Padrino de Ayuda en Acción Francisco Javier
López-Cancio Valdés

Un rasgo común entre las personas que colaboran de forma estable con una ONG es su deseo de ayudar a las personas que más lo necesitan. Francisco López-Cancio lleva más de tres décadas colaborando con Ayuda en Acción a través del apadrinamiento de niños y niñas en la India y otros aportes a situaciones de emergencia desde que la organización nació a principios de los años ’80.

Este abogado asturiano, que actualmente tiene tres niñas apadrinadas en la India, cuenta con orgullo que fue uno de los “constitucionalistas” de esta organización y que aunque no lleva la cuenta de todos los niños y niñas a los que en este tiempo ha tenido bajo su patrocinio, es consciente de los avances que se han logrado en las comunidades donde la ONG ha desarrollado proyectos.

“En estos años han sido muchos niños y niñas, les recuerdo por sus fotos y cartas, pero no me quedo con una cara o una personita, me quedo con el conjunto”, explica Francisco desde su despacho. “Todos tienen muchos puntos en común y eso es lo que me llega”.

El apadrinamiento es una conexión que va más allá de la donación de dinero. Es un vínculo solidario que permite conocer la realidad de diferentes pueblos a través de sus miembros y su entorno. Y este lazo es la clave para ser consciente de que el aporte, por pequeño que sea, se traduce en un cambio real para la comunidad. Esta certeza de que nuestra donación tiene un impacto es algo fundamental. Aunque las ONG son las instituciones mejor valoradas como agentes que ayudan a paliar los problemas en el mundo, todavía un 20% de la población sostiene que no confía en el destino final de su donación y por eso no aporta, según el último estudio sobre el sector elaborado por Antevenio y GuíaONG.

“Cuando empecé a apadrinar yo no era padrino carnal, ellos eran mis niños, sabía que estaba haciendo algo correcto, sabía que hacía algo bueno por buena gente, por personas indefensas”, continúa Francisco. “Sentía que la vida no podía ser tan injusta y que, aquellos que podíamos, teníamos que echar una mano para que sus condiciones fueran iguales a las de los demás”.

El vínculo solidario que une a padrinos y ahijados se materializa en las cartas que, al menos una vez al año, la ONG se encarga de recopilar y entregar. Francisco cuenta que a lo largo de estos años ha recibido puntualmente cartas, dibujos y fotografías de “sus niños”. “Recuerdo que cuando recibí la primera carta los sentí como hijos”, asegura. En ellas reconocía “el amor hacia su comunidad y el increíble agradecimiento que sienten”.

Más allá del progreso en sus estudios o las actividades en las que participan, estas cartas le han servido para reafirmarse en su labor de padrino ya que, para él, son una muestra tanto del “aprovechamiento práctico y el desarrollo educativo” como de que “les ayuda a sentir que no están solos en este mundo”. “No lo pone literalmente en sus cartas, claro, pero lo percibes”, enfatiza.“Es un sentimiento muy potente. A partir de esa relación inicial con Ayuda en Acción, brotó ese principio que había en mí y que quizá estaba vegetativo, ese que me decía ‘si tengo, por qué no voy a ayudar a los demás’. En este caso, a los más necesitados”.

Con estas palabras el abogado condensa la esencia de lo que para él significa ser padrino: no se trata de que la aportación económica mejore la vida de un niño y su familia, sino de lograr que esa ayuda se transforme en motor de cambio para toda la comunidad a través de la financiación de programas de desarrollo que buscan mejorar la calidad de vida y fomentan la educación y la igualdad.

¿Y cómo se logra este objetivo con el apadrinamiento? La aportación que realizan los socios y socias se envía a un fondo común para la comunidad en la que vive el niño o niña que se ha apadrinado. El personal de la ONG trabaja en colaboración con todas las personas de la comunidad para decidir qué proyectos se realizarán con estos fondos. Al tiempo, se explica a las familias en qué consiste el sistema de apadrinamiento y juntos deciden quiénes participan en el programa. Aunque no todos los niños de la comunidad estén apadrinados, el beneficio del trabajo que se realiza en la zona es para todos.

Sentía que la vida no podía ser tan injusta y que, aquellos que podíamos, teníamos que echar una mano para que sus condiciones fueran iguales a las de los demás.

Apadrina