Uno de los balones sobre los que se han reportado fallecimientos.

Uno de los balones sobre los que se han reportado fallecimientos.

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Cinco personas mueren en cuatro países tras colocarse un balón intragástrico

Estos dispositivos están aprobados por las autoridades sanitarias americanas y españolas y se siguen considerando seguros, ya que no se han aclarado las causas de las muertes. 

15 agosto, 2017 11:30

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Que algunos pacientes mueran justo después de recibir un tratamiento concreto no quiere decir que dicho tratamiento sea necesariamente culpable directo de las muertes. Aun así, es importante que las autoridades competentes presten especial atención a estos sucesos si se diera el caso, con el objetivo de solucionar posibles problemas asociados.

Según el diario The Washington Post, un ejemplo reciente de este tipo de fenómenos es el de cinco pacientes que han muerto durante el último año en cuatro países -Brasil, Reino Unido, México y EEUU- en el mes posterior a la implantación de un balón intragástrico para el tratamiento de la obesidad. La FDA, el organismo que regula fármacos y alimentos en EEUU, ha advertido en una carta a los proveedores de atención médica de la incidencia de estos fallecimientos, aunque no ha podido establecer los motivos exactos a los que se deben. 

Dos empresas, tres balones

Este tipo de dispositivos, que también se implantan de forma cotidiana en Europa -España incluida-, consisten en la inserción de uno o dos globos, en este caso de silicona, que una vez en el interior del estómago del paciente se inflan con una solución salina, ocupando gran parte del espacio circundante para disminuir el apetito durante los meses posteriores.

Los que han dado lugar a esta polémica responden al Sistema de Balón Intragástrico Orbera y han sido fabricados por dos empresas estadounidenses diferentes: Apollo Endosurgery, que introduce un solo globo, y ReShape Medical, que introduce dos.

En ambos casos, el procedimiento dura unos treinta minutos y se lleva a cabo con sedación suave,  a través de un endoscopio, con el que se deposita el balón, que se extraerá como mucho seis meses después. Durante todo este tiempo, el paciente también habrá tenido que llevar a cabo dieta y una rutina de ejercicios concreta, para que su peso vaya disminuyendo progresivamente.

¿Qué pudo pasar?

Antes de que cunda el pánico, debe quedar claro que estos cinco casos suponen un porcentaje muy bajo entre todos los globos que han sido implantados en los últimos años.

Concretamente, según un comunicado de Apollo Endosurgery, los cinco casos de fallecidos tras implantárseles este tipo concreto de globo, que fue aprobado por la FDA en 2015 y lleva en Europa desde 2011, suponen un 0’01 % del total y, si se tiene en cuenta que desde 2006 sólo se han dado 21 muertes entre los 277.000 globos similares implantados, la cifra se colocaría de nuevo en torno a menos de un 0’01%.

Por lo tanto, no parece que el dispositivo sea directamente culpable de las muertes, que podrían haberse dado por otras causas.

Por ejemplo, debe tenerse en cuenta que los pacientes obesos, a los que se dirige este tratamiento, pueden sufrir fallos cardíacos con más facilidad, especialmente en intervenciones como ésta, que requieren de la aplicación de anestesia. Además, también aumentan las posibilidades de que la endoscopia dé lugar a efectos secundarios peligrosos.

Todos estos son motivos para que los pacientes deban someterse primero a una serie de pruebas, que demuestren si son válidos para este tipo de tratamientos y, después, si son intervenidos, a un seguimiento médico exhaustivo en busca de posibles efectos secundarios.

Finalmente, los propios receptores del globo deberán ser informados sobre los posibles síntomas de alarma, ya que efectos indeseados como la inflación espontánea o la pancreatitis generan síntomas como fuerte dolor abdominal y de espalda, vómitos o dificultad para respirar.  Si sienten cualquiera de ellos deben acudir rápidamente en busca de ayuda médica, pues un diagnóstico a tiempo puede ayudar a evitar problemas mayores.

Por lo tanto, estos casos son motivo suficiente para prestar atención a la administración de este tipo de tratamientos, pero no deben hacer que cunda el pánico entre la población general. Eso sí, antes de llegar a que estos tratamientos se conviertan en algo necesario, muchas veces hay tiempo de sobra para la prevención. Y es que no hay nada como el ejercicio y la dieta sana para evitar llegar a esto.