‘Legaña Directo’. Magacín de lo más peculiar. E idiotizante. Superficial. Pitañoso. Programa decano del nuevo reporterismo salchipapa: escapadas, el tiempo, festejos, crónicas en modo blandiblub y recetacas para cocinillas sin complejos facturadas en el restorán de relumbrón de turno. Ahí queda eso. ¡Bufffffffff! Mal, muy mal lo tienen Roberto Leal y su dicharachera muchachada, puesto que los maxilumbreras de TVE pretenden evitar, a toda costa, que los curritos que no entraron por oposición en el programa generen derechos laborales tras encadenar minicontratos por obra y servicio durante años. ¡Qué buitrerío encorbatado!

Ocurre por mantener una televisión pública cuyos gestores prefieren hacer de su capa un sayo antes que comportarse de forma sensata y profesional. Sucede por perpetrar una reforma laboral, la de Mariano Rajoy, que premia la desfachatez del empresario tanto en el ámbito de lo privado como en de lo público. El futuro profesional de casi 60 curritos pende de un hilito rajoyano que, al final, resulta ser un montón de chapapote de lo más crudo. Prefieren hacer la trampa tocomochera en TVE antes que ajustarse a los márgenes de la ley. Toda la solidaridad con ellos, con los curritos de TVE, y con esa situación de mierda en la que se encuentran por culpa de cuatro indocumentados. ¡Ay, quién maneja mi ente público!

Ahora sí. Vamos a ver cuánto da de sí este ‘España Directo’ que, en su día, llegó cargado de polémica por la externalización de su producción y la acusación de ‘plagio’ por parte de los responsables de ‘Madrid Directo’, emitido en Telemadrid. Otro ente público. Y es que, entre ente y ente, se montan duelos a garrotazos con la pasta de todos. Nadie es responsable de nada. La cuestión es tirar la pasta. Y servir de chiringuito al gobierno de turno.

‘Legaña Directo’ es un magacín semiespectral y multiviejuno, aunque se las da de presuntamente modernuqui, además de vespertino, pequeño, peludo, suave; tan blando por fuera, que se diría todo de algodón, que no lleva huesos. Sólo los espejos de azabache de los ojos de Roberto Leal, su esforzado presentador, son duros cual dos escarabajos de cristal negro. La información de interés, objetiva y contrastada brilla por su ausencia en este ‘Legaña Directo’ que llega a nuestras vidas justo después de la emisión de ‘Centro médico’, ese canto (surrealista y repleto de granulomas) a lo televisual entendido como servicio público... ¡e impúdico!

Empezaba ayer una reportera mostrando más de lo indemostrable, con la falda al viento de Levante, dando buena cuenta del temporal que se vive en el mirador del Estrecho. Carcajadas de Roberto Leal ante la visión del braguerío de su colaboradora. De ahí, a la playa de la Concha donostiarra sin transbordos de por medio (27 grados en San Sebastián). Día apacible. “El agua está buenísima”, anuncia la dicharachera reportera. “Yo, de hecho, me voy a descalzar y me voy a meter un poco”. Encasquetan al volapié un publirreportaje sobre la Concha, “una playa que atrapa”. Interés: cero. Pero cero patatero. Hay que estar muy solo y aburrido en esta vida como para meterse cada tarde este ‘España Directo’, y sus croniquillas de chichinabo, en vena y de un tirón.

Roberto Leal. Barbita de eternos ocho días y traje ajustado de ‘men in black’ en época de rebajas. Acentazo andaluz. Desparpajo. Gracejo. Tocaban playas en el día de ayer. Como la de Motril, en Granada. ¡Uyuyuyuy! Poca gente va a bañarse allí este verano, al parecer. Eso no es una playa, sino un despeñadero con vistas al mar. Y de ahí, al hockey sobre ruedas en silla de ruedas eléctrica (valga la redundancia). En Barberà del Vallès. Otra cosa quizás no, pero no resulta nada fácil averiguar por dónde va a tirar esta gente al término de cada reportaje. Cuesta mucho sobreponerse a los sobresaltos de su escaleta. ¿Reto culinario? Desde Villahermosa, en Ciudad Real. Siguen parte de la ruta del Quijote para enseñarnos a elaborar un guiso de morcillas y habichuelas. Imposible no recordar una de las ‘Glosas a Heráclito’, de Ángel González: “(Interpretación del pesimista) / Nada es lo mismo, nada / permanece / Menos / la historia y la morcilla de mi tierra: / se hacen las dos con sangre, se repiten”.

Y, de ahí, a la alpargata. Que está otra vez de moda. Reportajazo al canto desde la alpargatería más famosa de Madrid. ¿Esta España existe realmente? ¿De verdad? ¿Esto es lo más importante que está sucediendo, a cuatro días de otras elecciones generales, en nuestro bendito país? Alpargatas, morcillas, playas, fábricas de tapones de corcho, chorizos, paellas, buñuelos de bacalao, Coque Malla… ¡Qué empacho! ¡Que san Paquito de Sales coja confesados a todos estos reporteros! ¡Y, si es posible, contratados!