¡Mujeres bordes al borde de un ataque de ‘zapping’! ¡Sálvese quien pueda! ¡Los hombres, los bichobolas y los niños, primero! ¡Mujerío fino y unido, del que jamás será vencido! Porque, otra cosa no, pero clarísimo tienen desde hace tiempo estas cinco ‘periolistas’ a qué huelen las nubes. Verano telecinqueño y netamente dominical. Bochornoso, no; lo siguiente. Ahí estaban ellas, anoche, luciendo palmito catódico y tontuna a raudales. Juntas, pero no revueltas. En plan ‘compiyoguis’ telebasureras de verano siempre en busca de una nueva manera de hacer ‘telehorrisión’. Es la era del ‘gilimatriarcado’. Del ‘feminecionismo’. ‘Hable con ellas’. Telecinco. El tiempo de los sms estivales. “En verano, también veo Telecinco”, nos obligan a repetir al coger la llamada premio. ¡El horror! ¡El horror! Si Marlon Brando levantar la cabeza…

Sandra Barneda, Rociíto, Alba Carrillo, Mónica Martínez (‘periolista’ y presentadora de altísimos bajos vuelos: ‘Adán y Eva’ y ‘Pecadores’) y Josep Ferré, un palomo travestido que interpreta a una facha llamada Soledad Lorenzo y que, presuntamente, pone el toque de humor a un programa en el que precisamente eso, el humor, brilla por su ausencia. Cinco mujeres de verso en pecho reunidas en fucsia teleaquelarre para machacar, en comandita, al pobre de Feliciano López, tenista de postín al que ‘teletrincharon’ anoche sin compasión. Mujeres bordes, porque ninguna de ellas en realidad quiere estar ahí, obligadas por contrato a machacar al macho alfa de turno. ¡Qué Odín coja confesados a los maridos infames! O cuando el infierno es un lugar repleto de mullidos sillones de colorcito rosa…

“Feliciano conquista más conquistas en el amor que en las pistas de tenis”, y en este plan. Y Alba Carrillo, alardeando de su ex como si fuese un trofeo al que linchar en la plaza del pueblo en que se ha convertido el hecho televisual. “Es él el que la ha cagado”, remata la faena, de forma tan gráfica, Sandra Barneda. Resulta, ahora, que, para ser presentadora, tienes que ventilar tus trapos más sucios en el plató. Es el Viejo Nuevo ‘Periolistismo’.

Rociíto, de profesión: sus casamientos. Se casa Rociíto el 7 de septiembre en Toledo, donde también se casó, en su día, con Feliciano, Alba Carrillo. El ciclo de la vida matrimonial. Unas se casan y otras, se descasan. Eso sí, todas ellas logran contrato gracias a vender su morralla fresca en este ‘Hable con ellas’ que, en ciertos momentos, provoca avalanchas de vergüenza ajena en todo espectador que se cruce en sus camino. Alba y Rociíto. Dos maneras de sacar provecho de su ‘matrimoñada’. Dos boyantes empresas televisuales y alicatadas hasta el mismísimo techo. Cambian contrato por exclusiva. Es la hora de las presentadoras revelación de chichinabo.

Pregunta la voz en ‘off’: “¿Con qué sueñas, Rocío?”. Y Rociíto, que suelta, blanca y radiante: “Lo único que puedo desvelar del vestido, de Aníbal Laguna, es que es una genialidad. Y es elegante. Vamos a dejarlo ahí. Por una vez en mi vida (en clave irónica), lo que va a resaltar en mí es la elegancia. Y lloraré cuando toque”. Pues muy bien, Rociíto. Confiemos en que llegada la hora de llorar, que llegará, no llores tanto ni tan desconsoladamente como Alba Carrillo. Qué llorera la de anoche en Telecinco. Qué hinchazón. Y sus cuatro ‘compiyoguis’ abrazándola y diciéndonos que “detrás de esta imagen de frivolidad” (Rociíto dixit) hay “una mujer y hay dolor”. Llora Alba como mujer lo que no ha sabido defender como esposa de tenista consorte. Y la cosa muta en festival del rímel corrido por culpa del lagrimeo.

“Él me quería mucho y se comprometió, pero no supo entender las renuncias que implica el matrimonio”, confesó Alba, al alba. Y Sandra Barneda nos recordó a todos lo que significa ser una ‘star fucker’: “la que sólo folla con famosos”. Y cayó fulminada una de las dos dj’s. Anunció Sandra Barneda entonces una ‘esquijama party’ antes de dar paso a otra larguísima tanda de anuncios. Y ahí, precisamente ahí, fue cuando miles de telespectadores, empezando por Feliciano López, dimos un certero revés con el mando a distancia en busca de programas algo menos lamentables. Antes de que aquello derivase en un ‘Salvame Deluxe’ sólo para ‘girls’. En resumen: hable con ellas, sí. Pero rece para que no sean ellas las que hablen de usted (de Feliciano, en este caso), porque acabará bastante jodido. Telejuzgado. Lapidado. O sea.