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Las cinco claves del 31-E

Toros: En 2016 el único lugar en el que está anunciado José Tomás es México. La negativa del torero a dejarse televisar hace que se revaloricen aún más las entradas.

31 enero, 2016 11:18
Enviada especial / Ciudad de México

1.- ¿Por qué en La México?

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José Tomás tomó la alternativa en esta plaza hace veinte años, el 10 de diciembre de 1995 con Jorge Gutiérrez de padrino y Manolo Mejía de testigo con toros de Xajay. Hoy vuelve a la plaza de toros más grande del mundo con el deseo cumplido de llenarla. Según palabras de su apoderado en tierras aztecas, Jorge Ávila, el diestro tenía el deseo de volver a La México y hacer este gran acontecimiento por toda su trayectoria taurina y por el afecto que muestra por esta tierra.

42.553 espectadores entrarán en el espectacular embudo de Insurgentes. Es la única vez en la historia de la plaza que se han puesto a la venta 22.000 entradas de la zona general, ubicadas a casi 40 metros del nivel del ruedo.

Algunos se han atrevido a decir que ésta podría ser la última tarde de José Tomás en una plaza de toros. El último mito vivo de la tauromaquia pondría fin a su carrera en el mismo lugar en el que comenzó a ser matador de toros.

2.- Venta de entradas

Se pusieron a la venta el 2 de noviembre, 90 días antes del festejo, y se agotaron en menos de 12 horas, un hecho insólito en la historia de la plaza. Algunas personas pasaron más de 120 horas en la cola, entre ellos los que ahora se agolpan en las taquillas ofreciendo entradas que multiplican el precio de salida.

Las mejores localidades alcanzan, en la web oficial de venta 'ticketbis.com' los 7.700 euros. Y un asiento del segundo tendido de la Monumental Plaza México, lo que equivale a una fila 20, cuesta cualquier otro día de toros de la temporada unos 20 euros y hoy se pide por ese asiento 1.129 euros.

En la calle, decenas de personas ofrecen “boletos”. Por una entrada de sol, en el segundo tendido, piden 150 euros. En taquilla se compró por 10. José Tomás ordenó que se mantuviesen los precios de la temporada pasada sin que se añadiese el correspondiente aumento de cada año.

3.- Los 15 hombres de José Tomas

Si poco se sabe del torero mucho menos de todo su entorno. La discreción y el mutismo es regla básica en todo lo que tiene que ver con José Tomás. Para la corrida de hoy la cuadrilla está compuesta por 4 banderilleros y 5 picadores, como obliga el reglamento taurino mexicano. También están su mozo de espadas y el ayuda de mozo de espadas. Entre ellos tan solo un español: Miguel Martín. Torero de plata de excelentes cualidades que fue matador de toros y abrió la puerta grande de Las Ventas de Madrid.

Además de los hombres que se vestirán de luces y harán el paseíllo a su lado, sus otras sombras son Jorge Ávila, apoderado desde octubre de 2014 en tierras aztecas; Miguel Cubero, su hombre de confianza de toda la vida, se retiró de banderillero el año pasado y es el encargado de ver y elegir los toros en el campo, una labor muy importante para José Tomás; Israel Vicente, responsable de comunicación y una de las personas de contacto de José Tomás en España; y Andrés Román, hermano del matador y mano derecha, encargado de las gestiones de apoderamiento desde que dejó de ser su mozo de espadas, labor que había ejercido desde los inicios.

4.- Solo una y sin televisión.

En 2016 el único lugar en el que está anunciado José Tomás es México. No existen más fechas marcadas en el calendario. La negativa del torero a dejarse televisar, un conflicto que arrastra desde 1999 al no estar de acuerdo en la manera de gestionarse los derechos entre la empresa del espectáculo, los toreros, y la empresa audiovisual, hace que se revalorice aún más una entrada para cualquiera de sus tardes. Y pretende que cada cita se convierta en una 'Super Bowl' del toreo en cuanto a expectación pero no en cuanto a difusión.

¿Se imaginan una final de Champions Madrid-Barça que no se pudiese televisar? ¿O una final de Roland Garros entre Federer y Nadal de la que solo pudiéramos ver tres minutos en un informativo al día siguiente? José Tomás no contempla la posibilidad de la televisión y puede que tenga razón. Aunque bien es cierto que si alguna de sus tardes se hubiese podido ver por televisión el número de espectadores se habría multiplicado.

El gasto del torero en publicidad es inexistente. La empresa sí ha invertido en anuncios en medios de comunicación y también en un escaso número de carteles por algunas calles de la ciudad. La magnitud del espectáculo no concuerda con la manera de publicitarlo.

5.- ¿Mito o estratega?

José Tomás es el protagonista del gran acontecimiento taurino-social del año. En cuanto se anuncia, el toreo se revuelve y todos los medios de comunicación se hacen eco de la noticia. El madrileño se ha hecho a sí mismo y es dueño de cada paso que da.

Sus escasos paseíllos en los últimos diez años, la ausencia de televisión, las referencias sobre su toreo y la oscura sombra de la tragedia que sobrevuela siempre que se anuncia han conseguido hacer de este torero un fenómeno de masas y convertirlo en el Mesías que todos esperan.

Pero también se podría pensar que todo apunta a una excelente estrategia de imagen. Crear la necesidad de verlo siempre que se anuncia, porque lo hace pocas veces, su toreo es muy arriesgado y el aficionado no tiene otra forma de verlo porque el torero se niega a ser televisado. Además, un día dijo que no iba a conceder ninguna entrevista más y se convirtió en un personaje místico e inaccesible. Si José Tomás se anunciara 40 tardes al año, como hacen el resto de figuras del toreo, ¿llenaría todas las plazas como lo hace ahora?

Tal vez sea una combinación de ambas. El envoltorio del torero es una magistral muestra de creación de una imagen. Todo lo que le rodea se viste de misterio y se convierte en exótico en este particular siglo XXI. Pero dentro de todo eso existe el hombre, el que se viste de torero y hace el paseíllo, el que consigue ralentizar la embestida de un toro y crear los mejores pasajes de la historia del toreo. Ese es José Tomás. Y si nunca sabremos qué pasaría si torease 40 tardes, en las principales plazas de toros y anunciado con las máximas figuras sí podemos asegurar que estamos ante el último mito vivo de la tauromaquia.