Francisco Mulet, receptor español del dispositivo de visión artificial Iris II.

Francisco Mulet, receptor español del dispositivo de visión artificial Iris II.

Ciencia

El invidente español con un chip de visión artificial empieza a ubicar objetos

Francisco Mulet, ciego desde hace más de 30 años, comenzó el ensayo clínico en enero con el dispositivo de visión artificial Iris II.

20 julio, 2017 13:11

El primer receptor español del dispositivo de visión artificial Iris II, como parte de un ensayo clínico europeo con diez participantes, ha empezado a ubicar objetos, cuando se cumple medio año de la implantación del chip de retina, según ha explicado en un comunicado este jueves el Instituto de Microcirugía Ocular (IMO), que participa para probar la eficacia de esta prótesis biónica.

Experiencia de Fancisco Mulet - Chip de retina

En enero el investigador principal del proyecto en IMO, Borja Corcóstegui, realizó la cirugía al paciente Francisco Mulet, invidente desde hace más de 30 años debido a una retinosis pigmentaria. Este mes ha concluido la primera etapa del estudio localizando objetos gracias a la percepción de puntos de luz.

El paciente sigue trabajando para identificarlos progresivamente mediante un exigente programa de reeducación visual, cuya duración prevista es de 18 meses, con posibilidad de ampliarse el seguimiento otro año y medio. El objetivo de que el paciente aprenda a interpretar los estímulos luminosos que recibe y, así, logre "ver" con el sistema de visión artificial desarrollado por la compañía Pixium Vision.

Este sistema consta de una mini-cámara instalada en unas gafas especiales que imitan el funcionamiento del ojo humano y envían la información capturada en forma de infrarrojos a un procesador, el cual permite realizar ajustes de zoom y brillo, entre otros, así como seleccionar diferentes modos de visión.

Los datos llegan al chip implantado en la retina, que, a través del nervio óptico, transmite las señales de imagen al cerebro.

Para sacar el máximo rendimiento de esta tecnología compleja, se trabaja en sesiones semanales de unas cinco horas en las que se monitoriza con precisión la dirección de la mirada del paciente y la activación de cada uno de los 150 electrodos que componen el chip --el triple que modelos anteriores--, mientras realiza ejercicios para distinguir materiales de varias formas y tamaños, con diferentes tipos de contrastes y movimientos.

En función de ello, "los destellos son más o menos numerosos y tienen mayor o menor intensidad", ha explicado Mulet.

El paciente en un paseo de noche por la Font Màgica de Montjuïc de Barcelona.

El paciente en un paseo de noche por la Font Màgica de Montjuïc de Barcelona.

Como el propósito final es mejorar la percepción visual para lograr una mayor autonomía, en estas sesiones en consulta se introducen elementos de la vida cotidiana como vasos, platos y cubiertos. Asimismo, desde mayo, la práctica en IMO se compagina con dinámicas de entrenamiento en la casa y el entorno del paciente, en las que se va seguir incidiendo en los próximos meses.

Asociar lo que ve a lo que es

"En la vida real no todo es blanco y negro, hay muchos colores y matices, y esto requiere una adaptación", ha observado la optometrista Carol Camino, quien añade que el paciente ya hace un buen escaneo y ubica los objetos, por lo que ahora los esfuerzos se centran en ayudarle a asociar lo que él ve a lo que ciertamente es.

Este mes, el paciente ha realizado la primera salida a la calle haciendo uso del dispositivo, en un paseo de noche por la Font Màgica de Montjuïc de Barcelona, por ser un sitio con iluminación para obtener un mayor contraste, y Mulet consiguió diferenciar los distintos niveles de altura de las fuentes y percibir las variaciones del agua.

Lo fabrica una compañía francesa y colabora con centros de Francia, Alemania, Reino Unido y Austria en el estudio, junto al IMO, con los que ponen en común la evolución de los diez pacientes europeos con los que se está testando actualmente la prótesis biónica.