; y Antonio, con 18 años, lo acompañó para comenzar una nueva vida. “Yo era una aventurero cuando llegué a la vieja estación de Príncipe Pío. Subí por la Cuesta de San Vicente y no sabía ni dónde estaba la Gran Vía. Y, de repente, me encuentro con aquellos edificios. ¡Madre mía! Aquello era tan grande”.


Pero Antonio, ante la enormidad de la gran ciudad, no reculó. Sus inquietudes deportivas le llevaron, por ejemplo, a organizar crosses en la Casa de Campo o a planificar todas las secciones deportivas (un total de 15) del Rayo Vallecano. “Hacíamos de todo, hasta colombicultura”. Sin dinero, pero con imaginación. “Tú fíjate, teníamos las mismas camisetas para el equipo de baloncesto y para el de balonmano. Pero, cuando acababan unos, como la manga estaba sobrehilada, pues yo se las quitaba y se las daba al otro equipo. Es más, con un tizón pintaba los números de las camisetas al estilo NBA: 68, 95…”.


PRIMEROS AÑOS DE LA SAN SILVESTRE


La primera edición de la San Silvestre se hizo en 1964, pero entonces no recibió ese sobrenombre. “Yo siempre digo que no tuvo nada que ver con la que se hacía en Sao Paulo. De hecho, cuando la creo, digo: ‘No se puede llamar carrera de Vallecas, pongámosle algo más pomposo, como, por ejemplo, Gran Premio’. Y ese fue el nombre con el que se inauguró”. A partir de ahí, aquella primera intentona tuvo como ganador a Jesús Hurtado, atleta del Real Madrid que recibió un bocadillo de salchichón y un trofeo como premios, y congregó a 100 personas.


Aquellas dos primeras ediciones se celebraron el último domingo de diciembre, pero la tercera pasó al día 31. ¿Por qué? Porque José Luis Gilabert, redactor del diario MARCA y amigo de su fundador, tituló: “Madrid ya tiene su San Silvestre Vallecana”. Y Antonio, al que le gustó la idea, lo llamó y le preguntó: “¿Puedo utilizar eso para llamarla?”. Y ahí nació, con el nombre actual, la que hoy por hoy es la segunda carrera más famosa del mundo tras la maratón de Nueva York.

Foto de la primera San Silvestre, por entonces Gran Premio de Vallecas.

Foto de la primera San Silvestre, por entonces Gran Premio de Vallecas. Antonio Sabugueiro


Su explosión, sin embargo, no llegó de un día para otro. Antonio tuvo que ingeniárselas para que la carrera fuera ganando adeptos. “Conseguimos que Bárbara Rey, Rocío Durcal o Rocío Jurado fueran las madrinas. Y la gente la corría con tal de estar cerca de las famosas”. Sin embargo, el gran respaldo le llegó en forma de patrocinios: La Casera, LM, Caja Madrid… y así sucesivamente. “Y con ese apoyo pudimos traer a campeones olímpicos y récordman mundiales”, sentencia.


El otro gran impulso a la carrera se lo dio, sin querer, Pepe Domingo Castaño. “Estando con él en la radio me dijo: ‘Muy bonito eso de los campeones olímpicos y todo eso, pero por qué no haces una para los que no tenemos casi pantalones, una popular’. Y a partir de ahí comencé a organizarla”. Después llegaría Nike para darle un espaldarazo definitivo. “Lo hicieron con una política agresiva, cobrando inscripciones y dando lotes con camisetas. Pasamos de 3.000 corredores a 6.000 al siguiente año. Ellos dijeron: ‘No eres corredor, eres runner; no corres, haces running’. Y ahí comenzó el boom de esto”, finaliza.


Ahora, le queda poco por hacer. “La San Silvestre ya no puede ir a más. Este año las inscripciones se abrieron en septiembre y a las cuatro horas ya había 10.000 personas apuntadas. Y, por otra parte, las calles de Madrid son las que son”. Pero no se cansa de repetir su historia, la de aquel “paletillo” que llegó de Orense y que creó, casi sin querer, la carrera más famosa de España. Para muestra, su casa, un museo donde guarda las camisetas primigenias de la San Silvestre, elásticas de Rafa Nadal, fotos de otro tiempo en blanco y negro, e instantáneas con atletas, políticos y corredores. Su vida, en definitiva, la de un “zumbado” que sólo quiere que lo recuerden por “su amor al deporte”. Y de eso, desde luego, no hay duda. 

Antonio Sabugueiro posa para EL ESPAÑOL.

Antonio Sabugueiro posa para EL ESPAÑOL. Jorge Barreno EL ESPAÑOL