La basura tecnológica es una preocupación medioambiental.

La basura tecnológica es una preocupación medioambiental. Wikipedia.

Tecnología Reciclaje

Cuando los regalos tecnológicos terminan en la basura

Los 'gadgets' son los presentes que más se agradecen a los Reyes, pero afectan también al medio ambiente.

6 enero, 2016 01:27

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Aunque queda ya poco, estos son días de risas y estrés, de no seguir las rutinas habituales. Los que tienen que guardar un poco la línea comen como si no hubiese un mañana; a los que se pasan todo el año ahorrando parece que les quema el dinero; y los que, en situaciones normales, pensarían en la naturaleza, se conforman con un "bueno, ya reciclaré mañana".

En la noche de este martes han venido los Reyes Magos y son tantos los regalos que se intercambian que son pocas las personas que se toman unos minutos para la reflexión. Porque en este periodo, además de generar miles de toneladas de residuos orgánicos en forma de langostinos que nadie comió, también se acumula otra basura con consecuencias más importantes: la electrónica. Son millones de aparatos que se sustituyen. Y, lo que es peor, también son millones las pilas que se estrenan, se usan y se desechan para probar los nuevos caprichos de estos días. Y lo peor, que muchos de ellos no se volverán a usar nunca.

Reciclando pilas

El consejero delegado de la plataforma medioambiental Recyclia, José Pérez, explica a EL ESPAÑOL: "No cabe duda que la electrónica ha  incrementado notablemente su cuota de participación en los regalos navideños". El problema es, según este experto, que aumentan "las pilas y las baterías puestas en el mercado, pero también el número de dispositivos nuevos que sustituyen a otros obsoletos".

Pese a ello, Pérez se muestra optimista respecto a la respuesta de la sociedad: "El nivel de concienciación ciudadana sobre la necesidad de reciclar, así como el grado de reutilización de materiales alcanzado por la industria del reciclaje, convierten en poco significativo este periodo en lo que se refiere a la generación de basura tecnológica".

El proceso tiene dos partes: qué se aprovecha, por ejemplo, de una pila reciclada y qué facilidad tiene el ciudadano para ayudar al reciclaje. Del primer apartado, Pérez comenta que "el 75% de los materiales de una pila doméstica son reutilizables en nuevos procesos de fabricación". Esto dejaría sólo un 25% de los materiales de dicha pila como residuo, en este caso, controlado.

Respecto a las facilidades de las que se disponen para reciclar, Pérez comenta: "La Fundación EcoPilas (que pertenece a la plataforma Recyclia) dispone de 30.000 recopiladores, a través de los cuales recogemos cerca de 3.000 toneladas de pilas, el equivalente al 35% de las del mercado". Dichas cantidades se encuentran "diez puntos por encima de lo exigido por la normativa".

La lucha por el medio ambiente

Cualquier ciudadano informado tiene alternativas a generar estos residuos. Según Julio Barea, responsable de campaña de Greenpeace España, todo pasa por "concienciarse de que todos somos usuarios activos". Para ello, los ciudadanos han de ser conscientes de que se debe "reducir el consumo, reutilizar productos, y, sobre todo, reciclar". Barea hace un apunte al respecto: "Esto debería ser una premisa básica, en todos los aspectos del consumo, no sólo con pilas y productos electrónicos".

Sin embargo, el problema parece que se acentúa con este tipo de productos. "Las baterías son un contaminante de gran impacto, al disponer de metales pesados que la naturaleza no puede llegar a asimilar", explica Barea, que añade que "es vital llevarlos a un punto de reciclado" aunque es no menos importante tener "un poco de raciocinio y pensar en otro tipo de regalos, como juguetes responsables, que no utilicen pilas, que usen menos plástico, que estén hechos de madera…"

La responsabilidad de los fabricantes

Por supuesto, no es justo que la culpa sea siempre de los mismos. Los consumidores deben ser conscientes de su posición, pero es vital que haya también una mejor praxis de parte de los fabricantes. Greenpeace difundió una campaña en 2010 en la que se podía ver la implicación medioambiental de los principales fabricantes de tecnología de aquellos año.

Barea cuenta al respecto a este diario que "los fabricantes tienen su parte de culpa". Respecto al ranking verde que hicieron, dice, "se valoraban las empresas por su uso de elementos limpios, no tóxicos" y también "por tener plantas que funcionasen con energías renovables". El resultado de dicha acción conllevó que "empresas como Apple, que se encontraba en la mitad del ranking, respondieran, mientras que otras situadas en la cola, como Nintendo o Microsoft, no".

¿En qué consistieron esas mejoras? ¿Habrán afectado al usuario final en las compras de estas navidades? Barea explica cómo han cambiado algunos productos de consumo desde entonces. "Una de las muchas medidas que empresas como Apple aplicaron después de este ranking fue la eliminación de los retardantes de llama que se incluían en las fuentes de alimentación de muchos ordenadores". Dichos cables "contenían compuestos químicos retardantes" y su eliminación produjo "ahorro para las compañías y, al ser muy tóxicos, grandes beneficios para el medio ambiente y para el consumidor, que evitó tener en su casa un elemento cancerígeno".

 ¿Alternativas?

Pero de vuelta al principal mal de estas navidades, el sobreconsumo de baterías, parece que el mercado está lejos de encontrar una solución. Apunta Pérez: "No me cabe duda de que numerosos centros de I+D+i trabajan en una alternativa, pero las pilas tradicionales, en todas sus modalidades, siguen teniendo un uso muy intensivo".

Respecto a las navidades que concluyen este miércoles, Pérez comenta que "es pronto para saber nada" y señala que no se dispondrá de los primeros datos "hasta mediados de enero" aunque "todo indica que las ventas van a aumentar respecto a las navidades pasadas, o al menos, eso es lo que señalan los primeros indicadores".

Como apunte, Pérez reseña que "los nuevos dispositivos aúnan funcionalidades eliminando la necesidad de disponer de varios dispositivos". Con esto se refiere a que "un smartphone es usado como cámara de fotos, para oír música…". "Sigue dependiendo de una batería pero, al menos, sólo una para muchas funciones", enfatiza.

Para Barea, sin embargo, la solución ha de ir un poco más lejos: "El que tiene el poder es el consumidor". "Sus armas han de ser: 'no compro porque no lo necesito realmente, porque contamina, porque perjudica a las personas que lo fabrican, al medio ambiente", concluye.

Mientras tanto, como se apuntaba al comienzo de este texto, un 65% de las pilas y baterías que salen al mercado no se están reciclando. Y del 35% de las que sí llegan a centros de reciclaje, sólo se reutiliza un 75% de los materiales. Un precio algo caro para el medio ambiente para que ese juguete le dé las buenas noches a los niños, ¿no?