Opinión

La lucha contra el cáncer

Células cancerígenas vistas con un microscopio.

Células cancerígenas vistas con un microscopio. Pixabay

  1. Opinión
  2. Blog del suscriptor

Un pronóstico de vida incierto, un futuro que no conocemos, por eso nos da miedo, porque es desconocido. Hacemos por norma lo que otros que lo han pasado nos cuentan, por casi robótica sabemos lo que nos supondrá una quimioterapia, por lo que cuentan. El desafío que nos obligan casi por imposición a pasar, una especie de nube negra que jamás creerías que a ti te tocaría, pero llegó y se impuso con fuerza antes tus ojos y tú cuerpo. Sin más salida que esperar a que el milagro de la medicina de una salida. Aquellas salidas que se abren como una baraja de cartas y siempre piensas que el que porta la bata tendrá aquel as en la manga. Dar un jaque mate a la enfermedad. Otras veces la lucha contra el cáncer se reduce a que no hay opción, sólo hay una salida de emergencia donde ves pasar los días, se produce una cuenta atrás desde el mismo momento que se ha diagnosticado un cáncer que no tiene cura, que lo mejor y lo único que queda es sobrellevarlo, pasar los días de la mejor manera posible, darte al tiempo.

Es tan frustrante saber que todos tenemos una fecha señalada en algún lugar de nuestro cuerpo que cuando lo ves de este modo, tan cerca, tan negro, tan sin sentido, porque ¿Qué sería la vida si todos y cada uno de nosotros supiera cuando se va a terminar? Un día más o un día menos, un mes más o menos, pero pronosticado. Esa sensación que tiene el paciente es inexplicable, lo es para todos los que estamos detrás con batas blancas y fonendoscopios, en salas de radiología o preparando las bandejas con las quimioterapias del día.

Parece frívolo desde fuera ese personal sanitario, parece inhumano aquel hombre o mujer que sabiendo una fecha, sigue luchando, parece de ensueño, que un niño que ha perdido su precioso pelo siga sonriendo y con esas ganas fervientes de salir a jugar con los demás niños… ¿Pero cómo si no los que formamos parte de esto íbamos a vivir?

La lucha contra el cáncer no es nada fácil, en ninguno de sus tipos ni para ninguna persona, ni física ni mentalmente, tampoco lo es para aquel enfermero que te ha estado cuidando día a día, ni tampoco cuando llega un punto que el Hospital no puede ofrecerte nada mas, ni una sola salida más y pasa aquel peso a la familia, no todas las familias se ocupan de un padre o madre enfermos, no todos velan por aquella persona que aunque parece que sólo está durmiendo, esta continuamente luchando y peleando, desde el interior, por aquello que tanto ansiamos y no vemos  porque estamos muy ocupados para fijarnos, horarios, trabajo, estudios… vivir, por la vida, por ese soplo que no se repite, vivir.

Es por eso, porque esta vida se escapa y no se recupera, que es tan importante fomentar e inculcar aquellas fundaciones y personas que hacen posible que mientras estemos enfermos, sea cual sea la gravedad, los momentos que pasamos incrustados en una cama o pegados a un aparato, nos hagan esa vida que ha tocado vivir en ese momento, más bonita. Para todos. Por eso es tan importante la investigación en la sanidad, confiar en invertir, luchar por ella, la financiación de estudios, que no tengan que irse nuestros profesionales sanitarios a investigar fuera, para luego traerlo y que ni tan si quiera se haya probado lo suficiente y haya que pedir un permiso al Ministerio para dar aquel tratamiento experimental. Por aumentar las plazas para pacientes muy enfermos, en estudios, no dejar de luchar en ningún momento porque ese soplo de vida no hay nada que lo compre o repita.

¿Qué tenemos sin sanidad? Sin salud no hay nada, no hay dinero, ¿para qué?, no hay amor ¿lo disfrutas? No hay vida. No es justo concluir un caso, sin todo lo que la sanidad puede dar y podemos dar mucho más, hay tanto que investigar, que avergüenza, hay tantas opciones para dar pero la mitad de ellas sin terminar, hay tanto que luchar para poder seguir dando vida a aquellos que en algún momento les impusieron una enfermedad.

El día que todos seamos conscientes que cualquiera de nosotros podemos sufrir un cáncer en cualquier momento de la vida, incluso cuando mejor te vayan las cosas o puede que cuando peor, comenzaremos a valorar y a luchar por la verdadera vida, abrir los ojos para observar lo que realmente merece la pena. Merece la pena vivir por dar a los nuestros y a nosotros mismos una batalla justa. Al final, la lucha contra el cáncer es cosa de todos nosotros.