Robben, durante el partido en el Allianz Arena frente al Atlético.

Robben, durante el partido en el Allianz Arena frente al Atlético. Reuters

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Una venganza sin premio

El Atlético, a pesar de perder contra el Bayern (1-0), pasa a octavos como primero de grupo. Lewandowski marcó el gol de la victoria para los alemanes. 

6 diciembre, 2016 22:58

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No era el día para ganar. Sí, el Atlético podría haberlo hecho, por qué no. Al fin y al cabo, eso no quita pan. Pero no, no era el partido. Habrá días mejores. O, al menos, así lo esperan el común de aficionados rojiblancos, que sí, que vieron como su equipo caía contra el Bayern (1-0), pero que también saben que lo de este martes no era para tomárselo en serio. El equipo del Cholo llegaba como primero de grupo y daba igual como saliera del Allianz Arena. Ya había hecho los deberes. Y qué más da que Lewandowski marcara un gol precioso de falta. O que los colchoneros no consiguieran controlar ni hacer ocasiones. Todo eso importa poco. Ya vendrán los días en los que toque ponerse el mono de trabajo, remangarse y apretar los puños. Los nervios, ya si eso, para octavos, que es donde hay que volver a “ganar, ganar y ganar”. Y que haga lo que quiera el Bayern. [Narración y estadísticas: 1-0]

Aun así, y aunque las urgencias eran mínimas, la seriedad sí fue máxima. Y ambos, con el guión aprendido, sin cambiar papeles, repitieron el planteamiento de la temporada pasada. Con menos tensión, pero con el mismo orgullo. El Atlético se acurrucó en su campo a la espera de dar un golpe en alguna contra y el Bayern de Múnich tocó hasta perder el sentido. Y así, en ese plan, los colchoneros estuvieron a punto de golpear primero con sendas oportunidades de Carrasco que detuvo Neuer. Un arranque prometedor que, sin embargo, se quedó en nada. Porque los del Cholo apenas si dispararon otras tres veces el resto del partido. Y los alemanes, mientras, tan a gusto.


El Bayern de Ancelotti, no tan diferente al de Guardiola en este principio de temporada, se dedicó a tocar hasta encontrar el hueco. Y lo hizo, pese a lo que se podía esperar, a balón parado. Antes de la media hora, Lewandowski respiró, puso el ojo en la escuadra y la colocó donde ni siquiera las telarañas se atreven a salir. Y, a partir de ahí, a seguir. Sin parar, el equipo alemán siguió tocando hasta registrar porcentajes de hasta el 80% de posesión. Una barbaridad que el Atlético sólo pudo contrarrestar con músculo, esperando atrás y trabajando en defensa, pero sin mordiente a la hora de atacar.


Así, sin hacer demasiado pero con el control de la pelota, el Bayern sumó ocasiones. Douglas Costa buscó varias veces la portería desde lejos, Robben llegó a plantarse delante de Oblak y Thiago desaprovechó la más clara casi en la línea de cal, tirándola por encima del arco. En definitiva, los alemanes coleccionaron oportunidades con una imagen de solidez que no corresponde a la que a veces se vende del conjunto de Ancelotti, esa que mostró con su caída a la segunda posición de la Bundesliga o tras su derrota contra el Rostov.


Pero, cerrada la fase de grupos y capitulada la Champions en este 2016, el resto da igual. El Atlético estará en octavos como primero y desde ahí tendrá que volver a crecer. Y el Bayern, pues más de lo mismo. En dos semanas finalizará la primera vuelta de la Bundesliga y luego se irá a realizar su stage invernal. Y después, regreso, allá por febrero. Por eso mismo, da igual lo ocurrido este martes. Lo realmente importante es lo que suceda después de Navidades.