Parece que los novios de Irina Shayk no tienen tantos problemas con la madre de la modelo como ella con las de sus novios. Mucho se habló de la tirante relación que existía entre la rusa y Dolores Aveiro, la madre de Cristiano Ronaldo, durante los cinco años que duró su noviazgo con el portugués. Y parece que la historia se ha repetido en su relación con Bradley Cooper.

En enero, cuando se habló de una ruptura de la pareja, también se apuntó a Gloria Cooper como una de las causas de su separación (que se daba casi antes de que formalizaran su noviazgo). Con la relación entre el actor y la modelo más viva que nunca y en un muy buen momento, hemos constatado que Bradley no tiene el mismo problema con su suegra. Eso es al menos de lo que se desprende de las últimas imágenes de la pareja.

Irina Shayk y Bradley Cooper Gtres

Irina y Bradley acudieron el pasado sábado al concierto que Beyoncé ofreció en Los Ángeles. Hasta ahí todo normal. La sorpresa viene después. A la salida, además de ver a Irina intentando taparse la cara, sin ningún éxito, vimos que Bradley no sólo llevaba de la mano a su novia, sino también a su suegra, Olga Shaykhlislamova, en un intento porque la mujer no se separara de ellos entre el tumulto de asistentes al concierto y medios de comunicación, que no eran pocos, ni unos ni otros.

La pareja junto a la madre de Irina saliendo del concierto de Beyoncé Gtres

No sabemos si en el caso contrario, la rusa hubiera cogido de la mano a Gloria Cooper tan cariñosamente como lo hizo Bradley con Olga. Desde luego, durante su noviazgo con Cristiano, fueron varias las ocasiones en las que ambas coincidieron en el Barnabéu, sentándose muy lejos una de otra. Gestos que alimentaron las voces que afirmaban que la relación entre Dolores e Irina era más que tirante. Tampoco la actitud de una y otra cuando no tenían más remedio que coincidir en el mismo plano rebatió nunca estos rumores.

Olga es el pilar fundamental en la vida de Irina y como vemos, guardan un gran parecido. A pesar de la diferencia de altura, los rasgos y los característicos labios son una clara herencia de Olga, que parecía encantada con la compañía de su yerno.