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El error Ciudadanos y el ejemplo italiano

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Cada día que se acerca más la muerte por votación del PSOE tengo más claro el error que ha cometido Cs eliminando las referencias más izquierdistas de su ideario, orientándolo más a captar la simpatía del votante de centro derecha que la del centroizquierda.

A la espera de ver si del finado surge una opción de verdadero centro izquierda socialdemócrata europeo, nacional, europeísta y moderna, o un PASOK agonizante, Ciudadanos podía haber jugado otras cartas. Hablemos para ello primero del Partido Democrático. Tras el inicio del proceso Manos Limpias en 1992, en pocos años el sistema político de partidos de Italia estalló por los aires, haciendo que dos años después desapareciera el histórico Partido Socialista Italiano. En 1991 también implosionó el poderoso Partido Comunista Italiano (PCI), asumiendo el fracaso del sistema comunista, transformándose en Partido Democrático de la Izquierda y adoptando un ideario acorde al socialismo democrático europeo, llenando de este modo en parte el hueco que dejaba el PSI en el centro izquierda.

En 2007, siguiendo la senda que habían marcado las coaliciones de centro izquierda que se venían formado en cada elección desde los años 90 (El Olivo y La Unión principalmente) de cara a hacer frente a un Berlusconi en su apogeo político, se creó el Partido Democrático (PD). Ésta formación fue fruto de la unión de los socialdemócratas herederos del reciclaje del PCI, pero también de los democristianos progresistas de La Margarita de Francesco Rutelli y Romano Prodi y diversas formaciones de corte centrista, socioliberal y de izquierda cristiana. Mientras, en todos estos años se han ido sucediendo pequeños partidos herederos del PSI que nunca han salido de la irrelevancia; el actual es un socio menor del PD.

El partido del admirado Mateo Renzi de Albert Rivera es el partido hegemónico del centroizquierda italiano, sí, pero con un perfil más socioliberal, o liberal progresista, que de raíz puramente socialdemócrata en el sentido clásico como lo pueden ser los demás partidos europeos de su franja ideológica.

Tras las elecciones presidenciales francesas y el paupérrimo resultado obtenido por el Partido Socialista, y a falta de lo que ocurra en las legislativas de junio, el presidente electo Macron y su movimiento parecen haber emprendido la misma senda del liberalismo social y progresista como alternativa de centro izquierda a una moribunda socialdemocracia que no da respuestas a la ciudadanía.

Ciudadanos debía haber optado por algo similar. En vez de apostar, bien fuerte y con gran valentía por cierto, por un perfil puramente liberal en un estilo más [centro]europeo, difícil de explicar en estas latitudes e identificado socialmente, por muy progresista que se diga, como un sucedáneo de centro derecha (tal como precisamente se identificó a UCD y, sobre todo, al CDS de Suárez, modelo que tanto alaban desde la formación naranja), podía haber jugando las cartas ‘a la italiana’. ‘A la francesa’ quizá en función que lo que ocurra en junio.

Con un PSOE moribundo (como el PSI en su día; como el PS en palabras de Manuel Valls), tenía la oportunidad de haber reunido bajo su paraguas a todo un entorno político cómodo tanto con las ideas del liberalismo progresista o socioliberalismo (lo que ha hecho), como con las de la socialdemocracia sensata, e incluso la democracia cristiana progresista. Con estas alforjas ideológicas emprendía un viaje al que se podían haber unido tanto el votante de un PSOE a la deriva y sin ideas ni ideología claras, como el de centroderecha harto del PP, de su corrupción, su inacción y su chantaje de “o yo o el caos”. El camino de Ciudadanos al poder estaba más cerca de la vía italiana que la vía nórdica. El tiempo dirá el acierto o desatino de esta elección.