El delantero francés pasó la noche en la cárcel.

El delantero francés pasó la noche en la cárcel. Gonzalo Arroyo Getty Images

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¿Le conviene Benzema al Real Madrid?

Los líos del francés, confinado el miércoles en un calabozo, contrastan con las normas tradicionales del club blanco. 

5 noviembre, 2015 01:24

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A Karim Benzema (Lyón, 1987) le gusta ir en su Audi Q5 blanco al supermercado Simply, en La Moraleja, el lujoso barrio donde reside desde que llegó al Real Madrid en 2009, un mozo corpulento de 21 años parco en palabras y enfundado en unos permanentes auriculares. Suele ir en compañía de un amigo que se encarga de hacer las compras mientras él, totalmente abstraído en su smartphone, se esconde del mundo con una gorra grande y ropa de rapero, “inmóvil, respondiendo a su amigo con monosílabos, disuadiendo al personal de cualquier intento de comunicación”, cuenta a EL ESPAÑOL un vecino del barrio. “El otro día le reconoció un niño, pero ni se atrevió a pedirle un autógrafo”.

El delantero centro titular del Real Madrid y de la selección francesa pasó la noche del miércoles en una prisión de París, donde prestó declaración bajo arresto durante varias horas por un caso de extorsión a su compañero de selección Mathieu Valbuena, quien fue chantajeado con 150.000 euros para evitar la distribución de un vídeo sexual en compañía de su esposa. Uno de los tres chantajistas (ya detenidos) era conocido del futbolista de origen argelino: la policía investiga si el consejo de Benzema (que pagase) fue un consejo amistoso o, por el contrario, una amenaza a su colega en complicidad con los delincuentes.

La prensa mundial se hizo eco el miércoles del singular recorrido de Benzema, un indiscutible genio de la pelota, por comisarías y juzgados: estrellar su coche contra una valla, accidentes de tráfico, imputación por contratar a una prostituta menor (fue exonerado cuatro años después), carreras ilegales en el centro de Ibiza, conducir a 214 kilómetros por hora, conducir sin carné (dos veces) y, finalmente, esta fea sospecha sobre su participación para extorsionar a un compañero de vestuario. Su abogado niega tajantemente cualquier implicación, pero el delantero titular del Real Madrid ha dormido una noche en el calabozo.

Todo representa el escudo

En el club de Concha Espina reina el mutismo sobre la existencia de sanciones disciplinarias al jugador. Ni siquiera confirman a este diario la existencia de un 'libro blanco' de conducta como el que se entregaba en el pasado a cada jugador que firmaba un contrato con el equipo más laureado de Europa. “No sé cómo piensan los directivos ni los jugadores ahora”, dice a este periódico el mítico ex delantero Carlos Alonso Santillana, quien recuerda que en su época (“no tan lejana, te hablo de la década de 1980”) a un jugador no se le permitía conducir a 200 por hora. “Podías tener problemas muy serios por irte una tarde a Valladolid sin avisar […] A mí, padre de dos hijos ya, me llamaba el entrenador a las once de la noche para saber si estaba en casa”. Santillana defiende la presunción de inocencia y recuerda la juventud del jugador (“si no fuese imprudente no sería joven, sería veterano”), pero recalca en todo momento que “todo lo negativo perjudica al club. El Real Madrid vive de títulos y vive del prestigio”.

Pedro de Felipe, campeón de cinco Ligas y de Europa con el club blanco en 1966, sostiene que los futbolistas (no sólo del Real Madrid) “son ejemplos para los niños y que la responsabilidad, especialmente importante en esta época por los medios de comunicación, no viene escrita en un libro: se tiene o no se tiene”. De Felipe confirma que en sus años de jugador “el Madrid tenía normas para el jugador dentro y fuera del campo del fútbol”. “Los tiempos han cambiado mucho”, prosigue el hoy agente de futbolistas: “Antes las noticias tardaban cuatro días en ser conocidas. Hoy a veces no has hecho nada y en China ya saben que cometiste un delito. Los manuales de comportamiento hoy serían mucho más complicados: el único manual es la educación. Todo representa el escudo: tu educación, tu vestimenta, tu actitud...”

De Chloé a Rihanna

De Karim Benzema se han destacado siempre las complicaciones que presenta su entorno inmediato: hermanos y amigos (como demuestra el 'caso Valbuena', donde otro arrestado es íntimo amigo de un hermano suyo). Su personalidad presenta notables contrastes: es conocido tanto por su devoción al Islam como por sus amoríos con celebrities como la cantante Rihanna. Según informa Pilar Vidal, al Madrid llegó del brazo de una joven enfermera francesa, Chloé De Launay, con la que tuvo una niña, Mélia, en febrero de 2014. Mientras sonaban campanas de boda entre la pareja, apareció en su vida la reportera de La Sexta Marta Riesco. Parece que entre ellos no hubo más que un par de citas. Benzema siguió con su turbulenta relación con Chloé, que habría optado por perdonar al futbolista todas sus infidelidades. Tras el oscuro episodio con la prostituta (a la que contrató siendo esta menor de edad, pero sin saberlo), Benzema se volvió obsesivo en lo referente a su vida privada. Es de los pocos del vestuario blanco que no sale de fiesta por ningún local de la capital. Las organiza en su chalet de La Moraleja, dónde se siente a salvo de los paparazzi.

Santiago García Bustamante, periodista e hincha, escribió en 2013 el libro Liderazgo blanco ante el “hecho impensable de que José Mourinho metiese un dedo en el ojo al segundo entrenador del Barça y Florentino le dejase en el cargo”. En su opinión, “un jugador del Real Madrid representa al club que le paga una millonada. Benzema es un grandísimo jugador, pero sus problemas continuos deberían hacer reflexionar a un club que siempre defendió determinados valores y en general, salvo casos esporádicos, ha sabido qué jugadores debían y no debían estar. La reincidencia de Benzema inclina la balanza. Es mucho más importante la imagen del club que los títulos”.

El máximo goleador de Francia en activo volverá a Madrid cuando acabe su larga declaración para proseguir su recuperación física (se lesionó en octubre con su selección). Es probable que los efectos de su odisea judicial duren bastante más en su mente y en la de la afición. “Todos hemos sido jóvenes, pero todo tiene un límite”, concluye Santillana, dueño del ataque madridista durante más de una década. “Un futbolista del Madrid es un espejo para los niños; está obligado a tener un comportamiento digno dentro y fuera de la cancha”.