La actriz Penélope Cruz tuvo su primer hijo a los 37 años.

La actriz Penélope Cruz tuvo su primer hijo a los 37 años. GTRES

Salud Reproducción

Penélope Cruz y Eva Mendes vivirán más: la ventaja de la maternidad tardía

Un nuevo estudio confirma que la esperanza de vida de las mujeres que tienen su primer hijo después de los treinta años es mayor que la de las que lo tienen más jóvenes. 

8 agosto, 2017 03:24

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La ciencia ha demostrado que tener un hijo a una edad avanzada puede conllevar riesgos tanto para el bebé como para la madre, pero en algunas ocasiones este concepto se exagera, hasta el punto de crear ideas falsas, que pueden llevar a mujeres que son madres tardías -como muchas famosas como Penélope Cruz o Eva Mendes, por citar sólo dos ejemplos- a vivir con miedo su primera gestación.

Pero las tornas podrían cambiar a tenor de un estudio publicado recientemente en Journal of Public Health, que demuestra que las mujeres que tienen a su primer hijo después de cumplir los 30 tienen una mayor esperanza de vida

El mejor momento para la maternidad

Este estudio se une a otro, publicado en 2014, que concluía que las mujeres que se estrenan en la maternidad en torno a la edad de 33 años viven más que las que deciden ser madres antes.

Ambos estudios simplemente establecen una correlación entre la edad del primer embarazo y la esperanza de vida, pero no aclaran cuál puede ser exactamente la causa del fenómeno.

De hecho, no tiene por qué ser algo genético, sino más bien una cuestión meramente ambiental. Normalmente, las mujeres que retrasan la maternidad tienen más estudios y una posición económica buena, por lo que pueden acceder fácilmente a alimentos más saludables y una sanidad de calidad.

Otra posible explicación es que a partir de ciertas edades es más difícil conseguir el embarazo, por lo que podría ser que los genes que permiten concebir a mujeres maduras tengan cierto vínculo con los asociados a la longevidad.

El problema de la edad

Aunque muchas mujeres -sobre todo en países en vías de desarrollo- se convierten en madres antes de los 18 años, en realidad la adolescencia es una etapa complicada para tener hijos, ya que el sistema reproductor femenino no está suficientemente maduro y pueden generarse problemas tanto para el bebé como para la madre.

Del mismo modo, bien pasados los treinta comienzan a aparecer problemas, como fallos en el huso acromático que interviene en la división celular, una menor cantidad de ovocitos de calidad o bloqueos en las trompas de Falopio.

Por ese motivo, la virtud está en el término medio y no se debe tratar de ser madre demasiado pronto ni demasiado tarde.

Lo que parece claro después de estos estudios es que no hay por qué agobiarse con el tema de la maternidad. Las prisas no son buenas en ningún contexto y muchísimo menos en lo que a traer una vida al mundo se refiere. Todo a su tiempo.