David Silva en el partido ante Rumanía

David Silva en el partido ante Rumanía ROBERT GHEMENT EFE

Fútbol FÚTBOL

España se instala en la mediocridad

Soporífero empate ante Rumanía (0-0) en un partido que sigue dejando muchas dudas en el combinado nacional. 

27 marzo, 2016 23:00

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Ni resucitó al tercer día ni fue domingo de resurreccion. Si la selección pretende que los españoles crean en ella y lleguen con algo de ánimo a la Eurocopa de junio, mucho tienen que cambiar las cosas. 'La Roja' sigue siendo el mismo equipo aburrido de los últimos tiempos, muy diferente a aquella selección que enamoró con su juego.

En Rumanía (0-0), el equipo de Del Bosque completó otro partido soporífero, de esos que si pasan a la historia será por lo malo que fue. Si el seleccionador pretendía sacar alguna conclusión del 'bolo' en Cluj, se tendrá que ir a Madrid como llegó. El partido solo dejó más dudas para una selección que cada vez deja peores sensaciones.

Sin ocasiones y sin fluidez de juego, España se vio en muchos momentos superada por la débil Rumanía, que vio en este duelo el encuentro en el que darse a conocer en el panorama futbolístico. No es que los rumanos hicieran algo extraordinario, pero ante esta España lenta y por momentos fea, cualquiera ve el momento para lucirse. 'La Roja' solo apareció en acciones muy aisladas, sin crear ningún tipo de peligro al meta Tatarusanu, al que no se recordará por este partido. 

Ni con Alcácer, que jugó de titular, ni con Aduriz, que salió desde el banquillo, ni con Aduriz y Morata. Tampoco con una defensa renovada, excepto Piqué, o con el debutante Sergi Roberto y Koke en el centro del campo. La España ante Rumanía fue la misma España que ante Italia. Y eso que hubo cambios, en ese afán de Del Bosque por querer probar a todos, incluidos a aquellos que se sabe que no gozarán de titularidad en Francia.

Si alguna cosa positiva deben sacar de esta concentración es la competencia en la portería. Aunque Casillas no paró la cantidad (y calidad) que atajó De Gea en Udine, el meta del Oporto fue el mejor del partido, desviando algún disparo complicado y mostrándose seguro. Si los dos se mostraran durante toda la temporada así, la decisión si que sería más igualada.

Por lo visto en estos últimos dos partidos, lo más lógico sería apostar por una España similar a la del último Mundial que a la de la última Eurocopa. El fútbol no entiende de historias, tampoco de rachas, y se hace difícil pensar que un equipo gane en Francia únicamente por el nombre. Enterrar a España también sería temerario, pero hasta el propio campeonato no se verá si estamos preparados para no volver a hacer el ridículo.

El objetivo de estos amistosos se supone que era probar jugadores y sensaciones. Si es así, pocos se salvan. ¿Saca alguna conclusión Del Bosque? Solo lo sabrá el salmantino, que tiene dos meses por delante para pensar si este equipo es el idóneo para revalidar el título o si necesita un aire fresco que se viene haciendo tímidamente desde el Mundial de Brasil. 

Preocupante también es la falta de gol en el combinado nacional. En Rumanía nos quedamos a cero y en Italia se marcó un gol de esos que pocas veces se anotan por la facilidad que dio la defensa azzurra. Durante toda la clasificación dejó dudas y ahora sigue igual, rozando una mediocridad alarmante, mezclada por un juego caduco y aburrido.

La realidad es que el partido en Rumanía fue el último test. Lo próximo que le viene a España será la lista definitiva, por finales de mayo, donde ya Del Bosque dará los nombres que vayan a Francia. Después de esa lista, habrá tres partidos para preparar la Eurocopa antes del debut oficial ante la República Checa el 13 de junio. Los rivales previos no es que dejen tampoco una sensación de competitividad, algo bueno siempre para saber en que punto nos encontramos: serán Bosnia y Herzegovina, Corea del Sur y Georgia.

Sin ganar a la débil Rumanía, la selección española sigue dejando muchas dudas y sigue necesitando de un cambio para no estrellarse en Francia. Mientras tanto, quedará la historia, las dos Eurocopas ganadas y la ilusión previa a los grandes campeonatos. Pero el fútbol dice, a día de hoy, que esta España no está preparada para ganar.