Messi rodeado de futbolistas del Sevilla en el partido de ida.

Messi rodeado de futbolistas del Sevilla en el partido de ida. REUTERS

Fútbol

Una Supercopa que sólo puede perder el Barcelona

El conjunto azulgrana afronta el partido sin Mathieu ni Iniesta, ambos lesionados. Es el único título que le queda a Luis Enrique por ganar. La ida cayó del lado culé (0-2). 

17 agosto, 2016 05:26

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Otro año más, la Supercopa comenzará en un día y acabará en otro. Horario tarde (23:00 horas) que provoca que el partido acabe a eso de las 01:00 horas, si es que no hay prórroga. La explicación más racional a estos horarios siempre fue el calor, insoportable en estas fechas en muchas ciudades. La segunda era que la UEFA pedía, aunque fuera más obligación que petición, que no coincidiera con sus partidos, en este caso la previa de la Champions.

Ahora sí que este partido de vuelta será un perfecto partido de pretemporada. Se hace muy difícil apostar por una remontada del Sevilla en el Camp Nou, estadio en el que no gana desde enero de 2010. Hasta diciembre de 2002 hay que remontarse para buscar un resultado que le valga al conjunto andaluz en Barcelona: 0-3. Y, esta vez, la ventaja de los de Luis Enrique sería suficiente (0-2). 

El Barça, a por la Duodécima

El Barcelona busca cerrar la duodécima Supercopa, sexta en la última década. Sería el séptimo de Luis Enrique, que tendría ya todos los títulos posibles de ganar a nivel club, solo le falta esta Supercopa de España, que en su primera oportunidad perdió ante el Athletic Club. 

Los azulgranas no contarán ni con Iniesta ni con Mathieu, lesionados en la ida. Ambos se perderán también los dos primeros partidos de Liga. Si el técnico asturiano cumple con la lógica, los sustitutos de éstos serán Jordi Alba y Denis Suárez, que deslumbró en el Pizjuán. Además, siguen sin Neymar y Rafinha, en los Juegos Olímpicos. Una de las atracciones será la presencia de Claudio Bravo en la portería, en la que puede ser una de sus últimas veces en el Camp Nou. La única novedad puede ser Umtiti, en lugar de Piqué o Mascherano.

De las aguas algo convulsas en can Barça, con los rumores del portero chileno como punto más álgido, no quiso hablar Luis Enrique. "La rumorología está muy bien, pero ni quiero ni debo entrar en ese juego", comentó, aunque aseguró que está casi convencido de que "van a entrar jugadores y también van a salir". "Nadie me ha venido a pedir que quiere más minutos, porque eso yo ya lo sé", añadió el asturiano.

Sampaoli, con argumentos engañosos

Por no creer prácticamente ni cree Jorge Sampaoli, técnico sevillista, que ya aseguró que el partido servirá para "modificar algunas cosas" ya que tienen que "llegar los jugadores frescos" al partido del sábado ante el Espanyol en el estreno liguero. El argentino solo se aferra a "tener una buena tarde" (y eso que juega por la noche) y defendió que su equipo crece, utilizando datos algo tramposos. "Hemos ganado seis partidos, empatado uno y perdido otro", se defendió Sampaoli, sin aclarar que el perdido corresponde a un título (esta Supercopa) y que el empate acabó siendo derrota (Supercopa de Europa).

Preocupa en Nervión la falta de ocasiones en este equipo. Le cuesta un mundo crear peligro, comenzando muy pronto a echar de menos a Gameiro. Vietto no se asemeja al francés en nada y el Sevilla se aferra a su centro del campo para poner en aprietos al rival. Franco Vázquez, Vitolo y Correa tendrán en el Camp Nou otra oportunidad para entrar en ritmo y aprender a jugar entre ellos.

Para animar el poco chance que tiene el partido, Luis Enrique pidió compatibilizar aficiones. "Es verano, uno se puede ir a dormir tarde, luego ver los Juegos... Estamos en una época en la que hay que ser hipersano, por lo que puedes ir en metro y volver andando, dejarte la garganta, si Dios quiere, animando y celebrando el título, y encima pierdes calorías", reflexionó. Se espera una mala entrada en el Camp Nou. El tiempo, la hora y el resultado invita a ello. Y el trofeo en cuestión, también.