El letrado Fernando Osuna posa para EL ESPAÑOL.

El letrado Fernando Osuna posa para EL ESPAÑOL. Fernando Ruso

Famosos DERECHO DETECTIVESCO

Fernando Osuna, el abogado de los bastardos que buscan padres con herencias millonarias

Un pañal o una servilleta con restos de ADN. Así trabaja el letrado sevillano que defiende más de 400 casos de paternidad, como el del Cordobés o el del marido de la ‘duquesa roja’.

12 febrero, 2017 02:42

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José Arana, Pepe para sus amigos de Escoriaza (Guipuzcoa), supo pronto lo que era el desarraigo. Cerró la puerta de su casa tras de sí, agarró el hato y se marchó a Madrid a buscar fortuna. Y la encontró. El Gordo de la lotería de Navidad se cruzó en su camino y marcó su destino. Vio negocio en los ultramarinos y gracias a su golpe de suerte consiguió reunir un capital haciendo valer su buen olfato como emprendedor, que demostró con creces en el ámbito taurino. Se granjeó el favor de sus paisanos en la España decimonónica por reconstruir en tiempo récord la incendiada plaza de toros de San Sebastián y son muchos los que le consideran el padre de la Semana Grande. Con los años volvió a Madrid para reflotar sin mucho éxito el denostado Teatro Real. No se casó pese a probar las mieles del amor. Y murió solo a los 69 años en 1908 dejando una sustancial herencia al ayuntamiento del pueblo del que salió antes de amasar su fortuna.

Su dinero dio para hacer un asilo para los pobres y cubrir los costes de las obras del abastecimiento de aguas. Pocos dudan en este pueblo guipuzcoano que Pepe Arana sea merecedor de dar nombre a una calle y a una escuela en Escoriaza. Pero ahora, parte de esa herencia está en riesgo para los vecinos de este municipio. Ha aparecido un biznieto de Pepe Arana, fruto de una relación furtiva, y tiene con él a Fernando Osuna, el abogado de los hijos ilegítimos. Reclaman el 33% de lo legado, unos siete millones de euros. Situación, por muy rocambolesca que parezca, más habitual de lo que parece.

Lo cuenta Fernando Osuna (Écija, 1954), abogado sevillano que lleva más de 400 demandas de paternidad. Él le ha puesto apellido a hijos de relaciones clandestinas, sepultadas por la vergüenza de las amantes y el silencio impuesto por el varón, siempre la parte pudiente; también a casos que estaban en boca de todos, como el del Cordobés, trama sobre la que se ha escrito ríos de tinta. "La ciencia manda y el ADN nunca falla", sentencia el letrado.

Fernando Osuna en su oficina.

Fernando Osuna en su oficina. Fernando Ruso

Osuna recibe a EL ESPAÑOL en uno de sus despachos —tiene varios repartidos por la Baja Andalucía— situado en el sevillano barrio de Los Remedios, una zona residencial y comercial de las más caras de la ciudad. De las paredes de su oficina cuelgan fotos de sus éxitos profesionales a modo de trofeos de cacería. Entre los recortes de prensa está el retrato Manuel Benítez 'El Cordobés' o el de Sofía, la primera terrateniente de Podemos. También un azulejo de la Legión o la orla del Cuerpo Jurídico Militar, que este teniente coronel en la reserva dejó hace trece años. Sobre el escritorio hay una bandera de España en miniatura. La rojigualda también está en los gemelos del puño de su camisa.

El calvario de los ilegítimos

"De la abogacía me llama la atención el débil, me gusta defenderlos", sentencia Osuna en los primeros compases de la conversación. Se hizo letrado como su padre y también lo son sus hijos. Y en los casos de ilegítimos "hay gente que lo ha pasado muy mal". "Las mujeres han vivido un auténtico calvario –argumenta–, porque en muchos casos había una dependencia económica del varón, que por lo general tenía poderío económico y social e influencia; y eran despedidas por la familia del terrateniente o del empresario, quedándose desprotegida, por lo que el daño era doble: emocional y económico".

—¿Era la típica relación del señorito y la muchacha?

—También el terrateniente, el empresario… Había muchos abusos por parte del hombre, que tenía un poderío bastante fuerte sobre la mujer. Una relación asimétrica y furtiva, a veces extramatrimonial. No había métodos anticonceptivos y la joven se quedaba embarazada, quedando desamparada. También era una situación complicada para el hijo que nacía y se criaba sin un padre, con lo que eso suponía en la época.

La mayoría de los casos que defiende, los más mediáticos, se remontan a los años 40 o 50 y, en buen número, se daban en zonas rurales de Andalucía, Castilla la Mancha, Galicia o el País Vasco. Aunque el éxito cosechado por Osuna en sus litigios ha hecho que su butefe también lleve casos a nivel internacional. "Ahora vamos a pedir la exhumación de una persona que fue muy conocida en el ámbito musical en los años 60 en América. Y su hija, muy mayor, va a presentar la demanda de filiación", narra con secretismo el abogado.

