Opinión

La justicia de los injustos

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Se ajusticia a tiros a un violento delincuente que, a pesar de su juventud, se jactaba de haber ejecutado cuasi impunemente todos los delitos contra la propiedad tipificados en nuestro Código Penal y alguno contra las personas de paso.

El patrimonio de este delincuente se estima en unos 50 millones de euros, sí, leen bien, un millonario delincuente que jamás hizo otra cosa que robar es capaz no sólo de permanecer en libertad, sino además de disfrutar su botín con total impunidad e insultante descaro.

Una lista de detenciones abundante y un respeto ganado a fuerza de coacción y amenaza al estilo de los grandes capos parece ser el currículo necesario para convertirse en España en un joven millonario que se burla de la justicia, justicia que genera dudas razonables en cuanto a su eficacia, y lo peor, en cuanto a su constitución como fuente de respeto y equidad de una sociedad democratizada.

Existe un ordenamiento jurídico diferente al que nos mantiene atados al orden y la ley a los ciudadanos de bien. Ese derecho de delincuentes usa la ley del Talión y establece como principios básicos el miedo, la envidia, la coacción y la venganza.

Mientras tanto, no hay luto entre los que vemos a la ley como fundamento de nuestra convivencia aunque si sentimos que en nuestra sociedad hay malos que mueren en manos de otros aún peores, y estos siguen viviendo en injusta libertad.