Jesé en el partido ante la Roma

Jesé en el partido ante la Roma TONY GENTILE REUTERS

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Jesé, el 12 de Zidane

El canario se ha convertido en la pieza preferida por el francés para salir desde el banquillo. "Me lo dedico a mí mismo" comentó el canterano blanco sobre su gol ante la Roma. 

19 febrero, 2016 01:28

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Cuando Zidane se estrenaba en el banquillo del Madrid, dejó claro con sus alineaciones lo que quería: un once fijo, que solo cambió obligado por lesiones, y unos suplentes enchufados que hicieran mejor a los titulares. Para esa tarea, el francés nunca dijo el nombre de Jesé, pero sus decisiones acabarían señalándole. 

El canario siempre estuvo en el alambre desde que llegó al Madrid en 2007. Ya en 2009, fue sancionado con hasta 15 partidos por agredir a un árbitro en un Atlético - Real Madrid de juveniles. Aquello le dejó al borde de una salida del club, algo que viviría también más tarde, pero por distintas razones. Su explosión en el Castilla que se lució en Segunda División (2012/13) le convirtió en lo que siempre quiso ser: la perla de una cantera que ya no sacaba genios. Hasta le compararon con Raúl. 

Asentado en el primer equipo, Jesé se encontró con una lesión que le perseguirá de vida. En marzo de 2014, en la vuelta de octavos de Champions, se rompió el ligamento cruzado anterior de su rodilla derecha. Aquello le pilló en su mejor momento, cuando se había convertido en el jugador número 12 y un desatascador en partidos en apuros.

Ocho meses después, reapareció, con gol incluido, en el partido de Copa ante el Cornellà. Ancelotti había confiado en él, hasta tal punto que en verano, cuando aún le quedaban varios meses para reaparecer, el técnico italiano aseguró que le esperaría, convirtiéndolo en fichaje de invierno. Pero aquél era otro Madrid, en caída libre, y sobre todo, otro Jesé. Al canario se le notó el miedo que le producía hacer un regate o tener contacto con rivales. Cada vez que caía al suelo, el Bernabéu enmudecía. Había mucho riesgo detrás de recaida y Jesé acabó desapareciendo.

Siempre con el run-run de una posible cesión, Jesé regateó a los rumores y acabó quedándose en el Madrid. Benítez le alabó en verano, pero acabó dejándole en la grada en diciembre, jugando solo un minuto en los últimos cuatro partidos del extécnico madridista, que a la postre serían los que provocarían su destitución: Villarreal, Rayo Vallecano, Real Sociedad y Valencia).

Con Zidane recupera el foco

El único minuto jugado por Jesé en el final de la era Benítez contrarrestó con el incondicional apoyo que le ha dado Zidane desde que éste cogió la nave blanca. Con el francés, Jesé ha jugado seis de los siete partidos (solo se perdió el último duelo liguero ante el Athletic en el Bernabéu). Bien es verdad que en ninguno fue titular, provocado por la férrea idea de Zidane de tener un equipo fijo, pero también es cierto que de esos seis partidos, en tres fue la primera opción de Zidane saliendo desde el banquillo.

Con el francés, ya ha jugado 140 minutos, lo que hacen casi 1/5 exacto de sus minutos totales de la temporada. La diferencia es que en el nuevo Real Madrid ha registrado esos minutos con solo seis partidos por los 25 que tuvo Benítez. Pero más que los minutos jugados, es la trascendencia. Zidane le ha dado la confianza que no encontraba desde que se lesionó. Por ejemplo, en los dos únicos partidos que se le complicaron al Real Madrid, ante el Betis y en Granada,optó por Jesé para solucionar el partido. En ambos salió con empate (1-1) y aunque no cambió gran cosa, no dejó malas sensaciones.

En Roma, con los blancos ganando por la mínima y con los italianos lanzados a por el empate, Zidane dio otra oportunidad a Jesé. Corría el minuto 82 y el Madrid daba la sensación de firmar el 0-1. A priori, apenas tendría tiempo para hacer algo destacable, pero el canario, sabedor de que Zidane confía en él y que cualquier minuto cuenta, salió enchufado. Tuvo su premio.

"Me lo dedico a mí mismo"

Nada más salir al imponente Olímpico, luchó por un balón perdido, de esos a los que un jugador sabe que no va a llegar pero corre para levantar aplausos y elogios. Su segunda aparición sería bien diferente. Cogió un balón en su campo y desde ahí, fresco, corrió 50 metros hasta llegar al área de la Roma. Bien es verdad que la defensa italiana ayudó, sin que ningún jugador apareciera en su camino en toda la carrera. El lateral Digne se limitó a retroceder, mirando a Jesé en los siete segundos que duró la jugada.

Ante tanta facilidad, el canterano ni se lo pensó. Lanzó nada más entrar en el área y su disparo pasó por debajo de las piernas del propio Digne. Lo hizo además cuando todas las miradas iban a la banda contraria: Totti se preparaba para salir al campo. Inconsciente de ello, Jesé le eclipsó con su primer gol en Champions. "Me lo dedico a mí mismo y a los que están conmigo día a día", comentó sin pudor tras el partido. El primero que lo celebró fue Zidane. Al francés se le escapó una sonrisa de orgullo, como el padre que protege y confía en su hijo y éste acaba dándole la razón.

"Yo ya conozco a Zizou de hace dos años", explicó Jesé. Fue en la etapa de Ancelotti, precisamente en la que vivió el calvario de la lesión. "Me ayudó mucho y me alegro de tenerle ahora de entrenador. Se aprende mucho de él, también como persona", relató. Su lesión le persigue y siempre está en su boca: "Es difícil recuperarse. Exige un periodo de tiempo para coger ritmo y forma". Esto último le sirvió para mandar un recado a Benítez: "Como no te he tenido muchos minutos de juego me ha costado más y con la confianza del míster se disfruta más".

En la época más importante de la temporada, Jesé vuelve a recuperar la sonrisa que le quitó, primero la lesión y después Benítez. Zidane le rescata como jugador número 12 para que haga cosas como las que hizo en Roma: dar respiro al equipo y decidir eliminatorias.