Godín celebra su gol contra Osasuna.

Godín celebra su gol contra Osasuna. Jesus Diges Agencia EFE

1ª División Liga Santander

El viejo Atlético de Madrid; la victoria de siempre

El conjunto rojiblanco logra la victoria contra Osasuna (0-3) con una goleada y acaba con su particular crisis. Godín, Gameiro y Carrasco anotaron los goles. 

27 noviembre, 2016 18:29

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En el último mes y medio el Atlético ha sido el mejor de la era Simeone, el peor de los últimos años y, ahora, vuelve a ser el mismo equipo fiable que antaño. Ha sido todo eso, qué le vamos a hacer. El fútbol, por desgracia, baila desde hace tiempo en esa bipolaridad. Una pena, pero así es. Sería aconsejable, en cualquier caso, normalizar las victorias y las derrotas, pero, sobre todo, no condenar ni subir a los altares tan pronto a nadie. Dicho esto, toca hablar del presente; es decir, de lo ocurrido en Pamplona. Allí, el equipo del Cholo, con las armas de toda la vida y la entrega de siempre -eso es indudable- se impuso para decir eso de “aquí estoy yo”. Con una goleada, tantos de Gameiro, Carrasco y Godín, un poco de cada -por aquello de que todos se vayan reencontrando- y una constancia: jamás ha perdido la fe en lo que hacía [Narración y estadísticas: 0-3].


En realidad, si algo funciona, es mejor no cambiarlo. Y el equipo del Cholo, esta temporada, jugó a ello. Intentó ser más ofensivo y controlar más los partidos. Ser, en definitiva, algo más protagonista. Pero no le salió del todo bien y, hechas las probaturas pertinentes y después de las derrotas contra el Madrid y la Real Sociedad, ha vuelto a lo de siempre. Y nadie duda de que es el camino a seguir. Como se pudo ver, una vez más, en Pamplona. Allí, el conjunto rojiblanco recuperó su esencia. Resistió primero los envites de Osasuna y sobrevivió a las dudas gracias a Oblak, que arregló el desaguisado de Giménez, que cometió un penalti, parándole la pena máxima a Roberto Torres.


Ganó la primera batalla el Atlético. Y, después del penalti, reaccionó recuperando su yo primigenio, aquel que le llevó a ganar la Liga. En un córner, Koke la puso y Godín cabeceó para inaugurar el marcador. Como en los viejos tiempos, cuando el equipo rojiblanco aspiraba a todo, pero todavía no había conseguido nada. Así se adelantó en el electrónico y, dos minutos después, dejó a Osasuna herido de muerte. En una jugada a la contra, Correa se la puso a Gameiro y el francés definió a la perfección delante del portero. Su sexto tanto esta temporada, el que lo iguala con Griezmann como máximo artillero del equipo.


Hechos los deberes, el Atlético sólo tuvo que medir los tiempos para llevarse los tres puntos. De otra forma, con la pelota en los pies, mandando en el marcador y con Osasuna, en su área. Con algunos cambios (Saúl y Carrasco en el campo en la segunda mitad -en sustitución de Gameiro y Correa-), el equipo del Cholo sólo necesitó esperar que pasaran los minutos y ver cómo las agujas del reloj se dirigían hacia el final del partido. Y, aun así, sin hacer demasiado, pudo marcar el tercero, pero el árbitro no quiso pitar un penalti clarísimo de Oier, que arrastró el balón con las manos y evitó que aumentara la renta rojiblanca.


La guinda, no obstante, todavía estaba por llegar. Carrasco, que había rondado la portería de Osasuna en un par de ocasiones, robó una pelota, enfiló hacia la meta y definió delante del portero. Y adiós a la depresión. La recuperación ha llegado con la misma esencia que otrora hiciera al equipo campeón. En realidad, todo empezó con aquellas combinaciones entre Koke y Godín, y así sigue. El Atlético, por si alguien lo dudaba, vuelve a ser el de siempre. Y sí, tuvo una pequeña crisis. Vaya, lo normal. Quién no ha tenido alguna en su vida. Pero se acabó. El Atlético está otra vez en la pelea y no parece que se vaya a caer.