Simone Biles, durante el concurso por equipos.

Simone Biles, durante el concurso por equipos. Reuters

Juegos Olímpicos

Simone Biles, la sonrisa que revolucionará la gimnasia

La gimnasta estadounidense aspira a ser la primera en la historia que se lleve cinco oros en unos Juegos.

9 agosto, 2016 23:37
Río de Janeiro

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Sólo tiene 19 años, apenas levanta metro y medio del suelo y no llega a los 43 kilos de puro músculo y fibra. Y cerebro, mucho cerebro. Simone Biles está llamada a ser la megaestrella mundial de la gimnasia, y la consagración llegará en los Juegos de Río, donde aspira a ser la primera gimnasta de la historia en colgarse cinco oros -de hecho, ya ha conquistado el primero en el concurso por equipos-. Una nueva Nadia Comaneci ha nacido, y no parece haber nadie sobre la faz de la tierra capaz de igualarla.

Estrella indiscutible de los Juegos de Río, Biles dejó boquiabierto al planeta en su exhibición durante la clasificatoria de la gimnasia artística, en la que dejó claro que nadie podría arrebatarle a EEUU el título por equipos, y ella misma aspira además a otros cuatro oros. La única especialidad que se le resiste, de momento, es la de paralelas, donde no ha conseguido meterse en la final. Un récord que dejaría pequeño el 10 de Comaneci, que 'sólo' consiguió en Montreal tres oros, una plata y un bronce. 

Pero si hay algo que lleva la marca de Simone es el suelo, que le ha dado el primer oro en Río (el de equipos). Marca de la casa son sus cuatro diagonales imposibles, culminadas por el “Biles”, un elemento marca de la casa que aún no ha conseguido repetir ninguna otra gimnasta del mundo.

Su currículo hasta llegar a los Juegos es ya de por sí memorable: ha ganado los últimos cuatro oros individuales en el Campeonato de EEUU y tres oros consecutivos en el Campeonato del Mundo, la primera gimnasta en la historia en conseguirlo. Ella solita suma 14 medallas Mundiales en sólo tres años compitiendo en categoría senior, mientras que quien ostentaba el anterior récord logró 10 en siete años. Biles acumula más medallas que cualquier otra gimnasta en la historia.

En una época de la gimnasia artística en la que el 10 ya no existe, las puntuaciones de Biles son estratosféricas competición tras competición. “Ha redefinido la gimnasia, tiene una dificultad nunca antes vista, hace ejercicios que son inmensamente superiores a los de todas sus rivales porque nadie pensó nunca que se podía llegar a tal nivel de técnica”, explica Paloma del Río, comentarista de gimnasia de TVE, que en sus 29 años comentando gimnasia nunca ha visto nada igual.

“Es otro estilo. Nadia Comaneci, las rusas, las húngaras e incluso las estadounidenses de antes tienen otro estilo, otra forma de hacer gimnasia. Tienen un físico distinto, más estilizado, menos potente. Biles es la potencia pura, la gimnasia explosiva, talentosa, esa que parece que sale sola… una maravilla de ver”, explica.

Su capacidad espacial, incluso en medio de piruetas y saltos de una dificultad técnica imposible, es brutal. Suficiente para, como hizo en la final de suelo del último campeonato de Estados Unidos, tener tiempo, en milésimas de segundo, de ver entre el público a la que fuera medalla de plata en Pekín 2008, Shawn Johnson, y guiñarle un ojo. No hizo falta forzar la sonrisa, esa viene de serie.

Simone Biles, durante el ejercicio de barra en el concurso por equipos.

Simone Biles, durante el ejercicio de barra en el concurso por equipos. Reuters

Mary Lou Reaton, que fuera oro Olímpico en 1984, dijo de ella que es “la gimnasia con más talento que he visto en mi vida, absolutamente imbatible. Ha redefinido lo que creíamos que era posible hacer en nuestro deporte”, dice, mientras que Nastia Liukin, oro en Pekín 2008, señaló que “es la mejor atleta que he visto jamás, y obviamente los Juegos confirmarán su carrera”. “No he visto nunca otra igual. En suelo y en potro puede hacer ejercicios con tanta o más dificultad que los hombres”, dice Comaneci, la gimnasta que hace 40 años logró la perfección absoluta en la especialidad, y que ve a Biles como alguien muy superior.

Una vida de telefilme

La historia de Biles tiene todos los ingredientes para un telefilme de serie B. Simone y sus tres hermanos crecieron en un centro de acogida después de que el Estado de Ohio quitara la custodia a su madre, una joven con problemas de alcoholismo y drogadicciones. Desde la ventana del centro, en Ohio, la pequeña Simone veía un pequeño trampolín en el jardín con el que soñaba con usar… pero nunca la dejaron.

Con cinco años, sus abuelos Ronald y Nelie decidieron sacar a Simone y su hermana Abri del centro y adoptarlas como propias, para criarlas en su casa en un pueblo de Texas. Fue cuestión de un año que la mayor de las hermanas Biles descubriera la gimnasia, y desde entonces un mundo de durísimos entrenamientos y constantes sacrificios.

La pequeña Biles, viviendo en la casa de sus padres, suspira con conocer a Justin Bieber y pasa las (pocas) horas que tiene libres enganchada a Netflix, como cualquier adolescente estadounidense, solo que con su cara empapelando carteles, cajas de cereales y anuncios de productos de belleza.

Desde hace unos años, su entrenadora y mentora es Marta Karolyi, la mujer de la leyenda de la gimnasia, Bela Karolyi, que fue el entrenador de Comaneci cuando ganó el mítico 10 en Montreal 76.  La pupila de los Karolyi se quedó fuera de Londres porque le faltaban unos meses para cumplir 16 años, la edad mínima para participar en unos Juegos. Cuatro años después, sus competidoras suspiran sólo por ver quién subirá al segundo escalón del podio. El primero, desde hace tres años, tiene nombre propio.