Fernando Osuna es el abogado que más hijos ilegítimos ha defendido.

Fernando Osuna es el abogado que más hijos ilegítimos ha defendido. Fernando Ruso

En España, la Constitución establece que cualquier nacido tiene derecho a tener unos apellidos y saber quienes son sus padres. "Nosotros defendemos ese precepto constitucional", puntualiza Osuna, que cita de memoria los artículos de Código Civil en los que basa sus causas. "Hay mucha gente que no sabe que los hijos extramatrimoniales tienen derecho a una parte de la herencia y a ser reconocidos como tal. Parece que era algo estigmatizado y nadie se atrevía hasta que han visto que la ley los ampara", asegura.

—¿El término bastardo tiene muy mala prensa?

—Sí, sí, sí. Eso era más bien de épocas anteriores. Pero a mis clientes no les gusta que se llamen bastardos y huyen de esa situación, y hacen lo que sea para revertirla. El eufemismo ilegítimo quizás sea menos peyorativo, menos fuerte.

De hecho, muchos de los que cargan con ese estigma no se atreven a dar el paso, en buena parte motivados por la vergüenza que supone airear en los juicios relaciones de adulterio en la familia. También por el temor a la parte contraria, que por lo general suele ser la que está en una posición de privilegio económico. "Algunos esperan a que fallezca la madre para iniciar la demanda de paternidad", recuerda Osuna.

Herencias millonarias en juego

Es el caso de Sofía Benítez-Cubero Reguera, una vecina de El Coronil que gracias a las gestiones del abogado de los ilegítimos ha conseguido demostrar que su padre es José Benítez-Cubero Cañete de Beca, un importante terrateniente andaluz. Ahora disputa con su hermano, el ganadero José Benítez-Cubero Pallarés, parte de una herencia que supera los 20 millones de euros.

Sofía Benítez-Cubero, en su casa de El Coronil (Sevilla).

Sofía Benítez-Cubero, en su casa de El Coronil (Sevilla). Fernando Ruso

"El abogado de mi hermano me decía que había esperado más de cincuenta años para pedir el apellido Benítez-Cubero, pero lo hice por mi madre, que nunca quiso vivir de mi padre pese a las muchas ofertas que él le hizo para mantenerla", concreta Sofía. "Quise respetar su voluntad y, después de que falleciera, lo hablé con mi familia y tras cuatro años de mucho pensar nos decidimos a dar el paso", cuenta la vecina de El Coronil, jornalera y miembro del Sindicato Andaluz de Trabajadores —del diputado de Podemos Diego Cañamero— que puede heredar tierras por un valor estimado de 11 millones de euros.

En su caso, Osuna contaba con un buen número de fotografías en la que los padres de Sofía posaban juntos, también el testimonio de hasta cinco alcaldes de El Coronil afirmando que era sabido por todos en el pueblo la existencia de la relación. Pruebas que sirvieron para admitir la demanda, que se saldó con la prueba del ADN. "Recuerdo después de presentarla, el ganadero Benítez-Cubero incineró los cuerpos de su padre, su madre y sus abuelos paternos –explica Osuna– para dificultar la identificación; y que el hermano rehusó hasta en cuatro ocasiones a hacerse la prueba de ADN, que por cierto, dio un 99,99% de coincidencia con el de Sofía". El juicio para el reparto de la herencia está señalado para el 24 de mayo en Sevilla.

Ejemplares de la ganadería Benítez-Cubero en su finca de Los Ojuelos.

Ejemplares de la ganadería Benítez-Cubero en su finca de Los Ojuelos. Fernando Ruso

Paternidades en tiempos del WhatsApp

En este caso, las pruebas circunstanciales sirvieron para iniciar la demanda de paternidad, que luego se confirmó con las evidencias genéticas. "Antes eran fotos o cartas manuscritas y ahora son mensajes de WhatsApp, en ambos casos son evidencias que dejan poco lugar a la duda", defiende. "Y ya hemos encontrado padres a muchos hijos por WhatsApp, por lo general, de padres que reclaman la paternidad a madres que han tenido relaciones con varios hombres, curiosamente justo lo contrario que antaño", explica Osuna.

"Procuramos, antes de ir a juicio, conseguir el ADN; cuando lo conseguimos y es positivo, es muy difícil, casi imposible, que se pierda el litigio", confirma Osuna.

Y el ADN está en una colilla, unos pañuelos, un chicle, una lata de refrescos o en el hueso de una aceituna. "Ahí entra en juego el arte y la imaginación de los detectives con los que trabajamos", comenta sonriente el abogado. Ellos son, según él mismo reconoce, una pieza muy importante en su trabajo de cazar a los presuntos padres. "Aunque recuerdo que una vez el cliente no se lo podía costear y acabó uno de nuestros abogados –son 18 en su bufete– rebuscando en la basura para conseguir el ADN", asegura entre risas Osuna.

