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¿Qué necesita comer un niño en sus 1.000 primeros días de vida?

Antes de los tres años hay que estar atentos a cubrir, con una alimentación adecuada, las carencias más comunes, como el déficit de calcio, vitamina D y hierro

21 abril, 2016 20:37

Son frágiles y absorben todo por primera vez. La luz, los estímulos sonoros, la leche materna… Todo contribuye a que el organismo de un bebé se vaya formando y su crecimiento sea armónico, tal y como se espera. Niveles de hierro adecuados, de vitamina D, omega 3, potasio, calcio... Cada nutriente ayuda al desarrollo de una parte fundamental del cuerpo del pequeño, desde los huesos al cerebro. Este órgano alcanza el 50% de su tamaño antes de los 3 años, cuando comienza el desarrollo motor y cognitivo. Los cambios de alimentación se introducen en razón de la edad y el sexo del bebé. También de su crecimiento y estado de maduración del sistema nervioso, tracto digestivo y riñones.

Según cifras arrojadas en 2013 durante el Congreso Mundial de Nutrición, el 63% de los niños no ingiere el hierro diario necesario y hasta un tercio presenta déficit de calcio, presente en los lácteos. También es escasa la ingesta de Omega 3 DHA, que sólo llega al 50%. La ingesta escasa de calcio constituye un problema mundial, según el informe Nutrición saludable, huesos sanos (pdf) de la Fundación Internacional de la Osteoporosis. Expertos en pediatría y alimentación infantil coinciden en señalar las leches de crecimiento como un complemento eficaz para prevenir estas carencias y aportar a los más pequeños una alimentación completa y variada en sus 3 primeros años de vida.

Durante ese tiempo, el organismo del niño pasa por tres estadios. El primero es el de tomar exclusivamente leche materna, después llega la alimentación complementaria y luego empieza a comer como el resto de adultos. Este es el punto más delicado, pues si hasta aquí su dieta ha sido cuidada al milímetro, cuando los niños empiezan a comer como el resto de la familia "pueden incurrir en desequilibrios nutricionales que los adultos pasamos por alto", advierte la doctora Rosaura Leis, coordinadora de Nutrición Pediátrica del Clínico de Santiago.

"Antes de los tres años, hay que estar atentos a cubrir, con una alimentación adecuada, las carencias más comunes, como el déficit de vitamina D y hierro", apunta esta pediatra. Incorporar en la dieta una leche de crecimiento facilita de manera sencilla un suplemento alimenticio para cubrir las necesidades nutricionales específicas en esta etapa de la infancia.

El recién nacido y la lactancia

Los pediatras coinciden en que la leche materna es el mejor alimento posible; pero según un informe de la Asociación Española de Pediatría (AEP), un 30% de las mujeres no llega al año, y sólo el 7% alarga la lactancia materna más allá de los 12 meses. La culpa la tienen el trabajo, las largas jornadas laborales, la distancia de casa a la oficina… La doctora Rosaura Leis, coordinadora de Nutrición Pediátrica del Clínico de Santiago, defiende prolongar la lactancia todo lo posible y recuerda que las necesidades nutricionales del niño empiezan antes de su nacimiento: "Las mujeres en edad fértil se deben cuidar y comer bien porque la alimentación del bebé empieza en el vientre de la madre".  

A partir del sexto mes

Los niños menores de un año, lactantes o no, necesitan complementar su alimentación a partir del sexto mes, afirman los expertos. Esto ocurre porque la leche materna no contiene la cantidad suficiente de hierro necesaria a partir de esa edad, clave en el desarrollo cognitivo y motor del bebé. En este punto, los padres empiezan a incorporar el cereal a la dieta. Y más adelante, la fruta, la verdura, el yogur, el pescado y el huevo. En este orden, y siempre por separado, para detectar reacciones adversas, "dejando pasar una semana entre alimento y alimento", apunta Natalia Moragues Fernández, nutricionista miembro de la comunidad Mamicenter. Aquí empieza el camino de "la paciencia y la constancia".

