Opinión

Odiar en paz

Homenaje en Las Ramblas a las víctimas de los atentados.

Homenaje en Las Ramblas a las víctimas de los atentados. Efe

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Déjenme odiar en paz, con insultos y a mi manera. No incurriré en delito porque lo haré en privado y si en mi boca o teclado pronuncio la frase “putos Moros” os pido disculpas de antemano, permitid que mi corazón se haga pequeño y mi inteligencia merme hasta lo más irracional de mí ser.

No moveré un dedo en buscar platos fríos para servir a la ley de talión, porque que esos desgraciados sin alma hayan acabado con humanos llenos de vida no significa que yo tenga que recabar sobre ese amplio colectivo. Eso sí, permítanme expresarme y no guardarme ni un solo improperio, ni una sola repugnancia hacia los agricultores del odio y los ideólogos comerciantes de las semillas del terror.

El rencor engancha porque la aversión hacia un colectivo es muy placentero cuando se cree uno en superioridad moral, lo sé porque lo vengo comprobando en Uds desde hace muchos años. Su ideología poseedora de lo justo les hace ser igual de intolerantes y cortos de miras como los repugnantes islamófobos que con su xenofobia religiosa pretenden solucionar el problema de la desintegración de los valores musulmanes hacia el terror extremo y la imposición.

Permítanme ser un hooligan del extremismo y al menos por unos días sacar mi hostilidad hacia lo incomprendido, quiero expulsar para siempre esa animadversión social que se ha ido transmitiendo por lo bajini en nuestra cultura judeo cristiana hacia el islam, seguramente sustentado en un recíproco interés de seguir en oposición perpetua para convertir a más adeptos en una u otra religión.

No puedo perdonar a quien no me hizo daño directamente, el dolor indirecto es mucho más salvaje porque no admite fácilmente el amor compasivo, al ser un sentimiento etéreo y de carácter social. Es necesario que se desahogue para que no resida en el subconsciente colectivo el cual siempre estará dispuesto a matar en guerras abanderadas por cualquier justificación simple y falsa para paliar los ataques crueles hacia nuestro bienestar.

Lo citó Ghandi hace tiempo: "No dejes que salga el sol sin que hayan muerto tus rencores". Quiero ser igual de hiprogrita (hipocrita+progre) que ustedes, los que insultan a diario a nuestros políticos, repartidores de carnet de fachas, desenterradores del caudillo, amantes de la post verdad, colectivizadores de miseria, agresores verbales y del escrache selectivo.

Hoy se han convertido ustedes en los censuradores de los contenidos, titiriteros de la libertad de expresión y defensores de un mundo global y civilizado el cual siempre han repugnado. No me van a callar: “Me cago en la madre que parió a esos fanáticos islamistas enemigos de una sociedad libre”.