Venezuela

En Venezuela no viene el lechero

Unos jóvenes levantan una de las barricadas durante las protestas en Venezuela.

Unos jóvenes levantan una de las barricadas durante las protestas en Venezuela.

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Se atribuye a sir Winston Churchill la siguiente frase: "La democracia es el sistema político en el cual, cuando alguien llama a la puerta de calle a la seis de la mañana, se sabe que es el lechero".

Ayer, 1 de julio de 2017, pudimos tener testimonio grabado, gracias a la valiente actitud de algún ciudadano, de la detención de Antonio Ledesma, uno de los líderes de la oposición antichavista por agentes del Servicio Bolivariano de Inteligencia Nacional (SEBIN). Pudimos tener testimonio de que Venezuela desde hace tiempo dejó de ser una democracia.

Venezuela nace como estado independiente, en 1845, de la secesión del territorio de la Gran Colombia. Esto ocurrió debido al éxito de las operaciones militares llevadas a cabo por Simón Bolívar, fruto de la consolidación en el continente americano, a finales del siglo XVIII, de la ideas del Enciclopedismo y la Ilustración. Los gobiernos de la metrópoli española incentivaron este hecho por la falta de un proyecto integrador para los territorios de ultramar debido a su orientación al centralismo político-económico y a la falta de verdaderos estadistas en dichos gobiernos. La invasión de España por las fuerzas francesas napoleónicas ofreció la oportunidad para ejecutar las aspiraciones independentistas en Venezuela y otros territorios americanos.

Desde su independencia, y por su implicación en el proceso de definición de Estado, Venezuela ha tenido una continua injerencia del sector militar en la función de gobierno, y pocos periodos de gobiernos civiles hasta mediados del siglo XX. Sin embargo, desde 1958 con la presidencia de Rómulo Betancourt se produce una etapa de estabilización democrática con la promulgación de una nueva Constitución.

Con Betancourt se produjo un impulso económico soportado en una fuerte inversión en el sector educativo; una reforma agraria y el desarrollo de la industria petrolera con su adhesión a la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) y el posicionamiento internacional de Venezuela al cesar las relaciones con gobiernos ilegítimos o dictatoriales del mundo, una política conocida como la doctrina Betancourt. Estas políticas, continuadas por sus sucesores, llevaron a hablar de la Venezuela Saudita al convertirse en una de las principales potencias petroleras mundiales.

Sin embargo, el elevado endeudamiento de las finanzas públicas por la caída de los precios del petróleo posteriores a la crisis de 1973 y, sobre todo, la corrupción de los poderos públicos dificultaron la realización de las reformas necesarias para atajar la crisis económica. La recesión supuso la pérdida de confianza en los partidos políticos que habían gobernado Venezuela en los últimos 50 años y la aparición de nuevo de militares en el escena política como el Teniente Coronel Hugo Chaves, que intentó dar un golpe de estado en 1992 y posteriormente ganó las elecciones presidenciales en 1998.

Desde esa fecha, el movimiento político creado por Hugo Chaves, el chavismo y su Revolución Bolivariana, se ha dedicado a eliminar los controles democráticos del Estado para poder perpetuarse en el poder. Para ello se ha apoyado en la confianza y el apoyo de las fuerzas armadas venezolanas de una forma muy similar a los cambios que realizó el Partido Nazi de Hitler en la Alemania de 1933. Como bien saben la historia siempre se repite.

El caso venezolano nos demuestra que la democracia liberal, que volviendo a recordar a sir Winston Churchill "es el menos malo de los sistemas políticos”, no es un sistema político permanente sin la atención de todos los ciudadanos. Sin el afianzamiento y la intransigencia hacia ciertas aptitudes de los poderes políticos como la corrupción o el populismo la democracia liberal se puede derrumbar.

En el momento actual, en el que ciertas fuerzas políticas de la izquierda que en los años 70 estuvieron en apoyo de los represaliados de Argentina y Chile ahora están en apoyo de los represores de Venezuela, las políticas liberales deben extremar la necesidad de difundir la importancia de fortalecer continuamente la democracia. Y con ella sus elementos significativos, como son la separación de poderes, la transparencia, la honradez, etc, como la única forma de que, cuando llamen a nuestra puerta a primera hora de la mañana, sea el lechero.