Fachada del chalé alquilado por el CNI en Aravaca.

Fachada del chalé alquilado por el CNI en Aravaca.

Corazón

El CNI alquiló un chalé donde se veían Bárbara Rey y Juan Carlos I

La actriz ha relatado cómo eran los encuentros en un adosado que los servicios secretos pagaban con fondos reservados para operaciones importantes.

20 enero, 2017 09:52

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El culebrón de Bárbara Rey y Juan Carlos I continúa. La actriz ha reconocido que se veía con su majestad en un chalé que el antiguo CESID (ahora CNI) había alquilado en Aravaca, un barrio de Madrid muy próximo a La Zarzuela, según publica Ok Diario.

El alquiler de este chalé, un adosado situado en la calle Sextante número 6 de Aravaca, se pagaba con fondos reservados y, según los servicios de espionaje españoles, se utilizaba como centro operativo para reuniones importantes y no para encuentros amorosos de personalidades de alto nivel.

Sin embargo, la actriz murciana asegura que visitó varias veces  ante la llamada de Juan Carlos I este "lugar frío, desocupado y vulgar" donde "el frigorífico siempre estaba vacío", asegura a este diario.

El adosado está distribuido en un garaje subterráneo, por donde entraban tanto Juan Carlos I y Bárbara Rey con su coche para no ser vistos, una planta baja con salón, baño y cocina y un primer piso con cuatro dormitorios.

Bárbara Rey ha asegurado a Ok Diario que no era un lugar exclusivo para ella y Juan Carlos I sino "que iba otra gente, también conocida y de alto nivel". Y entre ellos, se habla de Emilio Manglano, entonces director de CESID.

El chalé fue alquilado en 1991 por la entidad secreta de un espía del CESID que a su vez contrató a una señora de la limpieza para que lo tuviera listo cuando había una "visita". Tenía orden la mujer de llenar el frigo sobre todo con fruta y champange. 

Un operario del CESID mantenía la calefacción y se encargaba del resto del adosado.

Este lugar de "máximo secreto" no contaba con seguridad especial y, según el CNI, nunca fue concebido como el escenario de citas amorosas sino para operaciones concretas. Las palabras de Bárbara Rey lo desmienten.