Opinión

Hace 75 años del estreno de 'La señora Miniver'

Hace 75 años del estreno de 'La señora Miniver'

Hace 75 años del estreno de 'La señora Miniver'

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La época actual es una mezcla de ventajas e inconvenientes en lo que a la cinefilia se refiere. Por un lado, es evidente que aunque se sigue haciendo buen cine, se hace en mucha menor proporción que en la época clásica, inmerso en una cartelera donde prima la mediocridad sobre la excelencia. Pero por otro lado, los diferentes medios, plataformas y soportes, nos permiten refugiarnos en las grandes obras del cine fácilmente, sin esperar a su exhibición en lugar alguno y recuperándolas cuando queramos.

Dicho lo cual, y no estando mal hablar de los últimos estrenos, por qué no dedicar un espacio a repasar, en unos casos, y descubrir, en otros, obras fundamentales del cine, elaborando un canon, con orden y concierto.

Pues bien, esto me propongo hacer de ahora en adelante, y con periodicidad mensual, situarme 75 años atrás (que es una cifra redonda, propicia para las efemérides) y comentar el estreno más interesante del mes correspondiente.

Empezando con lo ya dicho, hace 75 años, concretamente en junio de 1942, se estrenó La señora Miniver, un filme sobresaliente, un clásico sin discusión, que traspasa el mero hecho fílmico en base al momento en que fue realizada.

Cuando William Wyler recibió por parte de la Metro Goldwyn Mayer el encargo de realizarla, EE.UU. todavía no se había involucrado plenamente en la II Guerra Mundial, ya que aún no se había producido el ataque a Pearl Harbor. Pero el director, declarado antinazi, vio una oportunidad propagandista de ensalzar la resistencia civil del pueblo británico frente a los bombardeos nazis.

Para llevar esto acabo, la materia prima que se utilizó fueron unas historias cortas publicadas en The Times donde se glosaba el devenir diario de una familia de clase media acomodada en el extrarradio londinense y sus peripecias frente a los bombardeos alemanes.

En lo que se refiere a la película en sí, y sin negar su efecto propagandístico, y la intención de posicionarse claramente frente a lo que estaba pasando en Europa, el filme es extraordinario y en él conviven diversos géneros y estilos. En esta obra hay lugar para un inicio propio de una comedia a medio camino entre Lubitsch y Hawks. A esto le sigue una historia de amor cuya originalidad viene dada por un discurso audaz, y que sobrevuela toda la película, sobre las diferencias de clase. A continuación llega la abrupta irrupción de la guerra en la vida de los protagonistas, donde heroísmo y valentía se mezclan con incertidumbre y miedo. Por último, y para concluir, un final emotivo, bien resuelto y lleno de significado. Si a todo esto lo rodeamos de unas grandes interpretaciones, y unos personajes secundarios fundamentales y cargados de contenido (especialmente en el caso de Teresa Wright y Henry Travers) nos encontramos con una obra magna que conecta con la encrucijada por la que estaba pasando el mundo en aquellos mismos instantes.

Greer Garson, su protagonista, está espléndida. Bella, elegante, serena, pero decidida si es necesario, la actriz británica borda el papel, acompañada por un Walter Pidgeon siempre solvente, muy en un estilo Cary Grant. Pero por encima de todo está la mano maestra del director William Wyler, que sin demasiado presupuesto, y adaptando unos bosquejos costumbristas, consigue realizar la que fue la película del año, y mantener un pulso narrativo y un sentimentalismo comparable a las mejores películas de John Ford, cuya influencia veo en esta cinta.

Al final, todo acabó bien, el pueblo británico resistió el asedio nazi, la película logró los Oscars más importantes de ese año (seis estatuillas en total), Greer Garson conoció en el rodaje al que sería su marido (y que, oh cielos! hacía de hijo suyo en la película), el film dio pie a una secuela posterior (eso sí con muy poco éxito) y Wyler un autodeclarado antifascista que ya apoyó a la España republicana durante la Guerra civil, pudo sentirse satisfecho al contribuir, con esta película, a la intervención norteamericana en la guerra.

Lo mejor del cine clásico, al servicio de unos nobles ideales.

Nos vemos en julio… de 1942.