Una lata de Coca-Cola tiene 10,6 gramos de azúcar por 100 ml.

Una lata de Coca-Cola tiene 10,6 gramos de azúcar por 100 ml. Stefan Wermuth Reuters

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Muy bien, Reino Unido, el impuesto al azúcar funciona

El Gobierno británico gravará los refrescos no light en dos años. Un estudio llevado a cabo en México ha demostrado que la medida reduce la compra de estas bebidas. 

16 marzo, 2016 19:10

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El ministro de Hacienda británico, George Osborne, ha dado este miércoles un disgusto a Coca-Cola y otras compañías fabricantes de refrescos azucarados. Al desglosar sus presupuestos para 2016, ha anunciado que dentro de dos años implantará el llamado impuesto del azúcar, una medida que grava las bebidas con un contenido de más de 5 gramos de azúcar por 100 mililitros: a saber, las versiones no light ni zero de los refrescos y bebidas isotónicas más consumidas. Por poner un ejemplo: según la propia web de Coca-Cola, la versión normal del producto contiene 10,6 gramos de azúcar por 100 mililitros. Por no disparar sólo contra el gigante estadounidense, otro dato: la conocida bebida energética Red Bull te da, además de alas, 11 gramos de azúcar por la misma cantidad de producto. 

Numerosos colectivos, desde los médicos británicos hasta el popular cocinero Jamie Oliver, se han felicitado por la futura introducción de la medida, pero el mejor aval no viene de estas declaraciones, sino de la propia ciencia. La revista BMJ recogía recientemente un estudio que demuestra que esta medida es eficaz, es decir, que consigue lo que pretende, que no es otra cosa que que la gente consuma menos de estos refrescos. 

Un año de observación

El trabajo, un estudio observacional, se llevó a cabo en un país donde el impuesto del azúcar está en vigor desde el 1 de enero de 2014, fecha en la que se subió el precio de los refrescos no light en un peso por litro, aumento correspondiente a la nueva tasa. 

Los autores analizaron el impacto de la medida en el primer año, evaluando los hábitos de un panel de 6.253 hogares de 53 localidades mexicanas. Lo que se demostró es que la medida redujo en un 6% las compras mensuales de las bebidas gravadas con respecto a las esperadas si no hubiera habido aumento de precio. Al mismo tiempo, aumentó la compra de refrescos no afectados por el impuesto en un 4%. 

Al igual que se hará en Reino Unido en 2018, el Gobierno mexicano pretendió penalizar a las empresas fabricantes y no a los usuarios. Es a ellas a quien les carga ese peso adicional por litro de producto pero, comentan los autores del estudio, las compañías lo han trasladado tal cual al consumidor. Poco después de entrar en vigor el impuesto, las versiones no light de los refrescos incrementaban en aproximadamente un 10% su precio. 

Esto ha llevado a una diferencia que subrayan los investigadores, del Instituto Nacional de Salud Pública de México y la Universidad de North Carolina (EEUU). El impuesto del azúcar ha tenido más efecto en las clases socioeconómicas bajas que en las altas. La medida ha sido más eficaz por tanto en pobres que en ricos. 

Hay más datos que deberían alegrar a las autoridades sanitarias británicas: la reducción del consumo aumentó con el paso del tiempo, por lo que lo lógico sería que la medida fuera cada vez más eficaz. 

Reacciones en Reino Unido

El anuncio de Osborne este miércoles ha pillado por sorpresa a los británicos, según Reuters. Se calcula que el impuesto, que tardará dos años en entrar en vigor para dar tiempo a las compañías fabricantes a prepararse, servirá para recolectar alrededor de 500 millones de libras anuales (636 millones de euros), que se destinarán a mejorar los colegios.  

Se da la circunstancia de que el pasado noviembre el Gobierno rechazó una iniciativa similar, lo que hizo a algunas voces acusarlo de favorecer al lobby de las empresas fabricantes de refrescos. 

Estas compañías han notado los efectos de la medida. Las acciones de la empresa fabricante del refresco escocés Irn Bru bajaron entre un 3% y un 5%, mientras que el grupo azucarero Tate & Lyle vio sus acciones caer en un 2%. Coca-Cola Co cayó un 1.3% en la bolsa de Nueva York. 

Mientras estas empresas se lamentaban del anuncio británico, otros lo celebraban públicamente. Es el caso del cocinero Jamie Oliver, que puso un tweet en el que decía: "¡Lo conseguimos, chicos! ¡Lo hicimos! Un movimiento profundo que se extenderá por todo el mundo".

El director del Servicio de Salud Británico (NHS), Simon Stevens, declaró por su parte que la medidas servirá para ahorrar costes a la sanidad británica ya que, indicó, los refrescos son la fuente individual más importante del exceso de azúcar de los menores. 

Además de México, otros países han implantado en distintos grados este impuesto, desde Francia a los países nórdicos, pasando por Bélgica y Hungría. En España, lo intentó en 2013 el Gobierno catalán pero, según publicaron distintos medios, la medida no salió adelante por las presiones del embajador de EEUU.