Portada del grupo Ultra:  España Invertebrada.

Portada del grupo Ultra: España Invertebrada.

Música MÚSICA Y POLÍTICA

¿Es el nuevo punk de ultraderecha?

Grupos como Anarquía Vertical, Nueva Fuerza o Ultra están en auge y se presentan a sí mismos más allá del espectro político, desechando tanto al comunismo como al capitalismo. 

3 septiembre, 2016 02:30

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No es la primera vez pero sí la más explícita. En los últimos meses, grupos como Anarquía Vertical, Nueva Fuerza o Ultra empiezan a sonar en los corrillos como nombres a seguir dentro del hardcore punk estatal. Son alabados por la prensa musical local y estadounidense -el hardcore español está de moda en Estados Unidos-, y se suceden sus conciertos en giras de corto y largo alcance.

Pero estas bandas tienen una peculiaridad: llevan a un espacio muy concreto el mensaje punk del inconformismo, la agresión y el auge individual, y son conocidos por hacerle ojitos a una “autenticidad” estética que desprecia tanto al comunismo como al capitalismo, y se presenta a sí misma más allá del espectro político. Sus discos se titulan Guerra Higiénica o Sistema total de liberación y su estética recupera elementos icónicos del fascismo. ¿Estamos ante la música de la tercera posición y el nacionalismo popular?

La anarquía es individual

“Democracia y cartelitos, caceroladas y pitos, yo quiero salir a matar.
La realidad se impone una vez más”

(La realidad se impone, Anarquía Vertical)

En la tradición del hardcore, la identificación con el anarquismo es una constante. Hay grupos que han apelado al anarquismo sin adjetivos, otros han reclamado la acción directa, la crítica al capitalismo y la lucha por los derechos civiles y contra la globalización. Anarquía Vertical, Ultra y Nueva Fuerza, que comparten miembros en las tres bandas, se identifican “en el orden y no el caos”, y definen al sindicalista y revolucionario anarquista español Durruti como un líder frente a la masa. Anarquía Vertical, con un álbum titulado Guerra higiénica rechazaba recientemente en MondoSonoro la “mediocretización (sic) a la que tienden las sociedades democráticas” en las que “todo el mundo cree que es capaz de emitir un juicio válido sobre cualquier cosa independientemente de lo que sepa o no al respecto.”

Lo colectivo es mentira y la violencia es una forma de limpieza

La bota militar, se perfila en el horizonte,
morir o matar, la ley que imperará.

(Guerra higiénica (no más paz), Anarquía vertical)

A diferencia de los estadounidenses Red Death, con los han tocado anteriormente y que aducen a la necesaria toma de poder institucional por parte de la juventud, Anarquía Vertical, Ultra y Nueva Fuerza rechazan el poder colectivo y las garantías sociales. Han explicado en Vice que “la única revolución que se puede llevar a cabo, que es la de diferenciarse de la masa, porque al final del día a la masa la compra el sistema (llámalo becas comedor, vivienda social o llámalo como te de la gana) y cuando la gente tiene lo que quiere, se olvida de ti.”

Los grupos citan en sus entrevistas la apología de la violencia del primer Ernst Jünger, que antes de sufrir una conversión tardía al cristianismo fue conocido como el 'filósofo guerrero' hasta el fin de la Segunda Guerra Mundial. La ambivalencia sobre el uso de la violencia autoritaria se encuentra también en las portadas de sus discos. Aunque algunas parecen apelar al tradicional uso subversivo por parte del punk de los símbolos fascistas, en Ultra su utilización parece ser mucho más directa.

Lo material es impuro

Qué es sentir,
en un mundo material,
cuál es nuestro porvenir.

No aceptes lo material.

(Nueva Fuerza, Mundo Material)

Hedonismo, "dámelo todo"
hedonismo, "yo, yo, yo, yo, yo"
tranquilo que todo será para ti
la tortura, la opresión y la muerte que van a venir.

(Vaciamiento, Anarquía Vertical)

La relación entre el hardcore y el desprecio por lo material y los excesos viene de lejos. En la subcultura es común el straight edge, en la que sus miembros se abstienen de beber alcohol, fumar tabaco y consumir drogas. Para estos grupos, el straight edge “se queda corto” y vinculan lo que denominan los “vicios” al sistema contemporáneo, que “intenta grabarnos en el ADN a base de estímulos banales, hipersexualización y hedonismo barato”.

No son los primeros

La historia de la música española reciente tiene algunos flirteos con la estética y la ideología ultra. El caso más famoso es el de Los Nikis, grupo madrileño de la Movida que publicó la canción El imperio contraataca: "En Las Vegas no hay black jack /solo se juega al cinquillo /y la moda es el rojo y amarillo. /Seremos de nuevo un Imperio". Se convirtió durante años en un himno fascista. No fue hasta 2004 que el líder Joaquín Niki desmentía cualquier tipo de vinculación ideológica en El Mundo: “Lo que pasa es que una letra con cierta ironía se ha convertido en una especie de himno de la ultraderecha”.

El grupo Los Nikis cantaba: "En Las Vegas no hay black jack /solo se juega al cinquillo /y la moda es el rojo y amarillo. /Seremos de nuevo un Imperio"

Decibelios, la banda Oi! usó durante la sesión fotográfica de promoción la camiseta “Hitler European Tour”, que incluía los países conquistados por el ejército nazi durante la Segunda Guerra Mundial, con su fecha de ocupación. Eso les hizo ser aupados por simpatizantes nacionalsocialistas y se rumoreó durante décadas con su afinidad ideológica. Años después, en una entrevista a Goetia, Fray lamentaba: “en su momento cuando salieron los skins nazis, no tendríamos que haber sido tolerantes, tendríamos que haber cogido al primer nazi que levantó el brazo, parar, echarlo de la sala y continuar.”