Opinión

La Desmemoria Histórica

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La memoria es selectiva, podemos conservar ciertos sucesos y olvidar otros y al mismo tiempo construimos nuestros recuerdos, al menos eso nos dicen los neuropsicólogos, aunque desde la literatura y para Gabo, recordar es fácil para el que tiene memoria y olvidar difícil para el que tiene corazón.

Hablando de recuerdos y de olvido, nos viene a la memoria la reciente proposición no de ley del Congreso de los Diputados mediante la que se solicita al Gobierno exhumar los restos del dictador Franco que plácidamente descansan en lugar sagrado, junto a los más de 33.383 cadáveres que allí reposan, de los cuales 12.410 aún están sin identificar, constituyendo así la mayor fosa común de España.

Son víctimas de un golpe de estado que acabó con una guerra que a diario todavía se recuerda en muchos hogares a pesar de ser estudiada durante generaciones como “Glorioso Alzamiento Nacional” en los libros de texto hasta que la democracia comenzó a asomarse a las aulas. A pesar de contar con la Ley de Memoria Histórica e incluso con la proposición no de ley ya mencionada, la situación sigue igual, vuelve el pobre a su pobreza, vuelve el rico a su riqueza y el señor cura a sus misas, como cantaría Serrat, mostrando que lo verdaderamente importante no es la ley en sí sino la voluntad política.

En muchas ocasiones no se vislumbra esa voluntad, permitiendo que las normas queden envueltas en una cortina de humo, situándolas en el ante infierno de Dante, reservado a la indiferencia. Pero además de esos 12.410 cadáveres, muchos de los cuales vieron el final de sus vidas en las tapias de los cementerios vecinos, continúan muchos otros enterrados en cunetas y barrancos, 114.000 personas desaparecidas, fruto de la barbarie y la masacre. Otro ejemplo de falta de voluntad lo podemos encontrar en la incapacidad política de encontrar un texto para una placa conmemorativa por los hechos luctuosos perpetrados en la Plaza de Toros y en las tapias del cementerio de Badajoz donde se masacró a una cantidad de personas que por no haber no hay ni acuerdo respecto su número exacto, quienes también sufren la indiferencia.

De hecho, el PP ya ha manifestado su voluntad en más de una ocasión afirmando no hay que remover el pasado o que algunos se acordaban de sus padres dese que había subvenciones para encontrarlos, mostrando una falta de sensibilidad hacia quienes perdieron a sus seres queridos a la vez que se mantiene la paradoja que representa el Valle de los Caídos, en donde comparten el mismo espacio los represaliados y el dictador, a pesar de ser éste, el único que no cayó por España, pero con la Iglesia hemos topado, amigo Sancho.