Fátima Gálvez, en el foso.

Fátima Gálvez, en el foso. REUTERS

Juegos Olímpicos

El bronce se le vuelve a escapar a Fátima Gálvez

La tiradora española perdió en el desempate por el tercer y cuarto puesto con la estadounidense Corey Cogdell, cuatro años después de rozar la medalla en los Juegos de Londres.

7 agosto, 2016 20:52

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La tiradora Fátima Gálvez perdió este domingo la medalla de bronce en la categoría de foso y terminó cuarta en la final, tras perder en el desempate por el tercer y cuarto puesto con la estadounidense Corey Cogdell, en lo que hubiese supuesto el segundo metal de la delegación española en estos Juegos después del bronce de la nadadora Mireia Belmonte en el 400 estilos.

Desde que en 2011 se colgase el oro en los Europeos, Fátima Gálvez nunca ha dejado de pisar el podio en todos los campeonatos internacionales a los que ha acudido. Cinco años y nueve medallas después, la española buscaba en la cita de Río confirmar su condición de favorita y, de paso, ganar la medalla olímpica que se le resistió en Londres 2012. Un quinto puesto que es sólo una mancha, fácil de limpiar, en su impoluto historial en el foso.

El oro que conquistó en el Mundial de Lonato del año pasado consagró a la tiradora cordobesa como una de las mejores en su disciplina. Más bien, refrendaba el magnífico rendimiento que Gálvez acumula: tres oros, dos platas y cuatro bronces, entre Mundiales, campeonatos europeos y los Juegos Europeos celebrados en Baku el año pasado.

Rozando la perfección llegó Gálvez a la final. En la serie clasificatoria logró 24 platos de 25, certificando sus opciones de medalla. Probablemente, mucha culpa de ese gen ganador la tenga el antropólogo Alfonso Herrera, que lleva años ejerciendo de psicólogo deportivo particular de la tiradora.

Un estímulo indispensable para una deportista peculiar, que compagina los ejercicios para fortalecer su mente con la natación. Afirma que le da un plus de capacidad anaeróbica. Algo que no es secundario: en el foso, las pulsaciones del tirador son tan altas que hasta el más mínimo detalle cuenta para mantener la concentración. Y acertar. En Tokio 2020, tendrá su tercera oportunidad para demostrarlo.