Drücker levanta los brazos celebrando la victoria.

Drücker levanta los brazos celebrando la victoria. Javier Lizon Efe

Ciclismo

Drücker estrena a BMC al sprint en Peñíscola

El llegador luxemburgués ha estrenado la cuenta de victorias del conjunto estadounidense imponiéndose en una llegada masiva.

5 septiembre, 2016 17:40

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Que nadie se engañe. Todos los equipos que vienen a la Vuelta a España, salvo tres o cuatro que tienen a la gente propicia para tratar de ganar la carrera, aterrizan buscando una victoria de etapa. Eso es así siempre, sí o sí. Por eso, que Jean-Pierre Drucker haya ganado hoy en Peñíscola es tan importante para BMC. Los rojinegros estrenan su cuenta de victorias en la ronda española y, ahora sí, ya se pueden dar por contentos con su papel aquí. [Así hemos contado la decimosexta etapa]

Porque cuando uno va buscando victorias y las busca bien, hay otros hitos que acaban llegando solos. Son secundarios, pero sirven para que el equipo luzca, el patrocinador se muestre y, si finalmente no se cumple el objetivo real e importante, por lo menos queda ese consuelo. De este modo, el hecho de que Atapuma llevase durante cuatro días el maillot rojo y que Samuel Sánchez sea ahora mismo sexto en la general son añadidos más que interesantes para BMC. Y cambian la nota de su Vuelta del aprobado alto al sobresaliente. [Así está la clasificación general]

Para Drucker es, también, su primera victoria en una Grande a sus 30 años. Y, como él dice, es un regalo de cumpleaños atrasado porque alcanzó la redonda cifra anteayer: “Tras sufrir mucho en el Aubisque y en los Pirineos, he conseguido la mejor victoria de mi vida. Quería seguir en la Vuelta pensando en etapas como esta”, ha dicho el luxemburgués procedente del ciclocross. En cualquier caso, tanto él como BMC ya tienen los deberes más que hechos y ahora sólo queda que el asturiano remate el Top 10 que tan bien asentado tiene por ahora.

Lo cierto es que, tras una jornada que ha tenido el guión típico de etapa llana –fuga de seis corredores anulable, caza y llegada al sprint-, la resolución ha sido caótica gracias al ataque de Daniele Bennati en los últimos dos kilómetros de carrera. El veteranísimo italiano del Tinkoff, que sabe que ya no está en sus años más rápidos, ha intentado sorprender y le han faltado 200 metros para lograrlo. En cualquier caso, su intento ha desarbolado a Etixx y ha hecho que Meersman tuviese que hacer en primera persona el trabajo de caza a la vez que lanzaba el sprint casi desde su casa. La de Bélgica. El doble vencedor de etapa no ha aguantado toda la llegada y Drucker lo ha pasado fácil.

Por lo demás, en el pelotón ha sido un día tranquilo en el que resalta la caída de Simon Yates. Por suerte le llega antes del día de descanso, por lo que una sesión de fisioterapia y un día de recuperación mañana deberían ser suficientes para quitarle tanto el susto como las posibles consecuencias de un percance que no ha revestido especial gravedad. Mientras tanto, el resto de los favoritos ha entrado junto. Después de unos Pirineos hechos a fuego, la serpiente multicolor se ha dado un día de relativo respiro, aunque el oxígeno de inhalaban del ambiente estuviese caliente. Y es que el termómetro –elevado sobre los 40 grados- no ha dado un respiro.

Tampoco el viento, que por suerte ha soplado a favor durante casi todo el trazado, con tramos de costado y, los menos, de cara. Pero hoy no era día para hacer sonar los tambores de guerra ni las trompetas militares. Sólo los seis fugados –de los que Luis Ángel Maté se llevó el premio al más combativo y Vilela el de la deportividad– pusieron la nota bélica en un día más o menos tranquilo. Las miradas, desde ahora, están puestas en la última cuesta terriblemente empinada de esta Vuelta: la de Mas de la Costa. Pero eso será el miércoles. Antes hay que afrontar, y gestionar, una jornada de descanso.