Un hombre flota en el agua.

Un hombre flota en el agua. Archivo

Salud Verano

Cinco consejos para disfrutar de las piscinas de forma segura

De vigilar los cambios bruscos de temperatura a bajar por la escalera, distintos consejos mejoran mucho nuestra vida dentro del agua. 

9 julio, 2017 11:08

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En vista de las elevadas temperaturas que de nuevo sacuden toda España, nace la necesidad de buscar todo tipo de formas de aliviar el calor, ya sea en casa con el ventilador o el aire acondicionado o con un buen chapuzón en playas y piscinas.

No todo el mundo puede gozar de tener una playa cerca de casa, por lo que a menudo la única opción es recurrir a las piscinas, ya sean privadas o públicas.

Sin duda es una opción magnífica y divertida para pasar el verano, pero siempre con cuidado. Lamentablemente, es raro el verano que no se salda con algún triste accidente que podría haberse evitado si se hubiesen seguido algunos sencillos consejos.

Cuidado con los cambios de temperatura

Los cortes de digestión son uno de los grandes temores de la temporada estival, especialmente para las madres, que a menudo prohíben a sus hijos bañarse hasta que hayan pasado dos horas después de su última comida.

Y realmente sí que es necesario tener cuidado con los cortes de digestión, pero no exactamente como la mayoría de la gente cree.

Este tipo de accidentes son el resultado de un cambio brusco de temperatura que genera una reacción cardiovascular que a su vez provoca al afectado náuseas, mareos e incluso en algunos casos la pérdida del conocimiento.

Si para colmo la persona en cuestión acaba de comer, buena parte de su sangre se encuentra ayudando a la digestión, por lo que llegará en menor proporción a otras zonas, como el cerebro.

Como resultado, si un niño acaba de comer a 40º a la sombra y se tira de bomba al agua, podría tener este tipo de reacción, pero también si ha pasado las últimas horas jugando y sudando, sin haber probado bocado.

Por lo tanto, la solución no reside tanto en dejar pasar el tiempo después de la comida como en entrar al agua poco a poco, mojando primero las zonas más delicadas, como la cabeza.

No orinar en las piscinas

A pesar de que las piscinas públicas cuentan con vestuarios y baños en los que cualquiera puede hacer sus necesidades, muchos prefieren orinar dentro del agua, dejando que el resultado se diluya discretamente en ella.

El propio Michael Phelps, campeón de natación, reconoció en una entrevista hacerlo a menudo. Sin embargo, más allá de lo escatológico que resulta, también puede ser un hábito peligroso.

Según un estudio publicado por la Sociedad Americana de Química, dicho peligro se debe a una reacción que tiene lugar entre el cloro utilizado para limpiar el agua y la urea, presente en fluidos corporales como la orina.

Como resultado, se puede generar tricloramina o cloruro de cianógeno, ambos compuestos que pueden afectar negativamente al corazón, los pulmones o el sistema nervioso.

Por lo tanto, la mejor forma de evitar esta toxicidad, que puede ser peligrosa tanto para el que comete el error como para quienes le rodean, es salir un momentito del agua y usar los baños públicos, que para eso están.

Mejor por la escalera

Uno de los grandes peligros de las piscinas es la afición de niños y no tan niños a tirarse de cabeza, sin comprobar primero cuál es la profundidad del agua.

Esto puede resultar peligroso por dos razones. Por un lado, podría producirse uno de los mal llamados 'cortes de digestión' mencionados anteriormente, por el cambio brusco de temperatura.

Por otro, podrían producirse traumatismos graves al tocar el fondo en la caída.Esto se extrapola también a playas con rocas o acantilados, en los que una pequeña imprudencia puede salir muy, pero que muy cara.

Los peligros del golpe de calor

Tanto en piscinas como playas o cualquier otro lugar al aire libre, el verano es una época muy peligrosa en lo que a golpes de calor se refiere.

Este tipo de afecciones se dan cuando el calor y la humedad son tan altos que el organismo no da abasto para refrigerarse a través de la evaporación del sudor, de modo que la temperatura corporal se eleva por encima de las tasas normales.

Por lo tanto, la mejor forma de prevenirlo es evitar la exposición al sol durante las horas de máxima temperatura y, además, beber mucho líquido para favorecer la producción rápida de sudor.

Los niños no deben cuidar de los niños

Finalmente, y aunque parezca una obviedad, es necesario vigilar a los niños en todo momento, pues son demasiado pequeños para comprender por sí mismos  todas las medidas de prevención necesarias para evitar accidentes.

Por eso, deberán permanecer vigilados en todo momento por un adulto, pero nunca por un niño de mayor edad; pues, al fin y al cabo, tengan los años que tengan, los niños no dejan de ser niños.

Siguiendo todas estas normas y, por supuesto, usando siempre protección solar, la piscina se puede convertir en una forma divertida, accesible y segura de combatir el calor que aún está por venir. Disfruten del verano.