¿El futuro era esto? Pues sí. Parece ser que sí. Esto. La tontuna elevada a la enésima potencia. Y no hay forma de escapar de él. Está a punto de colarse en nuestras casas, si es que antes no lo remedia alguien, la “tele multi sensorial”. Es decir, la televisión como ‘experiencia total’, con los cinco sentidos en acción. Además de con la vista y el oído, también con el olfato, el tacto y el gusto. Se trata de una movida gordísima, como dirían los de Muchachada Nui. Un invento con precedentes (se basa en la tecnología desarrollada por los japoneses y que ha sido adoptada en Hollywood con el denominado cine 4D. Esto sí que es de nota.

¿Os lo imagináis? Poder saborear la improvisada cena que cocinaba la madre de Scorsese en ‘Uno de los nuestros’, en la feliz compañía de Robert de Niro y Joe Pesci. O sentir los arañazos del oso mosqueado que casi se zampa, de una sentada, al pobre de DiCaprio en ‘The Revenant’. Eso, adaptado al formato televisivo nuestro de cada día. Y a la peculiar idiosincrasia de este país. No sé cómo vamos a terminar.

El caso es que anda empeñado un equipo de la Universidad de Sussex, en Brighton, en el sur de Inglaterra, en hacer realidad un sueño que, si lo pensamos bien, no deja de ser una descerebrada soplapollez. Muy ‘british’, sí. Pero soplapollez al fin y al cabo. Me pongo en el lugar de esos investigadores, currelando una jornada completa frente a una pantalla encendida, y apenas doy crédito. En su obcecación tecnológica, no descartan llegar hasta la estimulación sensorial televisiva en tiempo real.

Su meta sería lograr que el telespectador pueda ver el torneo de tenis de Wimbledon, o similar, oliendo la hierba, saboreando las fresas que come tradicionalmente el público e incluso recogiendo la pelota cuando salga fuera de la raya. ¡Madre mía, empiezas viendo deporte frente a su tele, peros acaba haciendo de recogepelotas alérgico al polen y con un empacho de fruta del diez que te lleva, directamente, sin esperar al ‘match point’, al váter! ¡Por favor, pongan fin a este dislate, señores investigadores de Sussex! ¡No investiguen más! Resulta su estudio muy épico e innovador, pero es que no sé yo si en España esto iba a funcionar. Somos un país rarito, como saben ustedes. Y mucho más en materia de televisión.

Ahí van algunos ejemplos. No podríamos soportar, ni cinco minutos seguidos, el profundo hedor a sobaquina que desprende la casa de Guadalix durante cada edición de ‘Gran Hermano’. Ni el pestazo a fritanga de las cocinas que frecuenta, arriesgando su propia vida, el bueno de Chicote en su programa. Eso, por no hablar del olor a pachuli rancio y telebasura del ‘Sálvame Deluxe’. Nos tocaría, para más inri, degustar platillos infectos como el ‘Tigre Come Gamba’ de ‘Top Chef’. Nos acabaríamos bebiendo, como si lo viera, todas las cosechas de ‘Gran Reserva’. O nos daríamos, sin freno, como si no hubiera un mañana, a las pirulas y la fiestuqui con los alegres ‘ni-nis’ de ‘Super Shore’.

No necesitamos más sentidos para ver la televisión. Con la vista y el oído, además del tacto para zapear a conciencia, tenemos más que de sobra.