Una columna bajo el título genérico de "Fósforo verde" sólo podía comenzar su primera edición con un "Hola mundo". El primer ordenador que utilicé con regularidad, a principios de la década de los 80, tenía un monitor de fósforo verde, era prácticamente idéntico al que aparece ilustrando la entrada de la Wikipedia con ese mismo título, y recuerdo que, siguiendo un pequeño manual, me puse precisamente a crear un "Hola mundo", la primera práctica que todos hacemos para adquirir una mínima familiaridad con un entorno de programación.

Después de ese primer "Hola mundo" han venido bastantes más: otros lenguajes, la primera entrada en mi página personal en 2003, o un LED parpadeante la semana pasada en una práctica de robótica educativa, ejercicio que también se suele considerar un "Hola mundo". El "Hola mundo" es uno de esos tópicos románticos de las Ciencias de la Computación que desafía a quienes creen que no existe el romanticismo dentro de las Ciencias de la Computación. Créanme, de verdad, existe.

Este "Hola mundo" de hoy me gustaría que fuese un contrato con mis lectores, un anuncio de lo que voy a intentar hacer con esta columna que hoy arranca, en este nuevo medio que comenzó hace tan solo unos pocos días. Una columna que aparecerá dos veces a la semana -pronto tendremos bastantes como para llenar un frontón o rodear un claustro- y que intentará deconstruir la actualidad tecnológica, en todo el sentido de la palabra.

La labor de deconstruir consiste en deshacer, aislar o separar analíticamente los elementos que constituyen una estructura conceptual. Tratar de entender esos componentes, y sobre todo, ser capaces de reconocer los sesgos y las influencias que nos llevan a verlos como los vemos. Para ello es fundamental seguir un método científico, que trate de aislar los hechos y de extraer conclusiones a partir de ellos, en lugar de llegar al análisis con una conclusión preestablecida y simplemente tratar de encontrar algún hecho que, sea como sea, le proporcione algún soporte.

La gran verdad es que, a la hora de analizar la actualidad de la tecnología, todos tenemos sesgos, y nos suele disgustar tanto que nos los evidencien como que nos demuestren que son eso, simples sesgos, clichés, influencias de orígenes diversos que no proceden de un análisis real. En el fondo, tan importante es intentar explicar lo que se sabe como tener conciencia de lo que no se sabe.

Esta columna va a pretender precisamente eso: debatir sobre la actualidad tecnológica, sobre el vertiginoso avance de la tecnología y sus consecuencias, tratando de generar una discusión informada y fructífera. Nada más, pero nada menos, en un entorno en el que cualquier comentario sobre un sistema operativo o una app puede desencadenar batallas cuya intensidad rivaliza con las Cruzadas o con la Yihad.

Anticípelo: si todo va bien, esta columna en algunas ocasiones puede que le ayude a explicarse alguna cosa, en otras le irritará, en otras le hará sonreír, en otras le llevará a querer compartirla, y en otras, con suerte, a ver salir chispas que le sirvan para alumbrar otros razonamientos.

Si está dispuesto a ello, bienvenido: creo firmemente que nos lo vamos a pasar bien. Hola mundo: por falta de ganas, no va a ser...