Opinión

Rajoy, Iglesias, Garzón y otras chicas del montón

El Congreso de los Diputados, en una imagen de archivo.

El Congreso de los Diputados, en una imagen de archivo.

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Mariano Rajoy, ese hombre que tiene todo controlado, que tiene un país bien gobernado con todo en su sitio y con la economía creciendo, con el empleo subiendo, el paro bajando, con sus conflictos arreglados y un bienestar alto.

Esto es lo que se debe repetir en su cabeza nuestro presidente del Gobierno, es la música que escucha cada mañana a modo de voz baja que le repite lo mismo constantemente  para que no se agobie, no pierda la calma que le caracteriza, un pasotismo que hasta enfada. Parece decirse: “Me da igual, no pasa nada, y tengo el poder”. Es lo de siempre, pero cada vez es más llamativo. Ese presidente del Partido Popular que fue el único culpable de dar alas a Podemos, alas que han sabido utilizar para intentar subir en un tiempo récord lo más alto posible y que representa un fenómeno digno de estudiar.

Por otro lado, el continuo aparecer en la televisión, mientras que oímos constantemente los famosos vetos que tienen los canales, y aún así siguieron apareciendo, día sí, día también, a todas horas, todos recordamos, incluso, aquel famoso debate en Telemadrid entre Manuela Carmena y Esperanza Aguirre. ¿Por qué? ¿Al Partido de Mariano Rajoy le interesa? Claro que sí. Fueron ellos mismos los que dieron una apertura de puertas a la formación morada, a lucirse, pensar bien lo que ha ocurrido

¿Qué veto han sufrido? Ninguno, han aparecido hasta el aburrimiento. Sin embargo, otros partidos políticos no han tenido ni una oportunidad de aparecer en la pequeña pantalla, no los vemos visto, no les oímos, porque no hay interés de que florezcan, y menos otro partido de derecha y/o centro derecha. No el paripé de Albert Rivera, ¿de verdad son necesarios?, ¿de veras controlan y tienen condiciones con el PP o hacen lo que ellos quieren sin protestar?

Una estrategia digna de la serie de televisión House Of Cards, allí donde Kevin Spacey se convierte en un ser maquiavélico para conseguir dominar la Casa Blanca. No es tan desorbitado pero la manera de pensar es pura estrategia: romper la izquierda, desquebrajarla como ha ocurrido, que el PSOE se parta y que PODEMOS les quite votos, como ha ocurrido. Aún así, no llegan a mayoría absoluta, ¿Ciudadanos? Ya lo hemos visto, ¿Izquierda Unida? Garzón corriendo tras Pablo Iglesias, el camarote de los hermanos Marx.

Garzón, un super economista o eso nos quieren vender, que no aporta nada más que lo de siempre, guerra. Los tres se han convertido en un círculo vicioso, en un ring esperando a que suene la campana para empezar a boxear, Rajoy con su compañero andante y fiel Rivera, Iglesias con su camarada Garzón, comienza el combate y todos los demás miramos el patético de espectáculo de Iglesias a Rajoy: “Corrupción, corrupción y corruptos”. Rajoy a Iglesias responderá: “Venezuela, Venezuela y chavismo”.

A ese nivel tan básico y penoso ha llegado nuestra política, no hay más, unos dicen, otros responden automáticamente como si estuvieran poseídos por un robot recién sacado al mercado por Apple, la última novedad que resuena podrida de antigüedad, odio y rabia que nos contagian a los espectadores.

Esto ya no es democracia, no contamos todos, es una lucha por el poder a sangre fría, las palabras y las estrategias son fundamentales, no contamos todos, ellos mismo sacan el hacha de guerra verbal para hundir al contrario, un día y al siguiente y al otro. Es cansino ver cómo todos se llenan de grandeza intentando vendernos que todos son los únicos salvadores de nuestro país, nuestra sanidad, unidad, empleo… pero por separado.

¿Y cuando les damos la oportunidad? Nada de nada, ni salvadores ni salvados. Pablo Iglesias se hartó de decir y promulgar y prometer, un guerrero con máscara de hierro que pretende mantenerla puesta para engañarnos el mayor tiempo posible, hacer un show con marionetas manejadas por la yema de sus dedos, suavemente, para que no se note. Nosotros somos las marionetas, bastante engaño llevamos de serie con el marketing y las palabras envenenadas que nos regalan en cada campaña, en cada mitin, todos.

Éstas son nuestras chicas del montón que parecieran sacados del mundo de Pedro Almodóvar, las peripecias y desventuras de políticos que llega un punto que sólo te produce risa. Podríamos en un futuro hacer una serie cómica española producida por José Luis Moreno, una secuela de Aquí no hay quien viva titulada Aquí no hay quien gobierne. No hacen falta actores, los tenemos y lo pagamos desde hace mucho tiempo, al menos que nos hagan reír.

Hasta que te das cuenta que con lo que juegan a diario de manera ofensiva es con nuestra educación y la de los que vienen, con nuestra sanidad nuestra y la de nuestros mayores y pequeños, con el empleo del que pasa hambre o no llega a fin de mes, con la vivienda del que no tiene y con la dignidad de todos. Esto es lo que hemos querido y votado, disfrutemos.