La auxiliar de enfermería habría utilizado una vía para inyectar aire a su víctima.

La auxiliar de enfermería habría utilizado una vía para inyectar aire a su víctima.

Salud

Así actúa en el corazón la burbuja que mató a la anciana asesinada en Madrid

Beatriz L.D., la auxiliar de enfermería acusada de acabar con la vida de una octogenaria en un hospital de Alcalá, habría provocado una embolia gaseosa al inyectar más de cinco jeringas de aire por vía intravenosa.

10 agosto, 2017 20:24

El desconcierto se ha apoderado este jueves de Alcalá de Henares y del personal que trabaja en el Hospital Príncipe de Asturias de la localidad madrileña. Una auxiliar de enfermería del centro, Beatriz L.D., ha sido detenida por la Policía acusada de haber matado a una mujer de 86 años que estaba a punto de recibir el alta. Según las pruebas realizadas al cuerpo sin vida de la mujer, la auxiliar le habría suministrado una cantidad ingente de aire con una jeringuilla, provocando una burbuja en su corazón y causándole la muerte.

Según explica Diego Ayuso, secretario general del Consejo General de Enfermería, el aire que puede entrar en nuestro cuerpo humano se sitúa en unos 30 centímetros cúbicos como máximo. "La jeringa grande que los enfermeros manejamos para la sueroterapia suele ser de 10 mililitros. Para provocar la muerte de una persona habría que introducir al menos cinco inyecciones de aire. No es algo casual. Es algo a propósito. Lo que ha hecho es ir a matarla", explica Ayuso.

En terminología médica, este fenómeno se denomina embolia gaseosa. Según asegura este enfermero, consiste en el paso al torrente sanguíneo de un volumen de aire superior al que nuestro cuerpo es capaz de tolerar. "Nuestro organismo es capaz de diluir pequeñas cantidades de aire que se cuelan en él a través de una vía, por ejemplo. Sin embargo, no ocurre lo mismo con grandes cantidades. En ese caso, nuestro cuerpo no es capaz de tolerarlo, el aire se acumula en la cámara cardíaca y provoca un colapso circulatorio fatal", asegura Ayuso.

Los médicos del Hospital Príncipe de Asturias de Alcalá de Henares han visto cierto paralelismo con otros sucesos extraños ocurridos en el centro sanitario en los últimos tiempos, por lo que se ha abierto una investigación. "Lo que se suele hacer en estos casos es investigar los fallecimientos centinela. Es decir, todos aquellos casos que no tienen una causa lógica".

Todos los hospitales tienen la obligación de guardar el historial clínico de sus pacientes durante al menos cinco años. "En Madrid, algunos centros guardan los datos hasta 20 años, por lo que tratarán de averiguar si coincidían las guardias de esta persona con las últimas muertes extrañas ocurridas en el centro", apunta el secretario general del Consejo General de Enfermería.

En cualquier caso, Ayuso hace hincapié en un aspecto que tampoco debe pasar desapercibido para la Policía: "Una auxiliar de enfermería jamás puede manejar una vía venosa. Es competencia del personal médico y de las enfermeras exclusivamente".