¿Cuándo pasarse a la leche de vaca?

Es una de las dudas más frecuentes de los padres. La leche de vaca se puede empezar a introducir al final de la lactancia, sobre el año de edad, sin desnatar. Según el Instituto Puleva de Nutrición, para completar la dieta del niño se puede optar por leche de fórmula o de crecimiento. "Un vaso de leche de crecimiento -la que se toma a partir del año- puede suponer hasta el 65% de la cantidad diaria recomendada de DHA y el 38% de hierro", dicen sus expertos. 

"Dado que un significativo número de preescolares españoles reciben dietas desequilibradas, el consumo de leches de crecimiento puede ser de gran interés" para completar los aportes vitamínicos a partir del año de vida, según podemos leer en el acta pediátrica Leches de crecimiento en la alimentación infantil (2011), de los doctores Dalmau Sierra y Moreno Villares. A partir de los dos años, la leche y otros productos lácteos son la fuente de hasta el 80% de la ingesta de calcio en la dieta, según el informe Nutrición saludable, huesos sanos (pdf)

Enseñar a comer

Con más de tres décadas de experiencia pediátrica a sus espaldas, Martínez Álvarez insiste en la importancia de "enseñar a comer al niño alimentos de calidad". Para él, tan importante como la tabla de alimentos es empezar a crear hábitos saludables desde edades tempranas. En todo caso, "si existen deficiencias por una alimentación desequilibrada, se debe responder con alimentación variada".

Necesidades nutricionales hasta los 3 años

HASTA LOS 6 MESES:

Durante los primeros 6 meses de vida, el bebé solo necesita tomar leche. La leche materna es la mejor. Se puede recurrir a preparados para lactantes cuando no es posible la lactancia natural .

 A PARTIR DE LOS 6 MESES:

Alrededor de los 6 meses se empieza a dar nuevos alimentos, poco a poco e introduciéndolos en pequeñas cantidades, para que hacia el año el bebé ya haya probado de todo.

  1. FRUTAS: Se puede tomar cualquier fruta (empezar por una e ir añadiendo nuevas para comprobar posibles reacciones adversas). Se puede mezclar con cereales o galletas, pero no mezclar con azúcar, miel, ni leche condensada Se puede ofrecer zumo, recién hecho y en pequeñas cantidades.

  2. CEREALES: Se suele comenzar por los que no tienen gluten (arroz y maíz), y progresivamente con gluten (trigo, avena, cebada y centeno), siempre en pequeñas cantidades. Si el bebé aún toma el pecho, se pueden añadir a la fruta o a los purés; también añadiendo pasta al puré (fideos, sémola, algún macarrón) o dándole a mordisquear una galleta o un trozo de pan.

  3. VERDURAS Y LEGUMBRES: frescas de temporada o congeladas. Se deben cocer con poca agua (si se ahce en olla exprés, se aprovechan mejor las vitaminas y minerales que quedan en el caldo). Se tritura todo con un poco de aceite y muy poca sal. También se pueden mezclar con arroz, lentejas o guisantes. Las acelgas y las espinacas no se deben incluir en el puré antes del año, según recomienda la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición.

  4. CARNES: pollo o pavo (sin piel), cordero o ternera.  El cerdo (partes con poca grasa) se introduce un poco más adelante. La carne se cuece junto con las verduras y se tritura todo para el puré.

  5. PESCADOS: fresco o congelado, blanco o azul. Puede sustituir a la carne en el puré.

  6. HUEVO: Bien cocido. Dos o tres veces por semana. Se debe introducir poco a poco, primero la yema y luego la clara. Se puede añadir al puré o troceado.

 

A PARTIR DE LOS 12 MESES:

Se puede introducir la leche de vaca, pero sólo entera (no desnatada ni semidesnatada). Tomará medio litro al día. La leche de crecimiento o leche tipo 3 es una ayuda útil para complementar la alimentación del niño entre 1 y 3 años.

'¿Qué necesita comer un niño en sus 1.000 primeros días de vida?' es un contenido patrocinado por Instituto Puleva de Nutrición.