Congreso de los Diputados

Venezuela y España, realidades paralelas

Incendio durante una de las marchas en Caracas de la última semana.

Incendio durante una de las marchas en Caracas de la última semana.

El 23 de febrero de 1981, nuestro teniente coronel Antonio Tejero (en unión de otros) puso como escarpias los pelos de la mayoría de los españoles en su intento (y de de otros) de torcer la voluntad de los ciudadanos (no pueblo, no ciudadanía, sino los ciudadanos considerados uno a uno y no como masa ni como bloque). Investido de una autoridad que nadie le había otorgado, humilló a la soberanía popular (esta sí como un todo) representada en el hemiciclo del Congreso de los Diputados.

En aquel hemiciclo tres de los 350 representantes de esa soberanía mantuvieron el tipo. De todos es sabida la respuesta de Suárez y la de Carrillo. Y, en lo que vengo a referirme aquí, la de Gutiérrez Mellado, vicepresidente del Gobierno. Los tres hicieron más de lo que les era exigible. Y en ese plus izquierda y derecha (UCD era la derecha) marcaron el sendero de lo que sería el fracaso del golpe de estado. Horas después llegó la alocución del Jefe del Estado y la senda trocó en autopista. Fin de la cita porque no es por señalar pero el devenir de aquella España no era parangonable con el que es de temer de la Venezuela actual.

Sin embargo un video de YouTube lleva mi moral a la altura de los zapatos., No se trata del golpe de estado anunciado por el Líder Supremo Bolivariano Nicolás Maduro convocando a una asamblea constituyente o, directamente, a la revolución contra lo constituido.

… sino el del coronel jefe de la Guardia Nacional Bolivariana (con la de trabajo por desempeñar para impedir que sus subordinados asesinen un día sí y otro también a sus compatriotas) de nombre Vladimir Lugo (Lugo, tener murallas romanas para esto), impidiendo el paso y el ejercicio de las que todavía son sus funciones al presidente de la Asamblea Nacional, también de nombre Julio Borges:

No es por señalar, pero qué diferencia con aquel teniente general español de 1981 apellidado Gutiérrez Mellado.

Aquí retoma actualidad y fuerza lógica el exabrupto del hoy Rey emérito al émulo tras el espejo de Simón Bolívar, aquel cadáver que ignoraba que morir y fracasar es lo habitual, que lo excepcional es matar a los que dices querer salvar: ¿por qué no te callas?