El pañal de los tres millones

Un pañal puede hacer millonaria a una gitana sevillana de 75 años fruto de la relación secreta entre una trabajadora del hogar y un soltero, que al morir legó todo su patrimonio a unas sobrinas. "Ahí, pese a otras pruebas aportadas, fue clave el papel de los detectives", asegura Osuna.

Los detectives Manolo y Ana, que resolvieron un caso de filiación con una muestra de ADN de un pañal.

Los detectives Manolo y Ana, que resolvieron un caso de filiación con una muestra de ADN de un pañal. Fernando Ruso

Los responsables del hallazgo son Manolo y Ana, un matrimonio de detectives sevillanos. Las demandas de paternidad comportan la mitad de casos que entran en su agencia. De forma anónima, con una cerveza de por medio y en un ambiente distendido, detallan a EL ESPAÑOL que han llegado a investigar casos de ilegítimos en la región de Alsacia, en la frontera de Francia con Alemania. También que hay que "tener estómago" para conseguir según qué pruebas, en clara referencia al pañal de los tres millones de euros.

"Como habían incinerado el cuerpo del presunto padre, supimos de la existencia de una tía biológica de la clienta –confiesa la detective–, pero que por su avanzada edad no salía de casa; hasta que después de varios días de guardia, conseguimos el pañal, y con él el ADN". "Nos vale cualquier cosa que tenga fluidos corporales, papel higiénico, pañales, compresas, tampones, preservativos… y nos buscamos la vida, a veces hay que tener un poco de estómago, pero también lo debe tener el técnico de laboratorio que lo analiza", completa él.

Las pruebas que aportan los detectives, que son considerados testigos privilegiados con presunción de veracidad, van debidamente acompañados de documentación gráfica, que refuerzan sus informes. "Así ya le hemos encontrado padre a una veintena de ilegítimos", zanjan.

El Cordobés, la duquesa roja… casos estrella

Gracias a una servilleta Osuna y sus detectives consiguieron que el juez admitiese a trámite la demanda de paternidad del torero Manuel Díaz 'el Cordobés'. "Después de analizarla dio un resultado altísimo, un 99,99 por ciento", explica el letrado. Posteriormente se repitió la prueba en el hospital de Córdoba confirmando la coincidencia y "el juicio no duró poco más de siete minutos".

Manuel Díaz El Cordobés, en plena faena.

Manuel Díaz El Cordobés, en plena faena. Fernando Ruso

—¿Es el de 'el Cordobés' el caso más importante que ha llevado?

—Para mí cualquiera de los caso que llevamos es importante. Sentimos como propios los sentimientos que tienen los clientes, su deseo de que se haga justicia, que se ponga orden donde no lo hay, y esa aspiración es muy noble. Después hay muchos casos que llevan aparejada una herencia y, claro está, también se reclama. Muchas veces al cliente solo le movía la declaración de hijo. Como es el caso de 'el Cordobés', que nunca me habló de dinero.

Muy sonado también está siendo la demanda de paternidad interpuesta por Osuna en nombre de Rosa Bermudo Muñoz, que pretende que le reconozcan el apellido González de Gregorio por ser, asegura, hija de Leoncio, el marido de la duquesa de Medina Sidonia, conocida como la duquesa roja. Dos de sus tres hijos se han negado a hacerse la prueba de ADN y, de no cambiar la situación, el próximo 23 de marzo de procederá a la exhumación de cadáver del presunto progenitor.

"En las exhumaciones se viven a veces situaciones muy tensas, recuerdo un caso en el que el juez llegó a requerir la presencia de las fuerzas del orden en previsión de que la cosa acabase mal; pero en la mayoría de las veces, la cosa trascurre sin problema", apunta Osuna.

Jesús Martín y Juan José Morales, sepultureros del cementerio de Morón de la Frontera (Sevilla) recuerdan la única vez que tuvieron que exhumar un cuerpo para hacerle la prueba de ADN. Fue hace dos años, en la zona noble del camposanto. El finado era Antonio Álvarez Villalón, empresario adinerado del pueblo y conocido allí como 'Bonito en aceite', por ser bien parecido y caer en un trujal. "De familia bien costeada, pudientes con tierras", detallan los enterradores.

Panteón de la familia Álvarez-Villalón en el cementerio de Morón de la Frontera.

Panteón de la familia Álvarez-Villalón en el cementerio de Morón de la Frontera. Fernando Ruso

"Estaban el forense, la secretaria judicial, las partes y nosotros; cuando sacamos los restos, el médico eligió las piezas del sudario y se las preparamos. Es un momento de mucho respeto", cuentan. Tres millones estaban en juego. Otra vez el caso de un señorito y la sirvienta.

—¿Qué parte de verdad tiene el 'Nunca digas de esta agua no beberé y este cura no es mi padre'?

—Curas no, pero llevamos el caso de un solterón que se lo dejó todo a la Iglesia. Tuvo un hijo que no reconoció y que ahora va a conseguir, porque la prueba de ADN es positiva, el apellido del padre y la herencia. Y las instituciones religiosas tendrán que pagar.

Y es que ni la Iglesia se libra de las demandas de paternidad.