Pellegrini celebra la victoria del City.

Pellegrini celebra la victoria del City. Darren Staples Reuters

Fútbol

El City de Pellegrini estará por primera vez en semifinales

El Manchester consigue la victoria ante el PSG (1-0) y pasa de ronda. De Bruyne marcó el único gol del partido. 

12 abril, 2016 23:16

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Pellegrini y su proyecto tienen fecha de caducidad. Eso es una certeza y una realidad. Pero su despedida no está escrita. Todo lo contrario, el final de su historia pertenece al de los libros sin cerrar. Y su despedida está por escribir. Incluso, puede acontecer de dos formas bien diferentes: entre lágrimas de felicidad o de tristeza. Eso dependerá, obviamente, de lo que consiga de aquí a final de curso. Si gana la Champions, su legado será único y casi imposible de igualar. Pero, sin saber todavía qué ocurrirá, lo que si se puede contar, de momento, es que el Manchester City estará en semifinales por primera vez en su historia después de dejar en la cuneta al todopoderoso y siempre rico PSG (1-0) gracias a un gol de De Bruyne.


La victoria, además, llegó merced al buen hacer de uno de sus últimos fichajes del técnico chileno, Kevin de Bruyne. Una elección suya y una apuesta personal. Y el belga no le ha defraudado: hizo un gol en la ida, en el Parque de los Príncipes, y doblegó al PSG en la vuelta con un disparo desde la frontal del área. Uno de esos latigazos que entran secos, lamiendo el palo y colocándose en la mejor posición posible para encontrar su hueco entre las mallas. Pero su aportación fue más allá del gol. Porque el centrocampista, de un tiempo a esta parte, es el que mueve al equipo, lo sostiene y le da el plus que necesita en ataque. Y si no lo creen, pregúntenle al Kun Agüero.


En realidad, la victoria también llegó por la incapacidad del PSG. Los franceses afrontaron el partido sin David Luiz y Matuidi, y los echaron de menos. En la primera parte, no se sabe si porque no quiso o no pudo la realidad es que su ofensiva duró 20 minutos, el tiempo que tuvo el balón sobre los pies y mantuvo la posesión (llegando a registrar un 80%). Y en ese momento tuvo su mejor ocasión, obra de Ibrahimovic. Un jugador, por cierto, que vuelve a dejar patente sus debilidades y su incapacidad para aparecer en los partidos importantes.


Pasado ese momento, el conjunto francés bajó el pistón y dejó que el City tomara el mando y tuviera dos oportunidades claras en sendos contraataques. Pero, sobre todo, su mejor opción para ponerse por delante vino gracias a un penalti cometido sobre el Kun y que el propio jugador se encargó de fallar. Pero eso no fue sino el prolegómeno de lo que estaba por venir. Cuando peor estaba el partido, entre trabado y aburrido, apareció De Bruyne. Le pegó desde la frontal, la puso colocada y salió a morder el cielo, mirando a semifinales, pero con la mente en Milán. Como todos, como Pellegrini, como la afición del City, que piensa en la mejor despedida.