Neymar celebra un gol.

Neymar celebra un gol. Reuters

Juegos Olímpicos

Honduras le dura 15 segundos a un gran Neymar

Brasil se mete en la final vapuleando a una ingenua selección hondureña, al ritmo de su capitán, Gabriel Jesús, Gabigol y Luan. Se enfrentará a Alemania.

17 agosto, 2016 20:25
Río de Janeiro

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Maracanã fue demasiado para la selección de Honduras. Eso le ha sucedido a muchos, pero los hondureños abandonaron la semifinal a los 15 segundos. Nunca hubo un gol tan rápido en Juegos Olímpicos.


La experiencia y la picardía de Neymar fue la primera enseñanza que se llevó la defensa hondureña en esta semifinal. Palacios se hizo un lío y a López, enorme portero, no le acompañó la suerte en el rechace. La estrella que más brilla en Brasil aprovechó la situación para parir un nuevo partido, uno en el que la canarinha descansó como en una hamaca, solo pendiente de superar las patadas rivales.


La velocidad de Gabriel Jesús, la misma que ha mostrado en el Palmeiras y que a partir de ahora conocerá toda Europa, fue la siguiente enseñanza para Honduras. Primero Luan y luego Neymar le encontraron con envíos a lo profundo, que cruzaron de incógnito la delgada línea de la retaguardia. Tres a cero con toda una vida por delante. Una vida dura para Honduras, con todas las cámaras enfocándoles.


La selección hondureña cometió doce faltas en el primer tiempo, nueve de ellas sobre Neymar. La reanudación brasileña fue igual de estridente –la décima falta sobre el crack del Barcelona no tardaría en llegar–. El anfitrión volvió a salir en tromba: posible penalti a Gabigol, y a continuación conexión de Gabriel Jesús con Luan que salvó Luis López.


Seguía entregado Neymar incluso con el 3-0. Animaba al público en un saque de córner que acabaría en las botas de Marquinhos, encargado de gritar el cuarto. El eterno problema de Honduras en el balón parado aparecía para apuntalar su mala tarde. Y la responsabilidad del central del PSG, que se hace valer cada vez más dentro y fuera del campo.


Alberth Elis quiso dejar su sello en Maracanã, aunque fuera testimonial. Weverton llegó a un balón dividido que buscaba ser el gol del honor. El delantero hondureño entró al choque, con rabia, sin pensárselo dos veces y sin opciones. Volvió a hacerlo 10 minutos más tarde, dejando al portero brasileño en el suelo. Fue la juventud y la desesperación de estar perdiendo la infancia en Río, el día de la verdad.


El público, en el templo del fútbol, citaba a Alemania [que ganó después su semifinal ante Nigeria 0-2] para la gran revancha: “Tú hora va a llegar”, cantaba la hinchada. Es el masoquismo del fútbol, que no se cansa de encadenar una decepción tras otra, y es valiente.


En el minuto 63 el guardameta hondureño sacó el quinto, junto al palo, en un golpe franco milimétrico de Neymar, que quería que el partido durara una semana. Once minutos después, en el 74, otra nueva falta directa provocó el cántico del público, engañado por el efecto óptico y las ganas de más fiesta.


El partido ya no tenía patria, ni bandera ni reloj. Gabigol, que es el nueve, el delantero centro, juega dónde le apetece. Abrió a la derecha para Felipe Anderson, que había sustituido a Gabriel Jesús, y que le regaló el quinto a Luan que solo tuvo que estar donde en realidad debería estar un nueve, aunque el también juega de lo que quiere.


Weverton, el guardameta del Atlético Paranaense, quiso también posar en la foto de esta goleada, y tapó con reflejos un remate a placer de Elis desde el punto de penalti. Hablando de penaltis, casi sobre la bocina, Luan, que es un terremoto, provocó uno, en un nuevo fallo de Honduras, para cerrar el círculo que comenzó a los quince segundos. Neymar certificó la cuenta y el sencillo 6-0.


Con el traje de gala, y con su cuarteto de viento muy en forma, llega a Brasil a la gran final. Buscando revancha o lo que haga falta. Y sin encajar ningún gol en cinco partidos. Favoritos como siempre, presionados como nunca.

Cosas del destino, Brasil se las verá en la final con Alemania con el recuerdo del 'Mineirazo', el famoso 1-7 en la semifinal del Mundial 2014. Los teutones, con un gol de Lukas Klostermann a los 9 minutos y otro de Nils Petersen en el 89 ante Nigeria, consiguieron el pase a la final, que se disputará en Maracaná el próximo sábado, donde habrá un nuevo campeón olímpico ya que ni brasileños ni alemanes tienen todavía el oro en fútbol masculino.