Opinión

Z, la ciudad perdida

Fotograma de Z, la ciudad perdida.

Fotograma de Z, la ciudad perdida.

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Hay algunas cosas que no acierto a entender sobre la percepción que se tiene de esta película. Su director, James Gray, es uno de los grandes del cine norteamericano contemporáneo, las críticas que ha recibido por parte de los especialistas son generalizadamente positivas, la opinión del público es buena aunque tendente a cierta tibieza (un 6 de media en FilmAffinity) y la taquilla en nuestro país digamos que está siendo correcta.

Por consiguiente: ¿qué es lo que me choca? Cierto es que no hay nada que mancille especialmente la calidad y logros de esta cinta, pero lo que realmente me produce sorpresa es la ausencia de lo superlativo en todo lo que leo y oigo, sobre un film que para mi verdaderamente lo es, y que en mi opinión, constituye una de las obras magnas del cine de los últimos años.

Estamos ante una película de aventuras, rara avis en el cine actual, pero que es mucho más que una película de aventuras. Z. La ciudad perdida es sobre todo un viaje a lo más profundo del ser humano, una historia donde la pasión, el sacrificio, la curiosidad, el honor, la familia, el atrevimiento, la lealtad y la propia realidad histórica, son abordadas con profundidad y sin rehuir el conflicto en cada uno de los casos. Y es que bajo la apariencia de cine de aventuras lo que realmente se nos descubre es la odisea de un personaje que pretende quitar vendas, buscar gloria y honor, encontrar la verdad y perseguir un sueño, tan noble como lleno de obstáculos, tan loable como controvertido, tan elevado en lo moral como desgarrador en lo personal.

La película nos narra la historia, verdadera, de un hombre, el británico Percy Fawcett, y su sueño por encontrar en el interior de la selva amazónica una civilización perdida y la legendaria ciudad en la que habita. Un ideal que le enfrenta a los riesgos propios de sus expediciones, al abandono en que tiene, casi de forma perenne, a su mujer e hijos, y a la incomprensión de una sociedad que no puede asimilar la posibilidad de que exista una civilización avanzada en medio de la selva. Entre medias, su intento por restablecer un honor familiar roto por su padre, una carrera en el ejército a contracorriente de todo, y la participación en la Primera Guerra mundial, concretamente en la batalla del Somme, probablemente la batalla más cruenta y que más vidas se llevó en menos tiempo en la historia contemporánea, mostrada en toda su crudeza por el director, pero al mismo tiempo enseñando el lado más honorable del ser humano.

Todo ello es trasladado a la pantalla con pulso maestro, y evocando lo mejor del cine clásico, con los medios del contemporáneo, por el director James Gray, que nos muestra un retablo, lleno de ensoñaciones y verdades, honores y miserias, dramas y grandezas.

El peso interpretativo del film lo lleva un superlativo Charlie Hunnam (su voz en versión original es de las que no se olvidan), con una presencia portentosa, en un papel de héroe íntegro y rebosante de personalidad que empequeñece a actores de igual perfil (como Brad Pitt con quien a veces se le compara y al que supera con amplitud). A su lado, un extraordinario Robert Pattinson, en su mejor papel hasta la fecha, y una gran Sienna Miller, todos ellos acompañados de un plantel de secundarios incomparables.

El film es de una profundidad que emociona, un interés que engancha, un ritmo que te arrastra, en un contexto histórico apasionante tratado de la mejor forma posible. Una película que no ha tenido nominaciones a los Oscar, ni premios relevantes, ni ha sido situada por los críticos en ninguna lista de las mejores del año, ni sus actores han sido premiados en festival alguno, pero que yo, desde este modesto púlpito, no puedo por más que recomendar con vehemencia panfletaria, advirtiendoles del grave error que cometerían si dejasen de ver esta película, esta obra maestra, de la que tras su visionado no puedes salir igual que como entraste.

NOTA 10/10